Los 'caminos' del agua tienen cinco siglos
Los 'caminos' del agua de Santa Cruz de La Palma están cargados de historia. La red hidráulica y los sistemas de uso del líquido elemento en la capital, en general, “han permanecido prácticamente inalterables durante más de cinco siglos”, sostiene Víctor Hernández Correa, investigador y técnico del Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento. “La paulatina ocupación y conformación del llamado 'suelo urbano' propició que la administración real, representada por el Concejo de La Palma, creara una infraestructura para la conducción del agua desde los nacientes o 'madre', situados en el Barranco del Río, hasta el centro de la ciudad, distribuyéndose en diferentes fuentes de titularidad pública situadas en puntos estratégicos como la plaza del Puerto, plaza principal (hoy plaza de España), barrio de San Sebastián (El Chorrito), San Telmo (El Tanquito), Santa Catalina (El Tanque y El Tanquito) o calle Real (El Tanquito del Concejo, en la actual Acera Ancha, y placeta de Borrero)”, explica. La Concejalía de Turismo y Patrimonio ha diseñado un itinerario que lleva el nombre de 'Ruta del Agua' y que discurre por distintos enclaves del municipio, desde el Barranco del Río hasta la céntrica plaza de España.
Algunos recintos privados, indica Hernández Correa, “contaron también con fuentes propias o tanques de almacenamiento, como ponen de manifiesto los ejemplos del Hospital de Nuestra Señora de los Dolores o los conventos de San Francisco y Santo Domingo”. Paralelamente, añade, “algunas viviendas particulares dispusieron de su propia red hidráulica interior, como evidencian casos como el de la Casa Salazar de Frías (calle O'Daly, 22), que aún conserva sus atarjeas de mampostería en la trasera de su última planta”.
Con una orografía escarpada y con abundante caudal de agua, Santa Cruz de La Palma contó desde el siglo XVI “con diversos molinos movidos por la fuerza de la caída del agua desde una gran altura, lo que supuso el nacimiento y la progresiva consolidación de una auténtica industria cerealística, tanto para la fábrica de harinas crudas como de harinas tostadas o gofio”, recuerda Hernández Correa.
Barranco del Río
En diciembre de 1893, el principio energético del molino hidráulico “comenzó a hacer funcionar (sustituyéndose el rodezno por una turbina, y contando, además, con un trasformador) la primera central hidroeléctrica de Canarias, ubicada en el Barranco del Río”, apunta. “La sociedad anónima El Electrón, integrada en su mayor parte por miembros de la burguesía comercial del municipio, inauguró en tan temprana fecha la primera red de alumbrado público urbano de Canarias en las calles y plazas principales de Santa Cruz de La Palma y dio principio a una estela de proyectos similares en el resto de las Islas que concibieron la producción de la energía eléctrica de manera sostenible”, indica.
La denominada 'Ruta del Agua' arranca en el Morro de Las Nieves, que cuenta en su cima “con una estación de cazoletas y canaletas, destinadas por la población indígena a la celebración de cultos propiciatorios relacionados con la lluvia, en especial en periodos de escasez o de sequía”, apunta Hernández Correa. Continúa en la plaza de Las Nieves, que alberga “una conocidísima fuente de abasto público, labrada en cantería”, y se introduce luego en el propio templo. “En este punto hay que explicar a los visitantes la importancia de la advocación nivariense en la historia del agua en La Palma: su propio nombre, que alude al agua en estado sólido, una serie de relatos que recogen la intervención milagrosa de la Virgen en periodos críticos por falta de lluvia; en este sentido, el mítico traslado de la imagen a la ciudad en 1676, precisamente con ocasión de una pertinaz sequía, daría pie a la fundación de las fiestas lustrales de la Bajada por el obispo de Canarias Bartolomé García Ximénez”, detalla.
La ruta se adentra luego por el Barranco del Río hasta la central hidroeléctrica El Electrón, sigue por el Monumento a la Aguadora (en la carretera de Las Nieves-Velhoco) y toma, por Tierras, la homologada 'Ruta de los Molinos', que conduce hasta la Quinta Verde. La visita a la hacienda incluye el reconocimiento de su red de regadío a base de atarjeas; los sistemas de trasvase e intercomunicación hidráulicos mediante cajas de reparto, y los mecanismos de almacenamiento (tanques) y abastecimiento y ornamentación (fuente de cantería del patio de la casona).
El itinerario finaliza en la Plaza de España, donde se encuentra “el ejemplar más antiguo en La Palma de fuente de uso público, construida por el cantero Cristóbal de Laserna en 1588; esta obra completa el conjunto arquitectónico renacentista de la plaza mayor de Santa Cruz de La Palma, integrado por las Casas Consistoriales, la iglesia de El Salvador y los ejemplares de arquitectura doméstica”, destaca Hernández Correa.
Época prehispánica
En la 'Ruta del Agua' de Santa Cruz de La Palma se encuentran “algunos hitos de la cultura hidráulica de la ciudad desde la época prehispánica hasta el siglo xix; en primer lugar, sobresale la estación del Morro de Las Nieves, compuesta de cazoletas, canaletas y lo que parece una piedra-altar de sacrificio”, explica el citado experto. “Se trata de un espacio natural, donde la mano del hombre ha intervenido mínimamente para crear un lugar de culto; los indígenas palmeses vertían la sangre de animales sacrificados y otros líquidos apreciados, como la leche o la miel, ofrecidos a la deidad para obtener su favor en la caída de las lluvias; los líquidos corrían a través de una red de canales, practicados sobre la roca, hasta dar en varios receptores o cazoletas, también labrados toscamente en la superficie”, explica.
