Espacio de opinión de La Palma Ahora
La biomasa y el crecimiento continuo
La lógica capitalista de producir para consumir a un ritmo de crecimiento económico desaforado y continuo no tiene nada que ver con los ciclos que marca la Naturaleza ni con el sentido común. En un espacio limitado es imposible mantener la dinámica mercantilista sin que, desde que el mundo es habitado por seres supuestamente civilizados e inteligentes, todo estalle como una pita de vez en cuando. Somos duros de mollera y no aprendemos o no queremos aprender.
Los recursos son los que son y, si se exprimen hasta la última gota sin dejar tiempo a que se regeneren, terminan secándose irremisiblemente. El aprovechamiento con criterios sostenibles del entorno no en una postura de idealistas lunáticos y ecologistas maniáticos. Es una necesidad vital que, sin embargo, solo se valora cuando estamos en el canto del abismo, pero nada más salimos del atolladero, volvemos a arrinconarla.
A lo largo de la historia de La Palma, la pesca ha sido uno de los principales recursos que ha aprovechado el isleño, según se expone en la memoria del proyecto Marcolapalma impulsado hace unos años desde el Consorcio de la Reserva Mundial de la Biosfera La Palma con la finalidad de analizar el grado de conflicto que existe entre las actividades humanas y la conservación del medio litoral.
No obstante, añaden los redactores del documento, “la desmesurada explotación ha puesto al recurso y a la propia actividad pesquera al borde del colapso”. Hace más de diez años, la sobreexplotación llegó también a un extremo delicado y, debido a ello, se creó la Reserva Marina de Interés Pesquero en el suroeste de la Isla. La misma ha favorecido la recuperación de la biomasa y ha demostrado que, como esgrimen los defensores de acotar, en la misma línea, otros espacios marinos de la Isla, una regulación de esta índole repercute directamente en la mejora de las riquezas que guarda el Atlántico en sus fondos.
Afortunadamente, la solución a los estragos provocados por la explotación excesiva, está todavía al alcance de la mano. La masa salada, aprovechada con racionalidad, es un filón con futuro perfectamente sostenible.
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