Delfines, tortugas y sebadal, víctimas del nuevo paseo
El Ministerio de Medio Ambiente da su visto bueno condicionado al proyecto de paseo marítimo que discurrirá por el litoral del núcleo turístico de Los Cristianos, en el sur de Tenerife. Los principales problemas, sin embargo, son los efectos negativos que de forma inevitable se van a producir en las plantaciones de sebadales, que desaparecerán en un 1% del total de superficie y sobre la población de cerca de doscientas tortugas bobas o caretta-caretta que residen en este entorno y en la especie del delfín mular.
El proyecto costará 10 millones y su objetivo es la recuperación de un tramo de la bahía de Los Cristianos para el uso público, tanto en lo referente al paseo como en la playa. La actuación se divide en dos fases: la primera consiste en acondicionar Los Tarajales y reformar su paseo; y la segunda en recuperar dominio público marítimo-terrestre, demoliendo las 38 edificaciones existentes, entre ellas un hotel y un apartahotel.
La alternativa elegida contempla la construcción de dos diques, norte y sur, de 166 y 123 metros de longitud, respectivamente, para la protección contra la erosión de la playa y formados con escollera de diferentes tamaños según la sección longitudinal. También se aportará 142.000 metros cúbicos de arena, de los cuales el 20% procederán de Los Cristianos y el 80% de machaqueo de materiales pétreos de canteras u obras autorizadas, para una playa seca. con una superficie de 26.800 metros cuadrados.
Además, se procederá a reformar el actual paseo marítimo de Los Tarajales en una longitud de 730 metros, para lo que será necesario demoler edificios, muros y salientes que hay en la actualidad, lo que implicará el desembolso de indemnizaciones millonarias. En la segunda fase, se prevé derribar las edificaciones que existen en el tramo rocoso del entorno del barranco de Aquilino, liberándose una superficie total de 9.886 metros cuadrados.
Igualmente, se adecuaría un área de 12.500 metros cuadrados para uso público y se reformaría la parte del paseo correspondiente en unos 200 metros.
Más de 200 tortugas
Eso en cuanto al lado digamos más positivo desde el punto de vista del uso público. Sin embargo, acto seguido se recuerda que parte del proyecto se desarrolla en una Zona Especial de Conservación (ZEC) donde se localizan especies protegidas como son las plantaciones de sebadales, las tortugas bobas y el delfín mular.
Respecto a la caretta-caretta, se estima una población en la zona que supera los 200 ejemplares, especialmente jóvenes y subadultos que están allí de forma transitoria y han encontrado en la zona un lugar apropiado para su alimentación. Se considera que este hábitat está en la actualidad en un estado de conservación que se califica de poco favorable para su desarrollo.
Pese a ello, la especie mantiene este área de distribución estable, desconociéndose la evolución de la población. Dentro de las principales amenazas se distinguen las capturas accidentales, el buceo y el tránsito marítimo, así como los vertidos de sólidos y plásticos.
En cuanto al delfín mular, existen muchas incertidumbres sobre el estado de las poblaciones dentro de la ZEC. Se identifican como sus principales amenazas el tráfico marítimo, la acuicultura y la actividad de avistamiento de cetáceos.
Con respecto al sebadal, el proyecto implicará la desaparición de 129 metros cuadrados de estas plantaciones, lo que supone casi el 1% del total de la superficie que allí se localiza. Según los muestreos realizados, se comprueba que a 80 metros de la costa y a 5 metros de profundidad, comienza esta plantación, que se prolonga hacia el sur de la actuación, quedando una pequeña porción del mismo bajo la obra del dique sur.
La Dirección General de Medio Natural y Política Forestal del Ministerio de Medio Ambiente estima que este entorno se ha visto notablemente degradado por actividades como el tráfico marítimo que se localiza en el puerto de los Cristianos, en la modificación de la dinámica del oleaje, los vertidos incontrolados y de sedimentación de la bahía. Todo ello ha dado lugar a la erosión de la playa de los Tarajales y a la deposición de los materiales arrastrados de Los Cristianos.
Con respecto a los efectos sobre el patrimonio cultural, el proyecto recoge la señalización y vallado de los elementos a conservar, tales como rasas rocosas, pocetas de interés etnográfico y un bunker.