Testigos confundieron con un “borracho” al conductor del coche-bomba

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Los tres guardias civiles que presenciaron la aproximación a la casa cuartel de Durango de la furgoneta-bomba empleada en el atentado perpetrado el 24 de agosto de 2007 por la banda terrorista ETA, confundieron con un borracho al conductor del vehículo, según se desprende de sus declaraciones en el juicio celebrado este lunes contra el jefe del 'comando Vizcaya', Arkaitz Goikoetxea Basabe.

El fiscal Vicente González Mota ha solicitado una pena de 79 años de cárcel para Goikoetxea por esta explosión que dejó heridas graves a tres personas y provocó cuantiosos daños materiales. Le acusa de la comisión de un delito de estragos terroristas, tres intentos de asesinato, un robo con fuerza de un vehículo con falsificación de placas y otro delito de depósito de explosivos.

Por su parte, el acusado se ha negado a prestar declaración y ha asegurado que es “militante de ETA”. “No reconozco la legitimidad de este tribunal para juzgarme”, ha agregado.

Los tres agentes, heridos durante la explosión, han recordado ante el tribunal, presidido por el juez Alfonso Guevara, cómo pasadas las tres de una madrugada de viernes vieron a través de los monitores de vigilancia la furgoneta que se acercaba a uno de los portones de acceso al garaje del cuartel.

“Frenó con la parte trasera junto a la puerta, era viernes y, a veces, pasa gente ebria”, ha asegurado uno de los guardia civiles heridos. Otro de sus compañeros ha precisado que “en principio” pensaron que “iban bebidos”.

La confusión se prolongó hasta que el conductor del coche cargado de explosivos abandonó la cabina y pudieron comprobar que iba encapuchado. Intentaron entonces activar los inhibidores pero no tuvieron tiempo. La deflagración les provocó heridas por impacto de cristales y magulladuras.

Los testigos han concretado también que durante aquella jornada la casa cuartel se encontrava excepcionalmente llena por la presencia de familiares y amigos que habían acudido a visitar a los guardias civiles allí destinados. Las viviendas sufrieron daños de consideración, aunque no se produjeron más heridos.

Los tres agentes sufren depresiones y ansiedad a consecuencia del atentado. Uno de ellos se mostró visiblemente afectado durante su declaración, hasta el punto de intentar contener las lágrimas al recordar los acontecimientos.

ADN EN EL COCHE LANZADERA

Además, durante la vista oral peritos especialistas en ADN han confirmado que localizaron el perfil genético de Goikoetxea en el reposacabezas del coche empleado por el comando como lanzadera y que fue hallado en un parking de las inmediaciones.

Durante el desplazamiento con los explosivos, la furgoneta contó con el apoyo de este otro vehículo, un Seat Ibiza que había sido alquilado por Goikoetxea y Jurdan Maritegui en Lisboa (Portugal), han declarado policías encargados de la investigación.

Según el Ministerio Público, el acusado integró junto a Martitegui y una tercera persona, previsiblemente Aitor Arteche, un comando que planeó “causar la muerte o lesiones” a los residentes en el acuartelamiento, así como el máximo daño a las viviendas colindantes.

Los tres robaron una furgoneta en la localidad vizcaína de Munguía y la cargaron de explosivos, básicamente de cloratita. Sobre las 3.30 horas, uno de ellos, ocultándose con una capucha, aparcó la furgoneta-bomba en las inmediaciones y se introdujo en el Seat Ibiza en el que le esperaban los otros dos miembros del comando.

El fiscal destaca que el atentado causó daños por más de un millón de euros en el acuartelamiento, los edificios colindantes y los vehículos aparcados en la zona. El ataque terrorista fue reivindicado en un comunicado publicado el 10 de septiembre de aquel año por el diario 'Gara'.

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