La Asociación Agua para La Palma exige al Cabildo “garantías técnicas para su anunciada búsqueda” de más agua en el Túnel de Trasvase
La Asociación Agua para La Palma y el ingeniero especializado en hidráulica y energía Carlos Soler consideran que “el reciente anuncio por el Cabildo de un proyecto para alumbrar más agua pública en el Túnel de Trasvase” supone “una oportunidad histórica” que llevan reivindicando desde hace años, aunque reclaman que “esta obra se diseñe y se ejecute con suficientes garantías técnicas”, por lo que previenen de que “el intento podría no dar los resultados deseados si no se tiene en cuenta una serie de criterios y recomendaciones” que han expuesto este martes en rueda de prensa.
En una comparecencia ante los medios de comunicación celebrada en el Palacio Salazar de Santa Cruz de La Palma, el presidente y la secretaria de la asociación, Pedro Monzón y Mónica Riverol, respectivamente, han propuesto además al Cabildo palmero que “este proyecto sea declarado de emergencia, en convenio con la Dirección General de Aguas (organismo que participó en su día en la apertura de esta galería), y que para la redacción y la dirección de las obras se cuente con Carlos Soler, ya que en su día dirigió el 90% de los trabajos del Túnel y fue el artífice de que se convirtiera en la mejor obra hidráulica de captación de agua en Canarias”.
En la rueda de prensa, el ingeniero mostró su “plena predisposición a colaborar con el Cabildo y los técnicos del Consejo Insular de Aguas de La Palma (CIALP) para que la isla consiga más agua de calidad y a menor coste, reperforando ambas bocas del túnel”. Con este propósito, dio una detallada explicación técnica de lo que debe hacerse y lo que no, para el éxito de lo que, a juicio de este colectivo ciudadano, “saldaría una deuda histórica” con el Túnel de Trasvase, en estado de “abandono” desde hace más de 20 años.
La asociación, aunque “se congratula de que el Cabildo haya anunciado esta inversión y de que su máximo responsable, Sergio Rodríguez, la haya incluido como el cuarto eje de su línea de trabajo en materia hidráulica”, quiere dejar claro que “ni el gobierno insular ni el CIALP han dado aún el giro que necesita la gestión de este recurso en la isla con mayores reservas hídricas subterráneas del Archipiélago”.
En este sentido, reclaman que “se invierta de manera urgente en reducir las graves pérdidas de agua en la red de transporte pública, con una obra especialmente perentoria, la de entubar el canal LP-1, lo que además disiparía la pretensión de implantar desaladoras”. Tal mejora debería hacerse, según la asociación, descartando colocar más láminas de impermeabilización, método que ha demostrado su ineficacia pese a que ya ha absorbido tanto dinero en las últimas décadas que casi podría haberse pagado el entubamiento de todo este acueducto arterial, cuyo coste se estima en 20 millones de euros“. En el actual canal, aseguran la asociación y Soler, ”cabría un tubo capaz de transportar 2.120 pipas por hora, frente a las 1.500 actuales, y si el agua se transportara con el tubo lleno a presión, este caudal se podría hasta triplicar“.
En su intervención, Soler observó que “en lo anunciado por el Cabildo sobre el futuro proyecto detecta desconocimiento acerca de este tipo de trabajos, pues sería imposible mantener durante la obra el destino del agua para uso urbano, debido a que la Consejería de Sanidad lo prohíbe, en parte por los residuos de nitratos, fosfatos... que deja el empleo de explosivos, y también por el tránsito de personas y máquinas por la solera de esta galería”. Para solventar este problema, el ingeniero y la asociación sugieren “un acuerdo para una permuta temporal con los Heredamientos de modo que el agua extraída durante las obras se destine al riego agrícola y el agua permutada se emplee para el abasto urbano”.
En cuanto a cómo debería ejecutarse el proyecto anunciado, Soler planteó que “lo primero sería construir los tranques (cierres hidráulicos) en el sitio debido, luego duplicar las tuberías de evacuación del agua, y, finalmente, romper los tranques actuales, pues su construcción no se hizo previendo que en el futuro se continuara la obra”, y ve “bastante probable” que ahora “no sepan dónde estaban los diques volcánicos que dieron el caudal, ya que yacen escondidos bajo la capa de gunita que reviste las dos galerías del Túnel de Trasvase'. Es decir, ”sus paredes y techo están revestidos de mortero de cemento, por lo que no se puede ver la geología que se ha atravesado en sus más de 5 km perforados, con lo que no se tienen datos de la posible hidrogeología del acuífero“, lo cual sí puede aportar Soler.
“Esos cierres hidráulicos”, expone este experto, “son obras muy particulares y fundamentales”, que él mismo diseñó hace 25 años, “y requieren de una construcción muy exclusiva usando varias técnicas muy diferentes, como la elaboración de compuertas y un modo muy especial de inyectar lechada de cemento”.
