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Miriam G.A. El punto de inflexión

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Cuando leí a Miriam G.A. la primera vez, me recordó a mi yo de hace al menos veinte años. Ese espíritu de revolución, de escribir para transmitir, de reflexión, como lo traté de hacer, en el Periódico Universitario. No obstante debo decir que jamás logré esa soltura de la que ella es poseedora absoluta. Cada artículo sorprende más, anoten este nombre, porque dará mucho de qué hablar y da igual cuándo leas esto. Miriam marca una forma de reflexión, que al menos a título personal no había leído en alguien tan joven, traspasa la frontera de decir las cosas de una manera brillante, elocuente, que no pasa inadvertida a quien la lee. Ella tiene marca de agua en las letras, se reconoce, como una voz peculiar, cuando escuchas la radio, o una canción. Ese distintivo, esa originalidad, la singularidad de Miriam G.A. la convierte en ese punto de inflexión que quería sentar en mi Chester. Bienvenida Miriam G.A., no abandones nunca ese don y ese espíritu inaudito para contar a tu manera las cosas. Deseando leer tu libro Lugares de nadie que seguro se convertirá muy pronto en los lugares de todos. Que en la vida nadie silencie jamás tanto talento para contar, y que pronto volvamos a sentarnos para seguir escribiendo caminos invisibles, y al mismo tiempo habitados, entre tormentos y tormentas. Ese rayo que no cesa.

¿En pocas palabras quién es Miriam G.A.?

Creo que todas las personas nos hacemos esta pregunta en algún momento de nuestra vida, quién soy yo y, por tanto, quiénes son el resto. A día de hoy, me lo sigo preguntado y cada día que pasa, construyo una nueva respuesta. Puedo decir que llegué al mundo una madrugada entre los sollozos del cielo y los truenos que rompían a mi madre, nací peleando por la vida, y aquí sigo, con el mismo propósito pero con más años. Desde que nací me identificaron con un nombre y una identidad, me indicaron mi género por mi órgano sexual y, poco a poco, culturalmente terminaron de definir el resto.

Y aunque me encanta mi nombre y me siento identificada con él, sigo siendo esa chica a la que a menudo, simplemente, llaman, porque un nombre no define una cara, un nombre no define un sexo, y un nombre mucho menos define a una persona. Por lo que si tuviera que decir hoy quién soy, diría que me llaman Miriam y que sigo descubriéndolo. Eso sí, a veces es complicado hacerlo en un mundo lleno de tormentos y tormentas, por suerte nunca he temido estas últimas, dicen que nací con una dentro.

Hace algún tiempo preguntaba a todos los entrevistados cómo llevaban la Covid-19, este escenario de nueva normalidad, a ti te preguntaré: ¿Crees que la Covid-19 aportó algo a nuestras vidas, algo desconocido o somos los mismos que antes?

Quiero pensar que tras la pandemia somos mejores que antes, valoramos los pequeños placeres como: observar la sonrisa de aquellos que amamos, compartir un abrazo con quien ahora nos falta o entender los silencios detrás de las personas que viven a nuestro lado. Pero estos pensamientos, a veces, se disipan entre otros menos positivos, porque es cierto que el ser humano tiende a repetir errores. La mayoría de nosotros, nos vemos absorbidos por la rutina de nuestro día a día y aquellas cosas que empezábamos a valorar, quedan relegadas a un segundo plano entre lo frenético de nuestra vida. Aun así, mi valoración general es optimista y se decanta porque la Covid-19 nos tapó la boca, pero en muchos casos, nos abrió la mirada. Que desde lo terrible que se vivió, empezó a florecer un nuevo escenario antes desconocido, donde cada uno de nosotros se volvió el centro de nuestra vida y que nos mostró la importancia que tiene saber con quién y cómo compartirla.

¿Cómo llevas la erupción del volcán que azota la isla? Qué reflexión nos puedes aportar…

Creo que no hay una buena o mala manera de llevar la erupción volcánica, simplemente, hay días mejores y otros peores. Hay días que se vuelven semanas y semanas que parecen durar meses. Días en los que no te apetece salir de la cama y días en los que el mundo te recuerda que debes seguir luchando. Pero esos días, mejores y peores, pasarán y vendrán otros, porque como he dicho, somos nuestra historia, y la escribimos cada día. Y aunque ahora mismo las páginas de esta sean bastante dolorosas para toda persona palmera, se sucederán otras que nos mostrarán, nuevamente, el verde floreciente de nuestra amada isla bonita.

Así que la reflexión que me llevo de todo esto es quizás muy simple, pero no por eso deje de ser menos cierta, estas tragedias nos demuestran que, al final, lo material siempre se va, se olvida o se pierde y lo que queda, lo que nos acompañará siempre, son los recuerdos y las personas que los vivieron.

