La toxina botulínica reduce el exceso de sudoración y ayuda eficazmente en el tratamiento de la hiperhidrosis

MADRID, 22 (EUROPA PRESS)

La sudoración excesiva es una patología frecuente que incrementa su impacto durante el verano. Gracias a los tratamientos con toxina botulínica, comúnmente conocida como 'botox', puede combatirse la hiperhidrosis, exceso de sudoración, que produce alteraciones en la vida social y profesional de aquellas personas que la padecen.

El sudor es una reacción biológica del cuerpo ante un aumento de la temperatura corporal que tiene como misión refrescar el cuerpo y mantener el equilibrio de temperatura. En ciertas ocasiones se produce un descontrol de la glándulas sudoríparas que provocan que se sude sin motivo justificado, sin que biológicamente sea necesario.

La hiperhidrosis es una sudoración considerada como patológica, que produce un exceso de sudor que no se debe a razones lógicas, sino a factores emocionales o disfunciones biológicas. Como explica la especialista en Dermatología y Venereología Médico-quirúrgicas en el Hospital USP San José de Madrid, Isabel Aldonondo, “la hiperhidrosis primaria, también conocida como sudoración emocional, produce que se sude en situaciones en las que el organismo no lo necesita, en momentos en los que hace frío, bajo condiciones de presión o estrés. Ello produce un malestar social y una dificultad de realización de labores profesiones cuando ellas se realizan manualmente”. “Sin embargo, estas personas cuando duermen no sudan, y por tanto tiene un componente emocional muy importante”, añade Aldonondo.

El impacto de la hiperhidrosis en la sociedad es mucho mayor de lo que comúnmente pueda pensarse y el problema radica en la falta de importancia que se le concede al considerar que la sudoración se debe a factores de calor. Sin embargo, los datos revelan que esta enfermedad pude afectar directamente al 3 por ciento de la población, aunque el 40 por ciento de los afectados no acuda al médico.

Existen diferentes tipologías de la enfermedad. Padecer hiperhidrosis puede darse en una sola zona del cuerpo o en diferentes áreas. Las zonas más comunes son las axilas, las manos o los pies, pero puede manifestarse en la espalda, la frente o los muslos.

El procedimiento de sudoración se produce por un impulso enviado por el sistema nervioso a la glándula sudorípara que le indica la necesidad de generar sudor. Esta toxina funciona cortando la conexión entre el sistema nervioso y la glándula e impidiendo su puesta en funcionamiento.

El tratamiento varía en las zonas donde se quiera aplicar. Así, la aplicación en la axila no requiere anestesia, mientras que si se utiliza en la planta de los pies o las manos se necesita de anéstesia local. El dermatólogo es el encargado de decidir sobre el número de sesiones y la cantidad a aplicar en función de las características y necesidades del paciente.

Transcurrido un tiempo, generalmente seis meses, la sudoración excesiva vuelve a manifestarse en los mismo niveles que antes de iniciar el tratamiento, por ello la repetición continuada del tratamiento puede producir que los efectos de la hiperhidrosis desaparezca definitivamente.

APLICACIONES ESTÉTICAS

Actualmente se ha producido una tendencia a la utilización de estas técnicas en el campo de la estética. Muchas personas se aplican estos tratamientos sin padecer hiperhidrosis, simplemente por la mejora de la imagen que les produce no sudar nada y por el alto grado de confianza personal que adquieren con estos tratamientos.

Los resultados muestran unos efectos que, como señala la doctora Aldonondo, “tiene una eficacia del cien por cien. Es muy extraño encontrarnos con un paciente que no admita el tratamiento, o que no obtenga resultados positivos”, asegura.

Los pacientes viven esta patología como un auténtico problema. “La hipersudoración es un problema sobre todo estético: sudo mucho sobre todo en situaciones límite, aunque haga frío. En cuanto me pongo nerviosa, empiezo a sudar. Me aplico el tratamiento cada seis o siete meses y desde luego no sudo ni la mitad que lo que sudaba antes”, comenta Paola, una paciente que se ha sometido al tratamiento con la tóxina botulínica.

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