“La clave de esta perforación”, subraya el ingeniero, “es que se va a hacer con un elevado caudal, que solo admite regulación con los tranques bien emplazados y mejor ejecutados”.
A ello se suma, según este especialista en hidráulica, “la especial configuración del acuífero, formada por la intersección en el subsuelo de varias familias de diques volcánicos que dan una forma de celdillas” a esta estructura geológica, “pero con diferencias de niveles de agua que pueden superar fácilmente el centenar de metros, con el peligro de un súbito vaciado al perforarse sin las medidas adecuadas'.
Tanto la asociación como Soler echan en falta que, al anunciar esta futura inversión, el Cabildo no haya dicho nada de “reponer lo deteriorado, ”porque en 25 años el CIALP no ha hecho el debido mantenimiento del Túnel de Trasvase (chapas de enfilaje podridas, desprendimientos en el interior de la galería, tubería de ventilación derrumbada en la solera, iluminarias inexistentes, raíles desvencijados, piso superior de la boca de Hermosilla abandonado aunque este sea el que sujeta a las viviendas situadas a pocos metros, etc.)“.
La complejidad de la obra y su “oportunidad histórica para la economía y el futuro de La Palma” llevan a los representantes de este colectivo palmero a concluir que el Cabildo “necesita un experto en todas estas técnicas como lo es Carlos Soler, que ayude a definir primero y a dirigir después” los trabajos, dado que a este ingeniero “lo avalan su gran experiencia y conocimiento probado en la búsqueda de agua subterránea para la Administración pública”.
En esa línea, Monzón y Riverol insisten en que Soler “es una garantía para llevar la obra a buen fin, pues fue el que en su momento cambió el trazado descendente del Túnel por dos galerías ascendentes, debido a que, aún en contra de otras opiniones, su previsión era que iban a encontrarse con mucha más agua de la que en realidad la mayoría esperaba y eso evitó fatales consecuencias de haberse realizado el proyecto inicial”. “Fue el director de la obra en el 90% de su longitud, con lo que conoce lo que luego se tapó con la gunita; es el ingeniero que en la historia de la Dirección General de Aguas, junto a su equipo, ha obtenido la mayor cantidad de agua subterránea en Canarias, perforando siete galerías con una longitud total de 13 km, y además diseñó los cierres hidráulicos con compuerta, que han demostrado su verdadera estanqueidad”, argumentaron ambos directivos de Agua para La Palma“.
En este acto informativo, ambos se preguntaron además “si esta obra crucial la van a proyectar los mismos técnicos y geólogos que en su día dijeron que con el proyecto inicial del Túnel de Trasvase no se encontraría agua o que, en tal caso, tras perforar 10 km, no se superarían en total las 200 pipas por hora; cuando la realidad fue que, bajo la dirección de Carlos Soler, a la mitad de esa longitud llegó a dar 1.400 pp/h por cada boca”.
Monzón y Riverol enfatizaron que “en su día retirar a Carlos Soler del Túnel de Trasvase supuso que la obra no se ejecutara completa, pero además que se duplicara su presupuesto por exigencias del contratista, de modo que se hizo la mitad de trabajo por el doble de coste de la obra total que se había presupuestado, dato que nos pone sobre aviso de que no podemos permitirnos ni perder más agua ni derrochar dinero de todos”. “Tampoco confiamos en técnicos que, por su formación, solo saben de desalar agua o de reutilizarla”, añaden.
Por ello, opinan que “esta obra merece mucho mejor trato que el recibido hasta ahora; es de justicia, pues bien realizada puede garantizar durante generaciones una buena gestión del agua pública, de una gran calidad y a un coste que ayude a regular el mercado especulativo del agua”.
A su juicio, “ninguna otra obra puede aportar a La Palma agua en estas condiciones; por tanto, es el momento de hacerla, de marcar un antes y un después en la gestión técnica y política del agua para ser un referente en toda Canarias y que el Consejo Insular de Aguas sea el organismo que debe ser, al servicio y para beneficio de todos”.
Inciden ambos directivos de la asociación en que, “habiendo alternativas, la desalación es la última opción, como establece la Ley de Aguas de Canarias y también la recomendación de los técnicos del CIALP en las conclusiones de su informe para la Mesa de La Sequía emitido este año, coincidiendo en este aspecto con lo ha apuntado constantemente por Agua para La Palma”.
“Las desaladoras”, concluyen, “han de usarse en islas donde no hay agua o es realmente escasa, como en Lanzarote y Fuerteventura, pero no en islas que sí tienen este recurso natural, y en las que además esa agua se deja perder con conocimiento de todos”.
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