¿Quo vadis CC?

Federico Echanove / Federico Echanove

“En los primeros días del mes octubre del pasado año, se registraron va rios casos de dengue en el archipiélago portugués de Madeira” señalaban el 28 de enero pasado, en una pregunta por escrito al Gobierno, el exalcalde de Santa Cruz de Tenerife y senador de Coalición Canaria por la Comunidad Autónoma, Miguel Zerolo, y el también senador nacionalista por El Hierro Narvay Quintero. “A nadie se le ocultan las graves con- secuencias que tendría para la industria turística canaria, la sola noticia de un posible brote de dengue en las islas.....por todo ello ¿Cuáles son las medidas adoptadas en puertos y aeropuertos de la Comunidad Autónoma de Canarias? preguntaron al Ejecutivo Zerolo y Quintero.

Ciertamente, la cuestión de la irrupción del dengue en Madeira, y la exposición de la Macaronesia a distintas enfermedades tropicales que es posible que incluso lleguen a aposentarse aquí y ni nos enteremos, no es algo para ser tomado a broma. Entre finales del año pasado y principios de éste, el dengue llegó a afectar en Madeira, según el texto de la pregunta firmada por el propio Zerolo, a unas 1.500 personas que sufrieron la picadura del mosquito Aedes Aegipty, transmisor de esta enfermedad que en los casos más graves puede llegar a causar la muerte.

El 11 de marzo, el Gobierno contestaría a los senadores de CC que se habían puesto en marcha todo tipo de medidas profilácticas para evitar la entrada del dañino insecto por los puertos canarios, si bien parece que en los aeropuertos la absurda burocracia de siempre (y de aquí) ha tenido paralizadas las medidas desde enero y sólo han comenzado a desbloquearse en estos días por AENA gracias a una denuncia periodística del Diario de Avisos.

Un caso de dengue en Madeira es el único asunto por el que el exalcalde del caso de Las Teresitas se ha dignado a presentar una pregunta por escrito desde que fue designado senador en 2011

En fin, nada de lo que se pueda frivolizar, y quién sabe si, precisamente por eso, el dengue sea el único asunto por el que el exalcalde del caso de Las Teresitas -a quien cada día se le acumula en el correo una nueva causa judicial- se ha dignado a presentar una pregunta por escrito -aunque uniendo su firma a la de Narvay Quintero- desde que fue elegido senador en julio de 2011.

Y es que frente a esta única pregunta por escrito de Zerolo,
su compañero de la Agrupación Herreña Independiente ha presentado en lo que llevamos de legislatura ya 197, a las que hay que sumar 30 preguntas orales en comisión y 19 en las sesiones de control del Pleno. En cuanto a la participación en los debates del hemiciclo, en los de las comisiones y en la tramitación de las leyes, mientras el herreño lleva todo el peso del trabajo cotidiano -21 proyectos de ley, 22 mociones en comision, 8 ante el Pleno, 27 intervenciones en comparecencias en Comisión de miembros del Gobierno-, el protagonismo de Zerolo se reduce a una breve intervención en marzo de 2012, deseando suerte en su tarea al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, durante su primera comparecencia en la Cámara. Además de eso, el exalcalde tinerfeño solo tiene registradas dos intervenciones de breves segundos en comisión para defender las enmiendas que el Grupo Mixto había presentado a sendos proyectos de Ley. En ellas sólo utilizó su turno para decir que renunciaba a hablar y daba las dichas enmiendas por defendidas aunque es obvio que, como no habló, ni siquiera se molestó en defenderlas.

“Desde que llegó no tiene ninguna actividad parlamentaria y está siempre ausente”, comentan sin ocultar su desagrado por el escaso rendimiento del senador en Coalición Canaria.

“Desde luego parece que se mueve en otras esferas”, añaden algunos de sus compañeros de otros grupos que próximamente tendrán que decidir si se autoriza su juicio por el Tribunal Supremo.

“La verdad es que estoy cansado porque todo lo tengo que hacer siempre yo solo” comentaba esta primavera por su parte en los pasillos del Senado un cariacontecido Narvay Quintero, durante la tramitación de la Ley de Costas.

