La cara oculta de Ramón Araújo en República Dominicana

Ramón Araújo pasó una estancia en República Dominicana. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Aún no tiene claro si vivió “una realidad excesiva” o si se chutó “con sobredosis de realidad”. Ramón Araújo, humorista satírico y escritor, recoge en su último libro, Crónicas del yoga salvaje. Una historia de sexo, yoga, merengue y rock and roll, que presentará este jueves, a las 20:30 horas, en la Sala La Recova de Santa Cruz de La Palma, su estancia en República Dominicana entre 1969 y 1974, en cuya selva trabajó de maestro de los hijos de los ingenieros y técnicos españoles que construían el primer embalse del país contratados por la empresa Agroman, según ha relatado a La Palma Ahora. “El libro no solo va de yoga, es un retrato de los años salvajes (en el sentido de que eran años muy libres, muy subversivos), tremendos, que fueron los finales de la década de los 60 y el comienzo de los 70, años de efervescencia, del mejor rock and roll, también de la muerte de ídolos, de la época de la revolución cubana, del mayo francés, del espíritu brigadista, de las influencias espirituales orientales, de la psicodelia, de las grandes influencias literarias, de las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda, de la gran literatura de Borges (en el lado conservador) y de Julio Cortázar (en la parte de la izquierda), los años que se acaba de publicar Cien años de soledad de García Márquez… Es un retrato de un joven que vive todo eso en el Caribe”, resume.

En el prólogo del prólogo se confiesa: “Durante mucho tiempo dudé si debía mostrar la cara oculta de mi estancia en República Dominicana entre mayo de 1969 y octubre de 1974. Tal vez porque en mi memoria se ha levantado la niebla y puedo contemplar aquellos años con claridad, tal vez porque ya me siento un viejo y no tengo nada que perder, he llegado a un acuerdo conmigo mismo, un pacto entre la ficción y la realidad, cambiando algunos nombres, extrapolando algunas situaciones, y todo lo más suponiendo cosas que se caen de maduras. ¿Acaso no es eso la literatura? No sé si viví una realidad excesiva o si me chuté con sobredosis de realidad”.

Y ya en el prólogo de la obra, editado por Ediciones Alternativas, cuenta que “viajé a República Dominicana en mayo de 1969 desde las Islas Canarias, donde vivía. Me había licenciado en Derecho por Santiago de Compostela, con el servicio militar obligatorio franquista cumplido. Había jugado al fútbol y al rugby, había hecho judo, natación y senderismo en grandes dosis. Pasé tres días en altamar, en un barco llamado Monserrat...”

“Quería escribir un libro sobre yoga, sobre los años que yo practicaba varias horas de yoga al día, cuando vivía en la selva y a veces pasaba fines de semana solo; el yoga es una experiencia gozosa, una experiencia vitalista que viví en un mundo muy colorista como era la República Dominicana de entonces, un auténtico paraíso terrenal; viví allí la culminación de lo que se llamó la contracultura”, apunta. Pero, advierte, “el que piense que el libro es sobre yoga se va a sorprender”. Yoga hay, sí, pero también sexo, merengue y rock and roll.

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