El Ayuntamiento espera reabrir al baño la playa de El Confital la próxima semana
La playa de El Confital podría reabrirse al baño en una semana de confirmarse el descenso de la contaminación de sus aguas que obligó a cerrarla desde finales de abril, que ya era inferior a lo considerado peligroso desde días atrás, según ha informado este viernes el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
“Los datos de la semana anterior de la Dirección General de Salud Pública daban un nivel de 110 unidades de enterococos en 100 mililitros de agua”, lo cual “estaba muy bien”, pues “está por debajo de lo que establece la normativa como calidad suficiente, calidad buena”, ha explicado el concejal de Aguas, Roberto Santana, que ha recordado que, no obstante, la playa sigue cerrada.
“Ahora estamos esperando a que esos valores se normalicen durante un tiempo prudencial”, ha expuesto el edil, que considera necesario confirmar que realmente ha bajado el grado de contaminación después de que “se haya mantenido, prácticamente, un mes”.
El concejal ha precisado que, “como la frecuencia muestral (de los análisis que se efectúan en las aguas) es de una vez a la semana, esperaremos a los datos de esta semana, a ver si confirman que realmente esos datos están normalizados y se puede abrir al baño”.
El responsable municipal de Aguas ha subrayado que, pese a esa reducción de los niveles de toxicidad del litoral de El Confital, el Ayuntamiento seguirá investigando el origen de los vertidos que han dado lugar al actual episodio de contaminación y a otros registrados con anterioridad en la misma zona con el propósito de evitar que vuelvan a producirse en el futuro.
Un objetivo que ha llevado a poner en marcha este viernes un dispositivo destinado a aclarar si, como se baraja desde semanas atrás, los vertidos podrían proceder de una galería subterránea situada en la parte baja de la conocida como Casa Roja, un inmueble próximo a El Confital actualmente en desuso en cuyo subsuelo ya se detectaron aguas sucias.
La hipótesis de que estas podrían provenir de la citada galería, que se construyó a principios del siglo pasado para conducir aguas por un trazado de unos 300 metros de largo que finaliza justo a la orilla del mar, ha llevado a organizar dicho dispositivo.
En él han comenzado ya a trabajar doce bomberos que, pertrechados con todo tipo de equipamiento de seguridad, incluidas bombonas de oxígeno para poder respirar en un espacio clausurado durante décadas y carente, por tanto, de ventilación suficiente, asegurarán el lugar para que técnicos de la empresa de aguas municipal Emalsa puedan acceder luego y estudiar las posibles fuentes de los vertidos.
El Ayuntamiento no descarta que los vertidos puedan provenir de líquidos acumulados allí o de filtraciones de aguas fecales de viviendas de la zona.
El plazo de duración de los trabajos se desconoce, de momento, debido a que se ignora el estado de la galería, que, en su acceso más visible, presenta abundantes sedimentos que dificultan el paso a su interior, según ha explicado en las cercanías del lugar el jefe del Servicio de Bomberos de la capital isleña, José Antonio Nóbrega, momentos antes del inicio de las tareas.
Nóbrega ha detallado que la cavidad, de poco más de un metro de ancho, es tan baja en muchos tramos que ni siquiera es posible transitar por su interior de pie, y que esa y otras circunstancias hacen imprevisible el ritmo al que se podrán desarrollar las investigaciones.
Roberto Santana ha destacado que, pese a ello, las labores de bomberos y Emalsa estarán en marcha hasta aclarar si el foco de la contaminación se encuentra allí, y que, en caso contrario, se emprenderán análisis en otros puntos cercanos del subsuelo con el fin de dar con la fuente de los vertidos.