Se comprende que el joven Narvay añore la anterior legislatura en que tenía como compañero a Alfredo Belda ya que éste registró entonces la friolera de 2.655 preguntas por escrito

Y es que se comprende que el joven Narvay añore la anterior legislatura en que tenía como compañero a Alfredo Belda ya que éste, por poner un ejemplo, registró entonces la friolera de 2.655 preguntas por escrito. Y aunque alcanzar esa cifra tiene cierto truco -Belda se interesaba por la evolución de una partida presupuestaria a lo largo de varios años y no preguntaba por un solo municipio sino por varios-, para presentar todas esas preguntas al menos hay que tomarse la molestia de concebirlas, redactarlas y firmarlas. Ya entonces, en 2008, habían pasado
a mejor vida los anteriores tiempos de esplendor de Coalición Canaria en el Senado -entre 2000 y 2004, con el veterano Victoriano Ríos de portavoz, los nacionalistas llegaron a tener hasta seis escaños en la Cámara- y sólo eran dos los senadores nacionalistas, pero al menos con Belda Narvay disponía de un jefe y compañero bregado en mil batallas del que aprendía mucho cada día y con el que podía repartirse el trabajo, mientras que de Zerolo, al margen de que no le eche una mano en nada, miedo da pensar en lo que pueda aprender.

Y es que si bien la web del Institucional y los diarios de sesiones arrojan cifras próximas a las de Zerolo para algunos senadores del PP, como el majorero Claudio Gutierrez o el lanzaroteño Óscar Luzardo, el propio funcionamiento de la Cámara y el reparto de tareas dentro de los partidos de ámbito estatal -en los que, con algunas excepciones, sus parlamentarios no pueden tener el mismo protagonismo que los de los grupos pequeños- convierte en poco comparables las cifras. A más de que en el caso del exalcalde estamos hablando de alguien que fue elegido senador por el Parlamento de Canarias en representación de la Comunidad Autónoma.

Reflejo friki

Pero lo verdaderamente friki y estrambótico, y por ende diáfano reflejo en la Villa y Corte de la extraña etapa que, cuando se cumplen 20 años del nacimiento de CC como coalición de partidos, actualmente vive el nacionalismo canario no sólo es la inactividad de Zerolo, aunque también eso sea friki, como friki es el personaje al que de vez en cuando jalea, y por algo será, el diario El Día. Lo que, trascendiendo la anécdota personal resulta más marciano es que sea el representante de
El Hierro, periférico dentro de la ultraperiferia elegido por los 11.000 habitantes de la Isla del Meridiano (el 0,5 por ciento de la población total de Canarias), quien esté llevando él solito el peso del nacionalismo canario en la el palacio de la Plaza de la Marina Española. Porque ninguno de los anteriores senadores de la AHI de los padrones que hubo en el pasado se las tuvo que tener tiesas con la ministra de Fomento, como le ha pasado en esta legislatura a Narvay a cuentas de tasas, bonificaciones, reformas de la Ley hipotecaria o deshaucios, del mismo modo que ninguno de ellos tuvo que vérselas con Margallo en el tema del Sáhara, ya que tareas de dicha enjundia recaían antes en Victoriano Ríos, en Pepe Mendoza....o en Belda.

Y si el absentismo de Zerolo debe ser reseñado, también se debe hacer notar que es desopilante que el Parlamento de Canarias lo eligiera en 2011 para representar a esta Comunidad Autónoma a propuesta de los nacionalistas cuando ya había iniciados en los tribunales procesos contra él tan sonados como el de Las Teresitas. Por eso, su designación sólo se explica porque o bien tienen mucho miedo en CC de lo que Zerolo pueda hacer o decir, o porque a diferencia de lo que pasaba antaño lo que se haga en las Cortes Generales ya no les importa un pimiento; o por las dos cosas a la vez.

Y es que no pudiendo estar la situación de los nacionalistas en el Senado a causa de la anomalía zeroliana más distorsionada, tampoco se crean que en el Congreso de los Diputados están mucho mejor los dos que quedan tras más de una década con Grupo Parlamentario propio. Pero aquí si hay poca presencia
no es porque les falten ganas de trabajar a Ana Oramas y a su compañero neocanario Pedro Quevedo, sino por el ineficaz funcionamiento de un Grupo Mixto de 18 miembros, al no habérseles concedido rancho aparte a los 7 abertzales vascos de Amaiur, por no cumplir al pie de la letra los requisitos en cuanto al porcentaje electoral que fija el reglamento para constituirlo. Obviamente aquello fue una decisión política del Gobierno de Rajoy.

