“Queda bien poner a parir a los políticos, pero en la crisis volcánica los he visto en línea de fuego, y nunca mejor dicho”
La erupción volcánica de Cumbre Vieja, como no podía ser de otra manera, ha protagonizado el balance anual que el pensador y humorista satírico Ramón Araújo realiza para este periódico. Considera (“sin que sirva de precedente”, subraya) que los políticos, en esta emergencia, han estado a la altura de las circunstancias. “Desde el comienza de la crisis los he visto en línea de fuego, y nunca mejor dicho”, dice. “Hasta ahora el entramado político-social ha respondido en líneas generales a una catástrofe de dimensiones apocalípticas”. Reclama el humor como “la última trinchera frente al infortunio”. Al 2022 le pide “para La Palma un Plan Marshall de andar por casa y para mí un pulpito a la gallega”.
Ramón, sin ánimo de ofender, 2021 ha sido un año explosivo ¿no?
Je je, sí nos ha visitado un dios antiguo, primigenio, un dios destructor y creador, como el Shiva de la India, el dios que ha creado las islas y de vez en cuando nos recuerda quién manda aquí, por si se nos había olvidado. Hijos del fuego somos, y como tales debemos de responder con las características del fuego, con energía, con fortaleza, con pasión creadora.
Y ante este panorama, ¿qué es mejor reír o llorar?
Las dos cosas. Bien es verdad que hemos llorado bastante, pues la gente de las islas hemos demostrado que somos empáticos y solidarios, y no nos gusta ver sufrir a nuestros vecinos. Pero también es necesario mantener el humor, la última trinchera frente al infortunio. Eso requiere desapego y grandeza de espíritu, y el palmero lo tiene, y si no busquemos en nuestras raíces y encontraremos en los antepasados la fortaleza que nos ha permitido llegar hasta aquí.
¿Los políticos han estado a la altura de las circunstancias en la crisis volcánica?
Ya sé que queda bien poner a parir a los políticos, perdona la expresión, hablar mal de los políticos es un deporte nacional, pero yo, como Buda, considero que todas las generalizaciones son falsas. Creo que en este caso y sin que sirva de precedente, haré de abogado del diablo, y diré que desde el comienzo de la crisis volcánica los he visto en línea de fuego y nunca mejor dicho. Los tres alcaldes del Valle parecían al borde del infarto y también a muchos concejales los he visto al lado de sus vecinos. Hasta ahora el entramado político-social ha respondido en líneas generales a una catástrofe de dimensiones apocalípticas. Es fácil ver los toros desde la barrera. Pero La Palma necesita una especie de Plan Marshall, el plan que reconstruyó Europa después de la Guerra Mundial. Es una ocasión única de reconstruir el Valle conjugando posturbanismo y medioambientalismo, desarrollo económico y naturaleza, y una red de comunicaciones hermosa y funcional. En fin, un gran plan para el Valle tal como ahora es después del volcán. Veremos sin los políticos están a la altura.
-Admiras a Miguel Ángel Morcuende, que tuvo que hacer de Fernando Simón durante la emergencia. ¿Qué te gusta de este técnico?
Morcuende, desde los primeros momentos hasta ayer mismo nos ha informado con claridad, con conocimiento y sobre todo con tranquilidad del drama que estábamos viviendo. ¿Hubiera hecho mejor dramatizando el tema, alarmándonos sin necesidad? El volcán cambiaba día a día de modo imprevisible y él nos contaba la situación con una mezcla de elocuencia y sencillez que no está a la altura de todo el mundo. Eso creo y no es por fardar, pero di clases de comunicación.
Cambiando de tema, la variante ómicron se propaga a velocidad de vértigo y La Palma está batiendo récord de contagios. ¿Qué propones para frenar la incidencia del virus? ¿mano dura?
Lo difícil es encontrar un equilibrio entre salud y economía, y por lo visto no lo hemos conseguido. Reprocho al Gobierno que no tengamos una ley de pandemias o algo parecido que permitiera a las autoridades imponer actuaciones responsables a los ciudadanos. Bueno, si eso es mano dura, en todo caso sería mano dura democrática, impuesta por legisladores que entre todos hemos elegido para que nos gobiernen, ¿o no era eso la democracia?
Y con este mundo tan revuelto, ¿la humanidad tiene futuro? Porque dicen los expertos que los humanos no destruyen el planeta, sino que es al revés.
Bueno, hecho de menos la fe en el progreso de los gobernantes europeos de los cincuenta y sesenta. El progreso no sólo es construir y construir sino también revertir, reconstruir, recuperar el daño que el desarrollo económico hace. No es este el lugar, pero en el mundo ya hay ejemplos claros de reconstrucción de espacios naturales depredados. Por eso algunos alcaldes europeos creían entonces en el progreso ilimitado, por lo visto hemos perdido esa fe en que somos capaces de revertir los daños.
¿Qué le pides a 2022?
Para La Palma un Plan Marshall de andar por casa, para España una máquina del tiempo para que los apóstoles de la discordia viajen a los años 30 y 40 y establezcan comparaciones, y para mí un pulpito a la gallega.
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