Castro defiende buscar el acomodo “más justo” de Canarias en el marco constitucional y europeo para salir de la crisis

El presidente del Parlamento pide al Cristo de La Laguna la integración de la sociedad canaria

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 2 (EUROPA PRESS)

El presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, ha defendido este jueves que se debe buscar acomodo al archipiélago en el marco constitucional y europeo como mecanismo para salir de la crisis económica.

Castro fue el encargado de leer el Pregón de las Fiestas en honor al Santísimo Cristo de La Laguna (Tenerife). “El Cristo está en todo y en todos. Ese es el mensaje primero del Nazareno que nos anunció, en tiempos duros y violentos, un Reino común y una Era de Gracia”, dijo para añadir que resulta aconsejable desde la experiencia personal en política, desde las profunda convicción expresada en esta VII Legislatura del Parlamento de Canarias, hacer referencia a la necesidad de defender, buscar y consolidar el más justo y eficaz acomodo de Canarias en los marcos constitucional y europeo“.

En esta línea, Castro expuso que “los instrumentos legales y políticos que permitieron, hace tres décadas, el ansiado ejercicio de autogobierno y que dieron a todas las islas, las mayores cotas de desarrollo de nuestra historia, resultan hoy insuficientes para afrontar las exigencias de un mundo globalizado, que nos ha mostrado sus inmensas posibilidades, y para superar una crisis financiera, que ha hecho mella en las instituciones y en los ciudadanos, especialmente en los sectores más modestos”.

“Para acometer esa renovación y reforma se precisan acuerdos de amplia base, consensos inteligentes, en aras de los supremos intereses generales”, dijo para añadir que “en ese camino, no exento de dificultades, de diferencias de fondo y forma, el sentido común, el impulso patriótico, la responsabilidad y la confianza en nuestras posibilidades se imponen por encima de cualquier otra circunstancia”.

Cree Castro que el hecho de que Canarias sea el espacio con las mayores diferencias del estado y de la Unión Europea “debe ser nexo de integración de una comunidad viva y diversa, que comparte, sin discusión la posibilidad de un destino común y próspero”.

“Entiendan estas últimas palabras como 'una plegaria civil al milagroso Crucificado', que desde el supremo sacrificio de la muerte redentora, ha sido, desde hace medio milenio, el nexo integrador de sus convecinos laguneros, el faro de fe de Tenerife y de Canarias, el símbolo de paz y amor de los hombres de buena voluntad”, argumentó.

Castro indicó que la fiesta lagunera se convierte en “la hermosa noticia de septiembre, cuando todos los caminos de Tenerife y de Canarias, los caminos de la tierra y de la mar, llevan a la Muy Noble, Leal, Fiel y de Ilustre Historia Ciudad de San Cristóbal de La Laguna”.

Además alabó “la primera ciudad tinerfeña, nacida bajo los códigos del urbanismo renacentista, emplazada en un llano privilegiado y fértil, donde las huellas y las heridas de las viejas batallas dieron paso a las industrias y los oficios de la paz”. “Fue la primera ciudad atlántica sin castillos ni murallas; la salida y la meta de todos los caminos reales; la encrucijada económica y comercial de la isla más extensa y poblada”, dijo.

“A cualquier persona con sensibilidad le resulta fácil y gratificante elogiar la ciudad tendida en un llano amable, entre flancos verdes, montes con nombres de virtudes --Las Mercedes, La Esperanza-- y con el respaldo colosal del Teide, justo Patrimonio de la Humanidad, que vigila en la distancia la comarca donde comenzó la crónica europea de Tenerife, la isla de más tardía y difícil conquista y la que, con mayor y prontitud y vigor, se incorporó a los pulsos de la nueva era”, expuso.

Aquí el presidente del Parlamento confesó su “irresistible atracción” por una ciudad, “que ajena a tópicos despechados y prejuicios aldeanos, ha sabido responder con dignidad y holgura a todos los desafíos que se le presentan a una comunidad viva, consciente de sus méritos y dueña y señora de su destino”.

Defendió en este punto que “La Laguna nunca se ancló en la nostalgia, aunque los hombres y los pueblos tengamos, por bíblica condena, mentar el tiempo perdido”. “Su ambición de futuro se mostró desde sus orígenes, cuando en sus lejanas mocedades apostó por la educación y la cultura, antes que cualquier otra ciudad, y con más vehemencia y constancia que ninguna”, apuntó.

“La crónica de su vocación universitaria; los episodios del logro, suspensión y recuperación de los estudios superiores, son timbres de gloria, que reflejan el verdadero espíritu de sus habitantes y el servicio impagable que esta ciudad, especial por tantos y tan diversos motivos, prestó y presta eficazmente, a nuestro archipiélago”, señaló.

Castro además dijo que “La Laguna se inspira en sus valores, se reinventa en sus activos para afrontar el porvenir, que es lo que siempre le ha importado, que es lo que realmente importa”. Para demostrar esa evidencia, sólo hay que contemplar la imaginativa, valiente y laboriosa recuperación de su espléndido casco histórico, ganado para el comercio, los servicios y el ocio para recreo de propios y foráneos, mantuvo.

El presidente recordó que él estudió en la ciudad y así planteó que “repartidos por todas las islas, por España, América y Europa existe una multitud de laguneros adoptivos vocacionales, que sienten está tierra en las entrañas de su memoria, en los escalones decisivos de su existencia, porque, como manifestó un egregio viajero del Siglo de las Luces, cuando la ciudad bullía entre tradiciones añejas e inquietudes ilustradas, 'quien la vio un día jamás la pudo olvidar, quien la sintió una vez se la colgó en el alma para siempre”.

“La Laguna significó, y aún significa, una estancia común para generaciones de canarios que entendieron, en una etapa decisiva de su vida, que existen claves de unidad por encima de las competencias y los pleitos territoriales; que existen signos de identidad serios y profundos, que son los que nos unen como pueblo y nos encaminan, más allá de los intereses inmediatos, hacia un destino común”, afirmó.

Castro también mantuvo que le resulta imposible entender La Laguna sin el Santísimo Cristo e imaginar a la impresionante talla fuera de este marco físico y espiritual. “El Cristo lagunero es el icono piadoso y artístico más conocido, admirado e invocado de todo el Archipiélago”, dijo.

AGRADECIMIENTO A LOS FRANCISCANOS

Aquí agradeció a las monjas clarisas y los hijos del Pobrecito de Asís la custodia del Crucificado, “hasta este mismo año, cuando la carencia de vocaciones forzó su marcha”. “Es justo dedicarles en esta hora, un recuerdo agradecido como, con su proverbial hidalguía, han hecho los feligreses, la diócesis y las instituciones tinerfeñas”, dijo.

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