Neodimio60, la magia de la cocina sin mentiras

Plato del Neodimio60

Javier Suárez

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En pleno corazón del distrito Puerto/Canteras, ubicado a dos manzanas del tristemente cerrado Hotel Reina Isabel, en una pequeña esquinita de Las Palmas de Gran Canaria donde hay que ir a sus brazos se encuentra uno de los sitios que más está llamando la atención de los amantes de la gastronomía de toda Canarias, o de los que nos visitan, Neodimio60. Tras esas cuatro paredes nos reciben Daniel D’Angelo y Nayra Suárez, o viceversa, porque en esta casa la elegancia y el buen hacer va a partes iguales en cocina y sala. Pocos sitios con esta sintonía tan grande conozco en nuestro archipiélago y ya tocaba hacerles la visita de 2020. 

El Neodimio60 es una casa pequeña, cuatro mesas altas y una barra, esta última ahora mismo deshabilitada para el uso del comensal. “Queremos que todos los clientes se encuentren 100% cómodos y sobre todo, seguros, que no duden que nos hemos esforzado al máximo para cumplir con todas las medidas de seguridad”, contaban al unísono. Para el resto de la sala, a la hora de cumplir las normas se han tomado todas las medidas: “En cada servicio no admitimos más de 12 comensales como tope, repartidos en total en dos mesas de 4 y dos de 2. Pero lo más normal es que sean solamente 8 comensales por servicio, de ahí que hayamos tenido que implantar turnos. Abrimos de jueves a domingo y si bien por las noches repartimos los turnos a las 20 y a las 22 dejando los mediodías como servicio único, el domingo es a la inversa, abrimos por turnos al mediodía 13:30 y 15:15 para descansar por la noche”. 

Ante la pregunta sobre cómo recibe el cliente este cambio Nayra reafirmaba “que estamos acostumbrándonos todos a esta nueva vida que tenemos. Lo hacemos por el bien y por la seguridad de todos, cuando terminamos un turno, limpiamos y desinfectamos todas las mesas y sillas de la sala a la hora de recibir a los siguientes comensales”. Mientras tanto, Danny cuenta que “en la cocina ahora estoy yo sólo, no podemos recibir más de 12 comensales como mucho porque yo quiero que todo siga saliendo de manera perfecta e impoluta. Este no es nuestro trabajo, es nuestra vida y nuestra casa y quiero que lo siga siendo muchos años más”. Terminaban casi al unísono confesando que “nos gustaría que a veces entendieran que tampoco a nosotros no nos gusta esta situación, pero todos debemos de poner un poquito de nuestra parte para que sea lo más llevadera posible, ahora que no se pueden tener esas sobremesas tan largas, queremos que disfruten aún más del momento de la comida”. Y doy fe de que lo consiguen.

La carta del Neodimio60 sigue siendo fiel a sus principios: pocos platos que cambian cada mes y que si van en pareja se pueden prácticamente degustar en su totalidad, cosa que les recomiendo porque en muchas ocasiones los platos llegan, viven y se van para no volver. La de este mes sigue presidida por su pan Santi, el mejor que podrás comer en un restaurante de Gran Canaria, y cuyo nombre propio viene por la elaboración en casa del mismo, partiendo de una masa madre con ya más de una década de vida y una historia maravillosa, que mejor te cuenten en el momento de pedirlo, imprescindible. A ello le acompañan 6 platos principales en la propuesta. Como refrescantes y jugando con el verano, un salpicón asiático de bonito, que nada se parece al salpicón tradicional ya que aquí viene en tataki y a partir de ahí, todo sirve para realzar el producto. Increíble ver como se puede preparar un plato nuestro partiendo de la creatividad y que encima sea reconocible. El segundo de los platos fríos era un ajoblanco de almendras con salmón ahumado e higos frescos, auténticamente inenarrable. Daban ganas de pedir el ajoblanco en botella de litro para llevar a casa. El toque marino del salmón ahumado y el sabor profundo de nuestros higos de temporada terminaban de conformar un plato perfecto.

La parte caliente contaba de tres propuestas diferentes, comenzando por unos dumplings de pato asado sobre caldo de calabaza. Aquí Danny vuelve a marcar sus manejos de las técnicas al comensal desde ese fondo de calabaza, dulce y sabrosa, la extraordinaria potencia del guiso del pato para terminar en la impoluta y perfecto ensamblaje al que da forma el dumpling, al vapor y permitiendo mantener intactas las características de cada ingrediente. A continuación el caballo ganador de este menú, de tal forma que me adelantó el chef que se está planteando dejarlo para el mes próximo también debido a la demanda y el éxito: vieras a la meuinier sobre crema de coliflor tostada. Y sinceramente no sé ni que adjetivos o calificativos usar para describirlo, salvo que es momento de pedir que nuestro “amigo Santi” haga aparición de nuevo y dejar el plato listo para repetir, cosa que seguro hay gente dispuesta a ello. Como cierre, un viaje a los orígenes italianos del cocinero gracias a un pasta orecchiette con rabo de buey allá vaccinara, uniendo potencia, sabor y elegancia de origen romano, en un plato que pone broche de oro a una carta para enmarcar.

Y ante semejante despliegue de parte salada, llega el temido momento de la parte dulce, donde esta casa siempre juega con dos propuestas. La primera en forma de tartaleta de mascarpone, maracuyá y helado de mango, fresca a la vez que divertida y muy sabrosa. Pero la segunda ya se pone seria la cosa y juega las ligas mayores, pannacotta de avellanas con miel de jengibre caramelizada. Les puedo decir que no he comido una panna cotta con más sabor y cuerpo en mi vida, de hecho es un postre que no suelo pedir porque el 90% de las veces es simplemente textura sin sabor, pero aquí no, en esta casa es todo lo contrario. “La preparo sin leche, únicamente con nata al horno y con mucha paciencia, me gusta que la pannacotta en sí recoja el sabor del fruto seco al que después esa miel de jengibre que elaboro yo mismo ayuda a realzar”. Absolutamente irresistible, tanto que le pedí que lo mantuviera y que lo iría a repetir en bucle, “no eres el primero que me lo dice”, contestó entre risas y esa mezcla de humildad y timidez que le caracteriza.

Pero ya les dije al principio que en esta casa hay dos patas, Daniel en cocina y Nayra en sala, donde ella marca el ritmo y dirige al comensal con batuta de seda. Para quien no lo sepa, Nayra es una de las mejores bartender de Canarias, tanto que su carta de cocktails es de las mejores de la ciudad y los que elabora para embotellar como el Negroni, un must para degustar nada más llegar. Si a eso le sumamos su pasión por el vino, tenemos una casa que sustituye la cantidad de botellas a disposición por su escaso espacio, por calidad de la propuesta y valentía de las mismas. Este almuerzo cayó con un txacolí completamente atípico y que acompañó de tú a tú cada uno de los platos.

Recuperando el principio del artículo me reitero en que Neodimio60 es un lujo para la isla de Gran Canaria y que tras estos duros meses, su alma no es que siga intacta, es que late con más fuerza y brío que nunca. Pocas veces uno encuentra tantos platos a los que no ponerles un solo pero en ejecución, sabor y coherencia respetando al producto sin dejar de ser creativo. Daniel D’Angelo se encuentra en un estado de forma abrumador y mi mayor pecado en este 2020 ha sido no marcarme una visita mensual a esta casa, cosa que hay que empezar a solucionar desde ya, porque mi reserva para el siguiente menú que comienza el último fin de semana de agosto, ya está más que anotada. Si yo fuera ustedes, intentaría no perderme este… o el que venga.

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