Espacio de opinión de La Palma Ahora
Mande Mandela
“Mande Mandela” es un tema perteneciente a un disco de estudio publicado en 1991 por el grupo chileno Illapu, el primer trabajo discográfico tras su vuelta del exilio en 1988, tiempos del plebiscito que acabó con la dictadura de la Junta Militar Chilena. Illapu trabajó la música andina de raíz pero también la temática revolucionaria que la realidad sudamericana exigía, y es en este contexto de exaltación de las libertades donde se acordaron de un negro preso que en ese mismo 1991 sería liberado y llamado por la historia a liderar el fin del apartheid sudafricano. Nelson Mandela, “Madiba”, cómo no acordarse de él en ese tiempo, el mundo entero recuerda esas fechas, esa libertad anhelada, ese símbolo de empecinamiento por vivir generando, con sus ojos sonrientes, la confianza en el cambio. Hoy mirar atrás y pensar que ese hombre fue procesado y encarcelado por terrorismo nos invita a reflexionar sobre lo lícito de la rebeldía a todo color. Todos los grandes avances sociales han brotado de la confrontación con el poder más allá de los cauces denominados legales en cada momento y lugar, y es así porque esos cauces legales están creados para no permitir el cambio. Cómo pensar que los Estados o regímenes políticos van a crear herramientas que puedan llevar a su propia destrucción, es ingenuo sugerir que un sistema se arriesgue a la posibilidad de la autoinmolación. Fue eso seguramente lo que pensó Mandela y lo que han pensado tantas personas revolucionarias a lo largo de la historia: hay que atacar al sistema, ¿de qué modo? Ese es el debate.
La cuestión es que Nelson Mandela decidió no cruzar los brazos en los tiempos de la segregación, y no los ha cruzado nunca hasta hoy, en que su vida parece llegar al límite. Lo maravilloso de este hombre es haber estado en todas partes y en todas las perspectivas, dentro y fuera de la lucha, siendo héroe y proscrito, ilegal y presidente electo, pero su hazaña, el gran hito de Mandela, es estar vivo. Vivo. Porque vivir para ver tu obra es el gran reto y la gran fortuna del individuo. Siempre hay alguien que muere el primer día de una guerra ¿hay algo más penoso? Igual que existe quien afirma ser capaz de morir por una causa, por una patria, por una bandera. Y ese es el error ¿de qué sirve la muerte cuando no te permite saber qué viene después?¿de qué sirve ser un cuerpo inerte, un puño menos en la revuelta? Por eso hay que vivir, sobrevivir a todo, por si algún día vemos el fruto. Eso le ocurre a Mandela, que ha visto con sus propios ojos los resultados de su incansable actitud conciliadora y combativa, y por eso es un ejemplo a seguir. Vivir no se elige, pero sí se elige empeñarse en vivir, resistir a la cárcel, incluso organizar a los reclusos como hizo él, saber jugar tus cartas, conocer al enemigo.
Nelson Mandela es el espejo en que pueden y deben mirarse los presos políticos y las presas políticas del mundo si quieren resistir y vivir para verse y sentirse libres, porque sí es cierto que el tiempo pone cada cosa en su sitio y que la historia absuelve a quien debe absolver. “Madiba” ha coleccionado premios a su labor y homenajes de todo tipo, y todos ellos superan a su persona y trascienden al ser humano, pues son espaldarazos a la lucha incansable y torrontuda de toda persona revolucionaria. Ahora que este hombre ha cumplido con su cometido le corresponde descansar, y a quienes estamos aquí seguir su ejemplo, así como nos corresponde explicar a las nuevas generaciones de mentes librepensantes quién fue él, quién desde su nacimiento hasta hoy, pasando por la clandestinidad y la lucha más pura, por la actividad política y la visión humanista. Yo necesitaba hacerle este homenaje en vida y he llegado a tiempo.
Dice el estribillo de los Illapu:
“Mande Mandela, Mandela ya,
que la noche se levante
y no se vuelva a acostar“
Exactamente eso, que las luchas se levanten y no se acuesten hasta que les toque descansar.
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