Cuando Jesús se mete en las urnas
El Obispado de Tenerife ha hecho público este viernes un escrito en el que pide a los fieles que con motivo de las elecciones del 27 de mayo examinen “cuidadosamente” a qué persona, partido y programa votan.
Pide, entre otras cuestiones, que se tenga en cuenta el respeto al adversario y que su propuesta de programa sea expuesta con lenguaje concreto, claro, transparente y positivos, así como que fomente un sistema económico justo y que incluya el respeto a la vida desde su concepción hasta la muerte natural.
También cree el Obispado de Tenerife que debe tenerse en cuenta la preocupación por los grupos sociales más vulnerables, la respuesta que se de a la necesidad y el derecho a una vivienda digna y accesible económicamente, así como el fomento de una educación integral que promueva valores éticos, morales y religiosos.
Además, pide que se tenga en cuenta el cuidado de la naturaleza, el apoyo y defensa de la dignidad de toda persona, especialmente de la mujer, de forma que se promuevan políticas de igualdad y de prevención de malos tratos, así como el fomento del asociacionismo responsable y al apoyos a proyectos de desarrollo en países empobrecidos.
Esta es la reflexión que los responsables del área de Pastoral Social ofrecen a los creyentes en Jesucristo y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
En el escrito se destaca que el ordenamiento jurídico y social tiene que estar dirigido fundamentalmente a promover y garantizar el bien común que conlleva el respeto de los derechos humanos, sociales y de convivencia pacífica, en justicia e igualdad para cada una de ellas.
Constata cierto recelo, desconfianza y desprestigio de la clase política y un alto índice de abstención a la hora de ejercer el derecho al voto, y por ello se reconoce, valora y agradece la dedicación de los políticos que con honradez y generosidad ejercen la caridad política, buscando el bienestar de sus conciudadanos.
Recuerda el Obispado de Tenerife que la razón de ser de la política es el servicio a cada persona y a cada colectivo, concretando en el día a día el bien común posible de todos en cada circunstancia, especialmente de los más débiles y de los que sufren desventaja social, lejos del clientelismo o del poder entendido como forma de enriquecimiento o de dominio sobre los ciudadanos.
Comenta que si bien es cierto que ningún partido agota todo el mensaje del Evangelio y que una misma fe cristiana puede conducir a compromisos políticos diferentes, también es cierto que se debe examinar con cuidado a qué persona o personas, a qué partido y a qué programa se va a votar.