Mauricio se presenta a las elecciones resignado a no ser alcalde

El candidato de CC al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, José Carlos Mauricio, se presenta resignado a no ser alcalde, pues “no cree que todavía la fruta esté madura, a nivel de los ciudadanos, para entender” sus ideas, pero confía en entrar en el gobierno, aun con pocos ediles.

Y es que, “como la política es como el ajedrez, que, más que el número de piezas, lo que importa es su posición, es decir, si suman o no, pues la victoria o la derrota están en la delgada línea que separa si nuestro proyecto es imprescindible para gobernar o no”, en función de que otro partido necesite los votos de Coalición Canaria para completar su mayoría, declaró.

En ella defendió su idoneidad para la Alcaldía, a la que aceptó presentarse después de protagonizar un tira y afloja público con su propio partido a cuenta de que la organización le pedía ser candidato y él decía no estar interesado, con el argumento de que, frente a sus rivales, es el único aspirante con un proyecto para aprovechar la “oportunidad histórica” de la ciudad.

“Yo creo que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria está en un momento histórico, decisivo, estamos en un momento de ser una ciudad líder internacional o de no serlo” y, en esa coyuntura, “yo me presento diciéndole a los ciudadanos de Las Palmas: el proyecto está claro, yo tengo el equipo para hacerlo”, sostuvo el nacionalista.

“Ahora -matizó-, no creo que todavía la fruta esté madura, a nivel de los ciudadanos, para entenderlo, pero mi obligación es decirle a los ciudadanos de Las Palmas que tienen una oportunidad”.

“El deber de los políticos es presentarle un proyecto a los ciudadanos y decirles: esto es posible, tenemos una posibilidad histórica de dar un salto y ustedes sabrán si lo quieren o no; y yo me quedo tan contento lo quieran o no, porque mi obligación es presentarlo”, insistió el candidato.

“Lo que pasa -apostilló- es que el debate político está metido en una guerra de sectarismos, de pequeñas miserias y de mediocridades que no dejan ver esa oportunidad histórica”.

José Carlos Mauricio advierte, en cualquier caso, de que el que se resigne a no obtener la Alcaldía no significa que renuncie a formar parte del gobierno municipal, aunque sea con unos pocos concejales cuyos votos fueran necesarios a otro grupo político mayor para poderse poner al frente del Ayuntamiento.

En cuanto a qué partidos baraja como posibles aliados, prefirió no pronunciarse hasta después de las elecciones.

“Yo -declaró a ese respecto- ya he dicho varias veces que no iba a pactar con el PP en el Ayuntamiento, pero ahora, como he oído hace unos días decir a Jerónimo Saavedra que con quién se pacta o no se pacta hay que decirlo al día siguiente de las elecciones, a mí me ha parecido una inteligente operación”.

Aseguró, no obstante, que opina que “pactar con el PP es muy delicado, porque no cumplen lo que pactan”, y que su experiencia de acuerdos con los populares, “en particular con la señora Luzardo, es muy negativa”.

“Desde el famoso time-sharing hasta ahora”, apostilló.

Con esa alusión al pacto, finalmente incumplido, por el cual, a principios de los años noventa, se acordó que los candidatos de tres partidos se repartieran por turnos la Alcaldía durante el mismo mandato, Mauricio quiso salir al paso de las llamadas que la actual alcaldesa, Josefa Luzardo, ha hecho a la ciudadanía para evitar que, merced a sus votos, CC tenga opción a reeditar un time-sharing.

Llamadas que tachó de “caricaturas de la realidad”, en la medida en que -argumentó- “el llamado 'time-sharing' es un pacto que yo hice hace quince años con el Partido Popular, que les dio la Alcaldía, y que, cuando les tocó dármela a mí, pues, se rompió en tres pedazos y no lo hicieron”.

“Entonces, la conclusión que han sacado es que yo soy el culpable de su traición y de su ruptura, cuando fueron ellos”, agregó.

Mauricio quiso subrayar además que, a diferencia del PP, él no cree en la utilidad para los ciudadanos de las mayorías absolutas que los populares han tenido en los últimos mandatos en el Ayuntamiento y propugnan para el próximo, y que está seguro de que no se repetirán.

“No es que lo diga yo expresando un deseo, sino que emito un pronóstico: estoy seguro de que se acabaron las mayorías absolutas en Gran Canaria, que han sido bastante negativas, y, por lo tanto, todo el mundo va a tener que consensuar, que dialogar y pactar, y, a partir de ahí, creo que los grandes problemas de Gran Canaria, que son varios y muy importantes, se van a poder resolver”, sentenció.

Mauricio rechaza la críticas por el gasto del tranvía de Tenerife y niega que perjudique a Gran Canaria, asegurando incluso que, en materia de inversión autonómica, “el desequilibrio está a favor” de la segunda.

Con esas palabras, y en el marco de una entrevista que concedió en su calidad de candidato de Coalición Canaria a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, Mauricio respondió a los rivales políticos que acusan de perjudicar a la capital oriental en materia de inversiones al Ejecutivo del que todavía es responsable económico.

“Eso no es verdad”, contestó tajante el consejero y candidato, que afirmó que “esta eterna pelea, que dura ya dos siglos, entre Gran Canaria y Tenerife, no lleva a ninguna parte” e insistió en que en el Archipiélago “tenemos que tener equilibrio, y existe”.

De hecho, si hay alguna descompensación en favor de una u otra de las capitales autonómicas, “en este momento el desequilibrio está en favor de Gran Canaria”, matizó.

E insistió: “yo tengo en la Consejería de Hacienda datos y, si sumamos inversión pública del Estado e inversión de la Comunidad Autónoma en los últimos diez años, se verá que es ligeramente superior en Gran Canaria”.

“No hay más que plantearse que las grandes inversiones dónde están”, argumentó el consejero, que aludió, como prueba de sus palabras, a que, mientras “la circunvalación de Las Palmas se está terminando, la de Tenerife no la han empezado”.

“El problema -opinó- es que los problemas de Gran Canaria los tenemos en Gran Canaria, y la culpa de que los grandes temas no se resuelvan es de los obstáculos que surgen en la propia Gran Canaria; y el que siga con el lloriqueo y con el victimismo, lo que hace es dificultar que los problemas se resuelvan”.

Y añadió: “yo podría hacer un listado interminable de cuestiones sin resolver y yo no veo ninguna intervención de Tenerife, igual que en Tenerife les da también por echarnos la culpa cada vez que surge un problema”.

“Eso es una solución fácil, y yo diría que cobarde: echarles a los demás la culpa de los problemas que uno no sabe resolver”, fue su conclusión.

Además, sostuvo que el gasto que las administraciones autonómica y estatal destinen al tranvía tinerfeño se compensará con el que deberán hacer cuando, en algún momento, se proceda finalmente al traslado de la Base Naval militar de Las Palmas de Gran Canaria a una nueva ubicación, a fin de recuperar para la ciudad la parcela de frente marítimo privilegiado que ocupa en la actualidad.

“Tenerife -dijo- ha apostado por el tranvía y nosotros por sacar la Base Naval de ahí, que costará setenta millones de euros, como mínimo, la inversión en la nueva Base”.

“Pues ese dinero lo tendrá Gran Canaria y no lo tendrá Tenerife”, concluyó el consejero, que admitió, no obstante que primero habrá que conseguir negociar finalmente un acuerdo para el traslado de la base, ya que -recordó- “hace diez años que estamos hablando de eso y no lo hacemos”.

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