Los directivos de 'Egunkaria' se declaran inocentes

MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

Los cinco directivos del diario vasco 'Egunkaria' volvieron a defender hoy ante la Audiencia Nacional su inocencia y su independencia de ETA y, tras mostrarse “orgullosos” de haber participado en la creación del primer periódico en euskera, pidieron que se dejen atrás las tesis de que la banda terrorista está detrás de todos los proyectos sociales en el País Vasco, porque “no todo es ETA”.

“Me declaro inocente de lo que se me acusa y me declaro culpable de haber dirigido un diario en euskera”, afirmó el director del rotativo, Martxelo Otamendi (en la imagen). Uno tras otro, los cinco acusados aprovecharon su derecho a la última palabra para rechazar los delitos que se les imputan y para defender que su único objetivo fue fomentar su lengua. “No soy de ETA y nunca he sido de ETA”, repitieron todos, antes de que el juicio quedara visto para sentencia.

“SOMOS HOMBRES DE LETRAS, NO DE ARMAS”

El que fuera presidente del Consejo de Administración, Juan María Torrealdai, subrayó que el afán del grupo que se unió para crear 'Egunkaria' fue “colmar una carencia histórica de la lengua vasca” y lo resumió recurriendo a una frase de Miguel de Cervantes: “Somos hombres de letras y no hombres de armas”.

Torrealdai denunció que quienes defienden la “omnipresencia de ETA en la cultura vasca” lo hacen bajo “una tesis interesada”, con “un vicio de raíz” que supone que la organización terrorista es “el principio universal de todo proyecto de iniciativa social”. “Y hay vida más allá de ETA”, advirtió.

Por su parte, Iñaki Uría también tuvo palabras de recuerdo para los empleados que se quedaron sin trabajo cuando se cerró el diario y para los accionistas que pusieron dinero para que el proyecto saliera adelante. El ex consejero delegado aseguró que fueron “audaces” por pretender hacer un medio de comunicación con pocos recursos, pero también “inocentes”, porque “bastó que alguien dijera que el objetivo del diario coincidía con los objetivos de ETA para que se clausurara”.

Dicho esto, también pidió que este juicio sirva para “hacer una reflexión sobre lo que es cerrar un periódico en este país” y sobre lo que es “cercenar la libertad de prensa”, de manera que todos salgan “con una lección aprendida”.

El jesuita José María Auzmendi aprovechó también para lamentar la “muy pobre muestra de humanidad” que, en su opinión, han dado las acusaciones populares, ejercidas por Dignidad y Justicia y la Asociación de Víctimas del Terrorismo, manteniendo “cosas durísimas” contra él y el resto de sus compañeros durante “siete años larguísimos”.

Xabier Oleaga tuvo palabras igualmente para el sufrimiento que ya “no se puede evitar”, como tampoco que “este caso pase a la memoria colectiva de la sociedad vasca como una agresión”. Eso sí, advirtió al tribunal que “puede evitar que este efecto se propague con una sentencia que no sea condenatoria”. “No soy miembro ni he colaborado con ETA. El haber defendido la emancipación social y política de mi país no me convierte en miembro de ETA”, afirmó.

SIN HECHOS CONCRETOS DE ACUSACIÓN

Los cinco acusados --para los que las acusaciones piden entre 12 y 14 años de cárcel-- intervinieron en la séptima y última sesión del juicio, pasadas las nueve de la noche. Minutos antes, sus abogados defendieron también su inocencia y criticaron que se les haya llevado a juicio con unas acusaciones “sin fundamento” tejidas por la Guardia Civil y que no se refieren a hechos concretos.

El abogado de Otamendi y Oleaga, Iñigo Iruin, lanzó al tribunal su preocupación por cómo ha sido posible que una causa sustentada en elementos “tan débiles e ilógicos” como los que se han puesto de manifiesto “haya llegado a juicio oral”. En su opinión, todo el proceso se ha llevado de acuerdo “no a un modelo garantista”, sino a uno “decisionista”.

El letrado hizo hincapié en que en este proceso no se investigó un hecho concreto, sino “un fenómeno social y cultural”. De hecho, recalcó que sobre sus dos defendidos no existe ni un “hecho concreto de acusación” en los “miles de folios” aportados a la causa por las acusaciones y denunció que el proceso se ha construido con indicios que luego no han sido corroborados. “Y una sospecha más otra sospecha son dos sospechas concurrentes, pero no una prueba incriminatoria”, remachó.

Por ello, recomendó a la Sala que “ni siquiera lea” los informes periciales elaborados por la Guardia Civil, cuya imparcialidad puso en duda, ya que no sólo participaron en las diligencias de investigación, sino que fueron “quienes pidieron el cierre del periódico”. “'Egunkaria' se cerró porque lo pidió la Guardia Civil”, recalcó.

Iruin afirmó que el resultado de toda la instrucción del Instituto armado fue “una suerte de Código da Vinci, que, a través de ”claves, interpretaciones interesadas y tergiversaciones de aspectos centrales de la identidad vasca“ acabó afirmando que ”ETA dirigió el diario“. ”Lo lamentable es que esa novela de ficción que crea la Guardia Civil la compartió el juez instructor“, apuntilló.

Por su parte, el abogado de Iñaki Uria, José María Elosua, subrayó que durante este juicio no se ha podido demostrar que ETA controlara ni el capital, ni la dirección, ni la línea editorial de 'Egunkaria', sencillamente porque este periódico “nada tiene que ver con ETA ni con KAS”. “Ha sido un proyecto absolutamente independiente y ajeno a ETA”, insistió.

El abogado de Torrealdai, Felix Cañada, denunció que se esté “criminalizando” a este periódico por buscar la expansión del euskera y subrayó que este objetivo, que puede compartir ETA, no quiere decir que el diario esté “pretendiendo nada antidemocrático”. Si fuera así, dijo, “las ikastolas serían las siguientes en estar sentadas en el banquillo porque son instrumentos para favorecer la expansión del euskera”.

El abogado de Auzmendi, Ignacio Peláez, también puso de manifiesto que la única “desgracia” que han tenido los cinco procesados es “aparecer en documentos de ETA”. “Esa es toda su responsabilidad, ajena a su voluntad”, afirmó, para después defender que una persona no puede ser criminalizada “por el simple hecho de que ETA se tome interés en ella”.

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