De la cultura hidráulica hispánica, la 'Ruta del Agua' cuenta con otros elementos básicos para el abastecimiento público como las fuentes de cantería, repartidas en plazas, como la que preside la del santuario mariano de Las Nieves.
Otro elemento a destacar de este itinerario es la red de canalizaciones que, desde el siglo XVI, conduce el agua desde los nacientes del Barranco del Río hasta el centro de la ciudad. “Originalmente el sistema se componía de canales o acequias de madera, casi siempre de tea (apreciada por su dureza y resistencia a las inclemencias), que poco a poco fueron sustituyéndose por obras de ingeniería más complejas a base de mampostería con cubiertas, luego por tuberías de cerámica y, más modernamente, por materiales metálicos y plásticos”, dice Correa. “Por las condiciones orográficas del municipio, de marcados desniveles, esta red de conducción hubo de completarse con acueductos en algunos tramos, que salvaban los saltos o permiten la comunicación de una vertiente del barranco a otra; el arco de medio punto y el arco rebajado constituyen los modelos arquitectónicos de sostén más frecuentes en este tipo de construcciones, en los que la piedra labrada era el elemento base”, añade.
Dentro de la arquitectura industrial, prosigue Correa, “el agua propició tempranamente la introducción en el municipio del molino movido por la fuerza del agua, y de ahí la proliferación ?hoy, todavía visible? que se detecta en los barrancos del Río y de Los Dolores, que ha amparado la configuración de itinerarios turísticos muy atractivos como la llamada 'Ruta de los Molinos”. “Las estampas de conjuntos de molinos, dispuestos de manera escalonada sobre el terreno, como los del Remanente y los de Bellido, han terminado por convertirse en imágenes representativas y en auténticos símbolos iconográficos de Santa Cruz de La Palma”, expone. “Pintados, fotografiados o descritos por viajeros, escritores y científicos, los molinos hidráulicos constituyen una seña de identidad de nuestro paisaje, y algunos de ellos, como los de Bellido, han llegado incluso a dar nombre a los caminos y senderos que les sirven de paso”.
Las antiguas acequias
En cuanto al estado de conservación de los elementos que conforman la 'Ruta del Agua', Hernández Correa señala que “en muchos casos, las antiguas acequias han desaparecido para siempre; en otros, todavía hoy siguen siendo paso obligado al agua desde los nacientes hasta sectores semiurbanos como los molinos de Bellido y conviven con los sistemas de conducción más modernos, pero quizás, uno de los elementos con mayor riesgo de perecer en el futuro sea la caja de reparto, 'desahuciada' de su primitiva función: servir como 'centro de operaciones' de los desvíos y reconducciones de la corriente principal hacia un tanque o una hacienda de riego”.
El aludido experto en patrimonio afirma que “en líneas generales, puede decirse que desde la época prehispánica el Barranco del Río ha sido el punto clave del abastecimiento hidráulico en Santa Cruz de La Palma; los primeros colonos se sirvieron de los asentamientos benahoaritas para localizar los nacientes, pues sus cuevas-habitación se encontraban situadas en lugares favorables al aprovechamiento del agua de las lluvias y de escorrentías”. En este sentido asegura que “la red hidráulica, también en términos generales, no ha variado excesivamente su ruta desde el siglo XVI”. Por tanto, concluye, “los sistemas de uso y los 'caminos' del agua de la capital ”han permanecido prácticamente inalterables durante más de cinco siglos“.
La 'Ruta del Agua' es un recurso turístico diseñado por la Concejalía de Turismo y Patrimonio que está aún por explotar, si bien desde el verano de 2007 se guía a escolares por este itinerario. Hernández Correa considera que se trata de “un atractivo recorrido que permite al visitante descubrir los entresijos del agua y comprobar lo poco que en realidad hemos cambiado en este ámbito”. Sin embargo, recuerda que “las dificultades de tránsito se acentúan en la zona de El Electrón, por lo que se debe contar con el auxilio de personas que conozcan bien este tramo, un poco más peligroso”. “Los sectores de intersección con el tráfico rodado suponen también serios inconvenientes, sobre todo, en la salida sur del túnel de Las Nieves, pero el resto de la ruta es, sin duda, un paseo ameno y sencillo que no dura más de dos horas a pie”, indica, y recuerda que “hay algunos miradores naturales desde los que se obtienen panorámicas admirables, poco conocidas en general por el público menos acostumbrado a practicar el senderismo local”.
La 'Ruta del Agua', en opinión de Hernández Correa, “es un instrumento didáctico, claro y conciso que nos ayuda a entender que el agua es un ser vivo, que cuenta con sus propios ciclos y que su vida no es eterna; su necesario e ineludible aprovechamiento, pues, ha de realizarse con consciencia a partir de nuestro sentido de la responsabilidad, porque la historia nos ha demostrado que no es siempre un bien perdurable”.