De este modo, y a diferencia de lo que sucedía en la Edad de Oro de los Mauricio, Mardones, Adán, Paulino y Olarte -que todos ellos y hasta el Hermoso Manuel pasaron por la Carrera de San Jerónimo e incluso Román se aposentaría allí después de ser presidente- Oramas y Quevedo apenas están representados en las comisiones, su tiempo de intervención es muy reducido y tienen muy limitadas y tasadas sus iniciativas. La diferencia con la legislatura pasada reside en que entonces la exalcaldesa de Laguna y el bueno de José Luis Perestelo sólo debían compartir el Grupo Mixto con otros cinco compañeros y no con los 16 de ahora, en donde la mayoría de Amaiur y los 3 de ERC se reparte los puestos en casi todos los órganos. O sea, que como en el Senado, aunque por razones diferentes, el reflejo del nacionalismo canario en Madrid, que no deja de ostentar la presidencia del Gobierno regional, también resulta distorsionado en su labor de oposición al Gobierno de Rajoy.

La paradoja es que, después de haber constituido grupo parlamentario propio en el Congreso los nacionalistas macaronésicos ya en 4 ocasiones, forzando el reglamento y recibiendo préstamos tramposos del PAR, de UPN-PP por dos veces y hasta del PSOE en 2004 con 4 y 3 diputados (se requiere no sólo un porcentaje de votos, sino disponer también de cinco escaños que CC nunca obtuvo), la aplicación estricta con Amaiur, por razones políticas, de esa misma norma que tantas veces se incumplió para beneficiar al nacionalismo macaronésico le haya ahora perjudicado.

La presencia de Ana Oramas

Y si bien Ana Oramas, que es lista como un rayo, suple en la actualidad esa obligada falta de protagonismo con una notable presencia mediática en los medios de comunicación estatales,
y los parlamentarios nacionalistas, como el propio Narvay en
la última edición, incluso reciben premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, es más que evidente el contraste con los buenos tiempos en que Mauricio podía paralizar el Congreso porque del voto de los 4 diputados de Coalición dependía que se aprobara o no la Ley de Extranjería de Aznar y la propia estabilidad de su Gobierno.

Aquella etapa dorada que se inició en la legislatura 93-96 respaldando el Gobierno socialista de González, pese a
los pactos con el PP en Canarias, para luego abandonar a
los socialistas, se tornó en apoyo a Aznar tanto a partir del
96, como complemento aritmético necesario de CiU y el
PNV, como con la mayoría absoluta de 2.000, si bien al no
ser necesario su voto, Mauricio pudo escenificar más de un distanciamiento en asuntos como la guerra de Irak mientras se daba algún que otro paseo a la embajada de Marruecos en plena crisis de Perejil.

Junto a su posterior presencia a partir de 2003 en la Consejería de Economía y Hacienda, aquéllos fueron los años políticamente más glamurosos del eterno aspirante frustrado a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. Mientras Mardones se ocupaba de la labor sorda del día a día multiplicándose de comisión en comisión para hablar en una sala del Plan Hidrológico y en
la de al lado de cómo apoyar a las Pymes, sin comprometerse
en casi nada demasiado y siempre quedando bastante bien (lo que en el argot periodístico- parlamentario del Congreso ha dado desde entonces lugar al verbo mardonear), María del Mar Julios empezaba a despuntar políticamente y Paulino Rivero
iba ganando cada vez más apoyos en el aparato del partido para suceder algún día a Adán Martín.

Pero el jefe indiscutible y el amo de la cosa era el otrora delfín de Carrillo en el PCE. Con su enemigo íntimo Lorenzo Olarte en franco declive, entre homenajes de empresarios de Gran Canaria y elogios de la prensa estatal por sus discursos sin papeles, se movía como pez en el agua en desayunos, embajadas y despachos. En la planta 1 del edificio nuevo atendía a los corresponsales de medios canarios acreditados en Madrid,
unas veces para tensar cada día un poco más la cuerda de las relaciones con el PP reclamando a Román Rodríguez que cesase a tal o cual consejero y otros para dejar caer su candidatura como ministro de Asuntos de Exteriores si nadie conseguía la mayoría absoluta en 2004.

“Yo no soy Mauricio”

Era aquel un modo de funcionamiento con la prensa un tanto peculiar, y que Paulino Rivero siguió practicando al marcharse el político de Gáldar, pero Ana Oramas, al suceder a ambos a partir de 2007, no ha querido repetir la fórmula y ella sabrá por qué. “Yo no soy Mauricio, y no voy a andar jugando a derribar gobiernos en Canarias desde Madrid, qué quieres que te diga” le ha dicho en más de una ocasión la menuda política (¡¡que menuda política es!! ) a este corresponsal al tiempo que evitaba hacer públicas sus aspiraciones al Gobierno regional.

