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La Gomera: de aquí partió Cristóbal Colón

La Torre del Conde en San Sebastián

LA GOMERA AHORA

Quiso la mitología que a las Islas Canarias se las bautizara como las Islas Afortunadas. En el Atlántico, como las siete colinas de Roma, emergieron siete volcanes y entre ellos, la isla donde se inició el viaje que cambió el curso de la Historia Moderna: La Gomera.

Año 1492. Cristóbal Colón llegó a La Gomera tras haber partido el 3 de agosto desde el puerto de Palos, en Huelva. A bordo de tres navíos, pretendía llegar a las Indias a través de una novedosa ruta que circunvalara aquel mar temido, que no era otro que el océano Atlántico. En aquellos tiempos, la capital de la isla canaria de La Gomera, San Sebastián, era conocida por algunos navegantes como Villa de Palmas por el extenso palmeral que daba la bienvenida a todos los que arribaban a esta isla.

Su bahía estaba considerada la mejor de todas las islas y, además, era el puerto más seguro. Cristóbal Colón era conocedor de estas cualidades y a la Señora de la isla, Beatriz de Bobadilla, la debió conocer cuando ambos residían en la Península junto a los Reyes Católicos. En La Gomera el Almirante encontró todo lo necesario para avituallarse y tomar el agua con el que reponer tanto a sus naves como a sus hombres de a bordo. La calidez de los habitantes de la isla y la bonanza de su clima fueron determinantes para Colón, quien regresó en dos ocasiones más a La Gomera, en 1493 y en 1498.

Finalmente, el 6 de septiembre de 1492, partió el Almirante de La Gomera hacia las Indias, llegando el 12 de octubre a tierra firme. Había descubierto un nuevo continente: América. Desde entonces, La Gomera quedó nombrada en la Historia como la Isla Colombina y hoy podemos rastrear las huellas del paso de Colón por la isla a través de varios monumentos.

San Sebastián hoy en día es una ciudad de apenas 9.000 habitantes que sigue viviendo al abrigo de su bahía y entre profundos barrancos de una belleza extraordinaria. Recorrer sus calles es revivir los tiempos en los que Cristóbal Colón convivió con sus habitantes, contemplando sus históricos monumentos levantados en aquellos tiempos de leyenda donde, según la tradición, se forjó la historia de amor entre la Señora de la isla, Beatriz de Bobadilla, y el Almirante.

La Torre del Conde es la fortaleza militar más antigua conservada en Canarias. Fue construida en torno a 1450 por el primer Señor de La Gomera, Hernán Peraza, y tenía como objeto la defensa ante las posibles revueltas de los indígenas gomeros. Sus paredes fueron testigo del refugio de Beatriz de Bobadilla en 1488 tras la sublevación de los aborígenes isleños y también, por qué no imaginarlo, de algún furtivo encuentro entre la Señora y Cristóbal Colón. Hoy es uno de los monumentos más visitados de La Gomera y conserva en su interior una interesante exposición de cartografía histórica. Un buen lugar para comenzar este particular viaje del descubrimiento.

Muy cerca de la Torre, al comienzo de la calle Real o del Medio, se encuentra la casa de la Aguada o de la Aduana. En su origen, esta histórica vivienda fue la primera casa de los Señores de la isla. En su interior se conserva un pozo cuyo origen se remonta al siglo XV junto a una cartela que reza: “Con esta agua se bautizó América”. Efectivamente; cuenta la tradición que fue de este pozo del que Cristóbal Colón tomó el agua que llevó al Nuevo Continente en el Viaje del Descubrimiento. Sea como fuere, el pozo de la aguada es uno de los testigos más importantes del pasado colombino de San Sebastián.

A escasos 200 metros de este lugar nos encontraremos con la iglesia de la Asunción, un verdadero museo de arte sacro donde, según la tradición, oró Colón. Bien es cierto que el Almirante conoció la primitiva ermita erigida en el mismo lugar, pero es tal el valor histórico de sus muros –acaso uno de los primeros testigos arquitectónicos de Canarias- que el recuerdo colombino sigue intacto en sus paredes. Esculturas de los siglos XVI, XVII y XVIII conviven con importantes pinturas y retablos y donde, si nos acercamos a la capilla del Pilar, descubriremos un fresco que nos cuenta la historia del ataque pirata del inglés Charles Windham a San Sebastián en 1743.

Nuestro recorrido finaliza con dos edificios significativos: la ermita de San Sebastián y la llamada Casa de Colón. Los orígenes de ambos se remontan al siglo XVI y son fiel testigo de aquellos tiempos en los que la capital era uno de los principales centros sociales y económicos en el tornaviaje americano. La ermita custodia la imagen del patrón de la ciudad y la Casa de Colón es un centro de exposiciones donde arte y tradición confluyen. Sean bienvenidos a La Gomera: de aquí partió Colón.

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