Se vuelven a sentir las emisiones de la Refinería
Aunque la Refinería de Santa Cruz lleva semanas oficialmente paralizada desde hace dos días ha empezado a desprender de nuevo su característico y desagradable olor. Los vecinos del entorno de esta industria han señalado que desde el pasado martes tienen la sensación de que ha vuelto a operar aunque no sea a pleno rendimiento.
Pero no es sólo una percepción, lo cierto es que los medidores que tiene instalado el Gobierno canario en este entorno también han detectado un aumento significativo en la emisión de dióxido de azufre, principal elemento contaminante que desprende la Refinería. De esta manera se ha pasado de registrar una cantidad prácticamente nula a alcanzarse cifras de entre 60 ó 50 microgramos por metro cúbico, muy por debajo del tope legal que está fijado en 350. Pero aún así es indicativo de que la actividad industrial da la impresión de que se vuelve a retomar.
Sin embargo, desde la propia Refinería se niega totalmente este extremo y se señala que la industria sigue totalmente paralizada y los operarios están ocupados en labores internas y de mantenimiento de la maquinaria. La enorme antorcha que emite de forma casi constante un espeso humo negro no se ha apagado durante estos días. Precisamente un reciente estudio indicó que esta llama es el mayor emisor de dióxido de azufre y de ahí tal vez que se haya vuelto a repetir el característico olor a contaminación en el entorno.
Lo cierto es que Cepsa se encuentra en estos momentos en una de las mayores encrucijadas de su larga historia en Santa Cruz después de que el Gobierno de Canarias haya decidido hacer público un informe en el que se reconoce por primera vez de forma oficial la actividad contaminante que provoca la industria. En concreto, permanecen para que puedan ser consultados por todos los ciudadanos, los datos referentes a las mediciones realizadas durante el año 2011 y desde luego sus conclusiones no son nada positivas.
Se apunta a que efectivamente la Refinería causa contaminación y que ésta a su vez provoca daños en la salud. De hecho, otro informe elaborado por la Consejería de Sanidad detecta el aumento de un 12% de casos de enfermedades respiratorias cada vez que la industria supera los topes legales de emisión de dióxido de azufre. El estudio que está en estos momentos en información pública recoge que la Refinería debe de reducir en un 29% el promedio de emisiones de dióxido de azufre de todos sus focos.
Además, está obligada a garantizar el cumplimiento de los valores límite de calidad del aire en toda el área de influencia de la instalación y la adopción de acciones eficaces de reducción de las emisiones en las situaciones desfavorables por contaminación atmosférica. El área de influencia abarca 6,5 kilómetros aunque el núcleo central es de 3 kilómetros a la redonda en el que viven 30.000 personas que están expuestas a estos efectos nocivos.