Mauricio impuso una relación con la prensa que la actual portavoz no continuó porque no quiere “jugar a derribar Gobiernos desde Madrid”

Y explicaré por qué era peculiar con la prensa aquel método
de trabajo de Mauricio, que, desde luego, era un filón para
los corresponsales canarios en Madrid, y beneficiaba a CC, aunque es bastante dudoso que fuera también beneficioso
para Canarias: lo cierto es que aunque con el modus operandi antedicho Mauricio -y, por tanto, CC- estaba casi siempre en candelero en los papeles isleños, Coalición Canaria no debió convocar ni siquiera una rueda de prensa formal en el Congreso en ocho años para hablar de sus iniciativas ante los medios nacionales. Mauricio, cocinero antes que fraile, convocaba a la prensa canaria frente a su despacho de la planta 1 casi siempre en exclusiva y contaba ahí la película que le convenía pero evitaba contar aquella misma batalla ante la prensa nacional.

Y cuando había por medio alguna negociación, no era del agrado de Mauricio que pudiera haber alguien como el que escribe, que trabajaba para una agencia de noticias que, si bien era de capital canario y ámbito canario, funcionaba como delegación en las Islas de una gran agencia nacional a la que estaba asociada y que inmediatamente difundía todo lo que elaborábamos. “Lo siento, pero no puedo permitir que vayas con los demás al encuentro con Adán Martín antes de que nos reunamos con Montoro para negociar la financiación autonómica”, me dijo en 2002, cuando el grupo de corresponsales canarios salíamos del Congreso y nos encaminábamos a hablar con el entonces aún vicepresidente en la Oficina del Gobierno regional que se encuentra en la cercana calle de Fernanflor. “Es que nos jugamos muchos millones
y si los del PP nos sacan en la reunión el teletipo de lo que
Adán va a contar ahora, puede perjudicarnos. Pero yo te doy
la información. Ven conmigo a mi despacho” ¿Qué iba a hacer uno ante aquel secuestro? Poca cosa. Esperar a que Mauricio le contara en su cubículo cuatro vaguedades tras hacer una llamada a la secretaria de Estado de Presupuestos, Elvira Rodríguez, que “vas a tener el privilegio de escuchar”.

No fui el único que padeció este singular modo de Mauricio de tratar a la prensa y también debo aclarar -porque todo hay que decirlo- que contar con la persona y el personaje como material informativo, y en un lugar como Madrid, es algo difícilmente superable profesionalmente. Escuchar sus disertaciones en el sofá de la planta 1, bajo la atenta mirada de Galdós desde el cuadro que había en aquellas paredes, enfrente de donde ahora están los despachos de UPyD, era todo un espectáculo. Como sigue siéndolo asistir a cualquier intervención pública en las que últimamente ha comenzado a prodigarse otra vez, al margen de que, aún a riesgo de pecar de ingenuo, uno sigue creyendo ?y ya dejé esto escrito hace ya algunos años en otra parte- que el hombre no es tan malvado como muchas veces se ha dicho.

Eso sí, aquellos eran los tiempos en que entraba y salía de la calle Génova 13 como Pedro por su casa cual Gary Cooper atlántico y tropical, viajaba a Melilla a ver qué es lo que se cocía por allí y, según fuentes muy bien informadas, incluso asesoró a Javier Arenas respecto a cuál podía ser el mejor candidato del PP para alcanzar la mayoría absoluta en el Cabildo de Gran Canaria y evitar que su propio partido pactara con el PSOE o alcanzara la presidencia si llegaba a ser el más votado.

El deterioro interno

Sí, leyeron ustedes bien: evitar que su propio partido -CC, aunque también podríamos decir ICAN- gobernase en el Cabildo de Gran Canaria, cuyo candidato era Carmelo Ramírez. El dato revelado entonces de manera informal a varios periodistas por alguien que, de haberse producido la gestión, tenía que conocerla muy bien, aunque no se trataba de Javier Arenas, da idea del nivel de deterioro interno a que se estaba llegando ya a la altura de 2003 dentro de Coalición Canaria. Mauricio había pasado en el verano de 2002 del enfrentamiento constante con Soria a entenderse cada vez mejor con él, tras una cena privada en Las Meloneras acompañados por sus esposas en la que ambos hablaron de como contemplaban en lo personal el futuro. Y es que, meses después, en Génova 13 llegó a barajarse que Cardona fuera el candidato al Cabildo y que, en contra de lo que se daba por hecho, Soria siguiera en el Ayuntamiento, ya que existían encuestas que no daban buenos resultados a Pepa Luzardo. Pero, como hemos dicho, la asesoría espontánea de Mauricio habría evitado ese cambio de planes y Soria conseguiría la mayoría absoluta en el Palacete de Bravo Murillo. También tras aquellas elecciones, y pese a los pactos que se habían establecido para que Román detentara la Vicepresidencia y la Consejería de Economía y Hacienda, Mauricio, de acuerdo con Adán, se terminó apropiando de ese departamento y aquello ya fue la puntilla.

