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Emprender no tiene edad

Rayko Lorenzo

El mundo emprendedor es como el amor, no tiene edad. ¿O qué pasa? ¿Las personas mayores no se pueden enamorar? Es más, yo diría que estarían mejor preparadas para emprender que con 20 años; en lo de enamorarse no me meto, que me viene a la cabeza papuchi y quiero que esto sea un artículo serio…

La edad es un número inefable que hace las veces de justiciero del tiempo. Es un código de barras que, aunque pueda parecer que se va borrando, que sus líneas se juntan, lo único que está haciendo es mudando la piel, cual ecdisis de una serpiente venenosa (o no).

Los años dan muchas cosas; arrugas, sapiencias, palos, alegrías, llantos… incluso nietos, pero jamás deben ser robadores de vigilias emprendedoras.

En un mundo en el que triste y equivocadamente, parece que cuando uno supera los 50 años ya no vale para el mercado laboral, es capital defender que también vale para emprender. Para buscar ilusiones en proyectos empresariales que logren completar una vida, un sueño o una ilusión.

Emprender no tiene fecha de caducidad como los Kalise de coco, no tiene una deadline en la parte de atrás, de un lado, de otro o de abajo; los únicos números que deberían estar ligados al emprendimiento, son los del plan de negocio, los del estudio de mercado previo, o los de las horas de sueño que les va a quitar montar una frutería, un taller, una consultora o una clínica de masajes con los pies.

Emprender es un mondo (sí, con “o”, y no con “u”), en el que la edad no tiene entrada comprada. Es un estado de uebos (sí, con “b”, y sin “h”) que muchas personas, tengan la edad que marque su DNI, requieren en algún momento. Emprender es un haiga (sí, con “g”, y no con “y”) de tal tamaño, que no tiene la edad entre sus prioridades para coger velocidad.

Las personas nacen con 9 meses de vida, y sin embargo cumplen un año a los 365 días siguiente, no a los 3 meses posteriores. ¿Ven como la edad roza la falacia?

Emprender es una bonhomía de la persona ejecutora, que necesita a una sociedad sin tantos clichés, y sin tantos chicles…

Para ser una persona emprendedora no hace falta ser de la generación Z, Y, X, millennial o de la mal llamada silenciosa. Lo que realmente es capital para ello, es contar con una idea viable, una epifanía que cubra o mejore una necesidad de mercado.

Sé que vienen jóvenes con mucha fuerza, altamente cualificados, con más estudios que el Rey (y mira que el hombre tiene CV, está incluso en todos nuestros títulos universitarios), pero la experiencia es muy difícil de conseguir al corto plazo, y las personas con mayor edad, seguramente están más preparadas en valores, en tolerar la frustración, en resolver los conflictos de una manera más elocuente. Son entes inmarcesibles porque la edad les ha generado una capa más poderosa que la de Superman.

Por eso desde aquí, aprovechando este altavoz mediático, quiero decir únicamente dos cosas, dirigidas a públicos diferentes, pero válidas para ambos:

A los jóvenes:

Sepan ganarse su lugar. Respeten a los mayores porque no solo les han dado la vida, sino que llorarán por su muerte. Aprovechen la sapiencia ajena de estos carcas, y escúchenlos, aprendan de ellos, aguachínense de su sabiduría porque ellos la han sufrido y ustedes, con suerte, solo la han leído.

A los menos jóvenes:

Emprendan, no tengan miedo (no existe). Salgan a tirar el último penalti de la final. Utilicen esa capa de superhéroe para secar las lágrimas de un fracaso de antaño. Intenten, pese a la edad, ser primero emprendedores y luego empresarios. Hagan que el público objetivo denote esa ilusión con la que arrancan una nueva aventura. Conviértanse en personas nefelibatas sin complejos que sorprendan a dicho público. “Cojan” lo mejor del joven, su ilusión, osadía, nervios e ingenuidad, y alicátenlos con lo del menos joven, sapiencia, experiencia, arrugas y canas…

¿No se dan cuenta que lo “menos jóvenes” llevan toda una vida emprendiendo? En mis unidades de negocio, siempre valdrán más unas canas y unas arrugas, que el pensamiento de alguien que verse que para emprender hay una edad.

Bueno, me marcho ya que hoy me toca rapado; realmente llevo regular lo de tener canas…

Un saludo.

Rayko Lorenzo.

www.raykolorenzo.com

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