Fuiste alumna de la Escuela de Danza y de la Escuela Municipal de Música desde que eras una niña. Imagino que marcó un camino y una forma de vivir…

Siempre he pensado que todas las decisiones que vamos tomando en nuestra vida van dibujándonos un camino invisible que recorrer cada día, por lo que no tengo dudas de que, ambas escuelas, han marcado quién fui y quién soy. El ballet me enseñó a levantarme de cada caída, a ser perseverante y no ceder ante el dolor físico. Por su parte, la música me demostró que la soledad no existe para quien sabe escuchar el silencio y que ciertas voces te acompañan siempre.

En 2019 obtienes una Beca de Jóvenes Talentos en la Escuela Contemporánea de Humanidades en Madrid. ¿Cómo fue la experiencia?

Fue una experiencia y una oportunidad maravillosa, recibí clases de la mano de profesores de la talla de Alejandro Gándara, Los Torreznos o Lara Moreno, un gran abanico dentro del arte y la literatura que me permitió explorar mis límites creativos y descubrir el poder que tiene la palabra.

Graduada en Bellas Artes. Imagino que fue vocacional, y que Miriam no se planta ahí. Cómo quieres seguir tu formación, hacia dónde te diriges…

Así es, soy graduada en Bellas Artes pero nunca me han llamado artista, en todo caso revolucionaria, porque nunca he sido capaz de callarme ante el dolor que observo. Ahondando no solo en el dolor ajeno sino, también, en el propio, decidí seguir mi formación en el ámbito de la educación. Realizando, el curso pasado,un Máster en Formación del Profesorado.

Considero que la educación es el arma más noble que toda sociedad debería compartir, por lo que sigo formándome cada día para contribuir todo lo posible en la mejora de la ciudad que habito. En este sentido, he emprendido mi camino en la Universidad de La Laguna, dentro del Programa de Doctorado de Arte y Humanidades, interesándome, principalmente, el concepto de la identidad y ligándolo, continuamente, con el dolor que nos construye.

Colaboradora de La Palma Ahora con unos artículos de una brillantez extraordinaria que invitan a la reflexión ¿Cuándo decides compartir tu peculiar forma de transmitir de forma pública?

Lo cierto es que empecé a escribir porque un profesor de universidad, durante el Grado de Bellas Artes, me lo sugirió. Me dijo que tenía mucho que decir si me atrevía con el lápiz, y así fue, una vez lo cogí ya no lo he vuelto a soltar. Entre más escribía, más quería decir, hasta que un día e impulsada por el doctorado que ahora me dispongo a empezar, decidí compartir mis palabras con aquellos que quisieran escucharlas. El miedo al papel en blanco siempre me ha acompañado, y cada vez se hace más latente al volver mis pensamientos públicos y, por tanto, validables, pero creo que es un miedo al que debemos enfrentarnos. Porque el mundo, lamentablemente, está repleto de voces olvidadas, de voces silenciadas que, en contraposición a mí, no han tenido ni el apoyo ni la suerte de ser transmitidas. Así que me siento en deuda por la oportunidad, alentada por la responsabilidad y, agradecida por la capacidad de poder ser amplificador de las voces del silencio.

Acabas de publicar tu primer libro, ¿cuéntanos un poco cómo se titula y de qué trata?

Mi libro se titula Lugares de nadie y muestra mi lado más íntimo y personal, recoge no solo mis palabras sino también mis fotografías, es un diálogo entre lo visual y lo escrito que trata de dar respuesta al concepto de hogar y lugar. Se plantea en forma de poemario y va construyendo los límites entre olvido, recuerdo y pérdida, ahondando, una y otra vez, en las diferentes opciones y maneras que tiene el ser humano de sentir y en las múltiples caras que toma el dolor.

El libro se puede comprar a partir de la próxima semana en cualquier librería bajo pedido, Amazon, La Casa del Libro, o la propia página web de la editorial Libros Indie. Me gustaría cerrar esta parte con el poema que funciona como sinopsis del libro y que recoge, de manera sintética, la esencia de lo que sucede entre sus páginas.

Hay un lugar que se llenó de nuestro silencio,

es un lugar donde resuena ese te echo de menos,

a veces vuelvo a él, solo para escucharte en mi recuerdo.

Hay un lugar que construimos con lo que perdimos

es un lugar que era de nadie y con el tiempo se volvió nuestro,

a veces vuelvo a él para saber lo último que ninguno de nosotros dijo.

La pérdida es una muerte silenciosa y, a veces, anónima. Nuestro lugar lleva su nombre.

¡Qué maravilla leerte Miriam G.A.! Gracias 

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