Porque si bien, después, en 2004, se firmó una pequeña tregua entre canariones y chicharreros, cuando en 2004 Román encabeza las listas al Congreso por Las Palmas en los comicios que gana por primera vez Zapatero, la paz se había cerrado en falso. En el Congreso ya sólo se obtiene un escaño por Las Palmas y Román goza de un descansado exilio como presidente de la Comisión de Administraciones Públicas, pero las relaciones son cada vez más conflictivas.

El exportavoz de CC habría asesorado en 2003 al PP sobre la mejor manera de derrotar en el Cabildo de Gran Canaria a su propio partido

El papel posterior de Paulino Rivero y de Mauricio y sus acólitos grancanarios nombrando una gestora que no respetaba los resultados del congreso de CC en la Isla no fue precisamente ejemplar y uno recuerda, ya en 2006, una cena de Navidad en un modesto hotel madrileño, de los diputados y senadores con la reducida tribu canaria de corresponsales y los empleados del Grupo en la que el ambiente de tensión, con Román y Paulino separados por un mantel, podía rasgarse con un cuchillo. Y es que aunque Pepe Mendoza y Froilán Rodríguez trataban
de distender el ambiente con algunas bromas, fue durante el transcurso de aquella misma noche cuando se cambiaron las cerraduras de la sede de la calle Buenos Aires, de Las Palmas de Gran Canaria, para que no pudiera acceder allí la gente que luego conformaría Nueva Canarias. Y ni siquiera cabe decir de ellos con propiedad que llevasen a cabo una escisión de CC para crear NC, pues lo que sucedió fue que, pese a ser mayoritarios, fueron desalojados por la minoría, como luego demostrarían las elecciones que en 2007 se celebraron y en las que Mauricio quedó por detrás de Los Verdes.

La fractura se materializaría definitivamente en el Congreso también en 2007 con la salida voluntaria de Román del Grupo de CC, una pequeña vendetta con la que el aldeano le daba el finiquito y condenaba a Mardones y a Oramas a tener que volver a encontrarse con él en el infierno del Mixto, por razones reglamentarias, ya que al haber perdido más de la mitad de los 5 escaños necesarios -dicho número se había alcanzado previamente con un pacto con el PSOE- no era posible su continuidad. Vamos, que pasaron de estar juntos y revueltos, a igual de juntos y revueltos pero acompañados del Bloque Galego y de Nafarroa Bai.

Y lo cierto es que la postura de CC en las Cortes y su relación con los distintos gobiernos comenzó a ser a partir de entonces cada vez más irrelevante en unas legislaturas en las que, pese a hitos de la importancia de la presidencia en 2004 por Paulino Rivero de la Comisión de Investigación del 11-M, comenzaron a transcurrir sin pena ni gloria, sin acuerdo con el PSOE para reformar el Estatuto de Autonomía a causa de la Ley Electoral y con buenas o no tan buenas relaciones con los socialistas en función de cómo estuvieran los pactos en Canarias. De este modo, si bien se comenzó con cierto distanciamiento respecto a Zapatero, en su segunda legislatura CC fue uno de los pocos apoyos externos que le quedaron al PSOE.

A 20 años de su fundación bajo el slogan de la voz canaria en Madrid, y pese a seguir gobernando en el Archipiélago, la secuencia del declive de CC a nivel estatal desde la fractura interna iniciada en 2003 no puede ser más clara. Los cuatro escaños quedaron reducidos a 3 en 2004 al perderse uno por Las Palmas. En 2008 se quedarían sólo con los 2 que el habitual voto de ATI confería a la circunscripción occidental, pero en 2011 incluso dicho respaldo sólo proporcionó un asiento, mientras que el escaño por Las Palmas sólo se recuperaría cuando existió algo de sensatez en CC y se volvió a pactar con los antes defenestrados. Se ha comenzado a ensayar a partir de ese momento una reconciliación que parece imprescindible si el nacionalismo canario quiere seguir vivo. Si es claro que tan malos ejemplos como el de Zerolo no ayudan en absoluto a la recuperación, del caso de Mauricio si que uno no sabría que decir porque a diferencia del gandulismo del de Santa Cruz parece que el canarión últimamente se está moviendo mucho y hasta aparenta que tiene ganas de trabajar. Y cualquiera sabe si eso puede ser bueno o malo.

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