Rosa pagó la hipoteca a Dimas Martín
Dimas Martín hipotecó entre 1993 y 1994 en dos lotes su casa de Guatiza, su finca de Lajares, 14 bungalós y una finca en Los Cocoteros y tres fincas en La Maleza, en Costa Teguise. Las dos hipotecas, con la Banca March, sumaban entre ambas 124 millones de pesetas (unos 750.000 euros). Los bungalós de Los Cocoteros han sido para Dimas propiedades bumerán: los vendió en los años setenta y ochenta y los fue recomprando con otras sociedades para intentar pagar las deudas a los compradores que pagaron y se quedaron sin nada, porque vendió más de 300 y construyó poco más de cien. En cierto modo, después de treinta años en política y de cinco condenas, Dimas nunca ha salido de Los Cocoteros. La Guardia Civil considera que aún preparaba, en el año 2009, junto al empresario andaluz José María Rossell, el desarrollo de un plan parcial en esa zona.
El líder del PIL se hipotecó como garantía de pago para sus acreedores de Los Cocoteros, según declaró él mismo en el Juzgado. Eso sí, no pagó las letras al banco y la Banca March acabó quedándose con todas esas propiedades, al menos en teoría, porque en la práctica, y según la UCO, “a la vista de los indicios, el lote de fincas nunca ha dejado de ser suyo desde hace décadas”. La división inmobiliaria de March firma un primer contrato con la sociedad Gaida, controlada por Dimas, en el año 2002, por el que éste debe pagar 120.000 euros por uno de los lotes. En abril de 2004 paga esa cantidad y ese año se anula el auto judicial por el que se adjudicaban las propiedades al banco, así que March le devuelve el dinero? en teoría, porque no hay un apunte contable de ese reingreso en las cuentas de Gaida.
Con el otro lote, en el que están sus casas de Guatiza y Lajares, March también le da una nueva oportunidad. Firma en enero de 2004 (cuando Dimas ingresa en prisión para cumplir condena por el caso de la compra del voto) un contrato con la hija de Dimas, Susana, por el que debe pagar 750.000 euros en cinco años. Paga 60.000 en el acto y no paga más. Y entonces entra en escena Juan Francisco Rosa.
Dimas y Rosa tienen dos versiones, que no son incompatibles, para explicar cómo ocurrió, pero esto es lo que ocurrió: el 22 de octubre de 2004, tres días antes de que comenzara el juicio por el Complejo agroindustrial contra Dimas (que se exponía a ser condenado y a una multa que le supondría la pérdida de sus propiedades, como así ocurrió), el empresario firma un contrato por el que se subroga la hipoteca, y por tanto la deuda, de Dimas con el banco. La última letra la paga ocho días antes de su detención por la UCO, en abril de 2010, pero la casa sigue estando registrada a nombre de March Servicios Inmobiliarios. Según Rosa, a quien Dimas ya debía antes de esa operación 300.000 euros y que podía registrar la casa a su nombre, pensaba reclamar “inmediatamente” la finca y traspasarla a un tercero, pero no lo ha hecho. Por todo esto, la UCO considera que Rosa ayudó a ocultar a Dimas sus propiedades para no hacer frente a la Justicia. En otras palabras: que es un testaferro del político de Guatiza.
Ahora van las dos versiones. La de Dimas es que fue él mismo quien acudió a ver a Rosa para pedirle que se quedara con la deuda porque el banco ya había hecho varios intentos de desahuciarle y que entre ambos pactaron las condiciones. No es el único favor que le ha hecho Rosa en los últimos tiempos porque también le contrató, entre julio de 2004 y 2009, con intervalos, por “motivos humanitarios”, según dijo el empresario, para que pudiera conseguir el tercer grado, aunque ni cobraba el salario ni realizaba ninguna función. Por estos hechos se le acusa de falsedad documental.
La versión de Rosa es que el banco desahució a Dimas aunque le dejó entrar de nuevo en la casa a los cuatro días y que, por otro lado, él iba a pedir un crédito de más de once millones de euros para una ampliación del Hotel Princesa Yaiza. En ese momento, la central de March le dice que le da el crédito pero que le concede otros 800.000 euros para quedarse con la hipoteca de Dimas “porque March no quería dejar a Dimas en la calle”. El empresario aceptó, según su versión, porque “tenía necesidad de tomar ese dinero y porque la propiedad de Dimas valía mucho más (el doble) que la tasación”, y reconoció que el crédito del Princesa Yaiza estaba vinculado al pago de la deuda de Gaida.
Pero hay un hecho más sobre la relación entre Dimas y la Banca March. Dimas cobró una comisión de 270.000 euros por intermediar en la compraventa de una clínica a medio construir junto a los Juzgados de Arrecife. Según un documento intervenido en su casa, Dimas pasó información sobre este terreno a Fernando Pérez, ex director regional de March y luego consejero delegado, porque estaba interesado en esa clínica “para un grupo que representa”. En ese momento ya hablaba del cambio de uso del suelo, que era sanitario y años después, tras varias transacciones, se pintó como socioasistencial en el avance del Plan General y abría la puerta a construir oficinas. El terreno acabó en manos de Luis Lleó, el empresario que hizo que se pusiera en marcha la Operación Unión.
Pagaba el Complejo
Las tres fincas en La Maleza de Costa Teguise las adquirió Dimas Martín a través de la sociedad Procovista. Se las compró a Río Tinto en 1994 por nueve millones de pesetas. En 1995 las hipoteca y las vende a otra sociedad 'amiga', Benitex, pero en la venta se pone una cláusula por la cual las puede recuperar si paga su precio o bien Procovista, que administraba el marido de la ex consejera del PIL Plácida Guerra o bien la Empresa municipal agrícola y marinera de Teguise, una empresa pública que creó para el Complejo agroindustrial de Teguise y que presidía él mismo.