La COAG pide el fin de las limitaciones a la recogida de pinocha en los campos
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG-Canarias) pidió este jueves que acaben las “limitaciones” que la legislación regional e insular impone a la recogida de residuos forestales para su posterior uso como abono orgánico en el campo.
Así lo manifestó el presidente de COAG-Canarias, Rafael Hernández, quien lamentó el “divorcio” que este tipo de normativas han creado entre la actividad agrícola y la preservación del medioambiente.
De esta forma, el responsable de la organización agrícola se refirió a las críticas del sector en relación al estado de los bosques canarios, donde la acumulación de retama y pinocha en algunas zonas ha contribuido, a su juicio, a la propagación de los fuegos declarados en Gran Canaria y Tenerife en los últimos días.
En opinión de Hernández, “se ha perdido el binomio agricultura-medioambiente porque las labores tradicionales se han considerado un riesgo o una dificultad para la conservación” de los montes y “ha habido una polarización de las posiciones”, lo que hace que “los agricultores se sientan un poco acosados”.
El responsable de COAG Canarias afirmó que, antes de que se declararan los incendios, la organización planteó al actual grupo de gobierno del Cabildo “la posibilidad de volver a retomar las cosas como se hacían históricamente, y sumar en beneficio de todos” y agregó que los responsables de la corporación le aseguraron que éste “va a ser uno de los cambios de la presente legislatura”.
Materia organica
Hernández aseguró que los residuos forestales como la pinocha o los restos de poda de retama “pueden ser un recurso para la ganadería y la agricultura”, ya que se pueden usar como abono para enriquecer los suelos de las Islas, que son “pobres en materia orgánica”.
Agregó que esto ya se hace con las podas de jardines, lo que ayuda, además, a descongestionar los vertederos.
“Hemos hecho esta propuesta y estamos convencidos de que el actual Cabildo de Gran Canaria va a avanzar en ella. Lo planteamos a la administración anterior y ahí quedó”, aseveró.
Hernández abogó por enriquecer el campo “con la suma” y por desterrar “la confrontación entre los que pretenden preservar el medio y los agricultores”.
El responsable de COAG dijo que en la actualidad, la recogida de residuos forestales está “limitada” por la legislación regional y la insular y añadió que sólo se permite en algunos casos, para los que “hay que pedir autorización”, o para otros, que están regulados por “concursos”.
A su juicio, “se debe facilitar a los agricultores el acceso a estos recursos y la clave está en el equilibrio y en buscar un punto de encuentro”.
Sobre la repercusión que ha causado al campo grancanario el incendio declarado en la isla hace seis días, el responsable de COAG Canarias dijo que es pronto para cuantificar el alcance económico de los daños y afirmó que el fuego ha afectado sobre todo a olivos, cítricos y otros frutales como albaricoques y ciruelas de plantaciones del interior de San Bartolomé de Tirajana, además de a la ganadería del lugar, donde se han perdido ejemplares de cabras.
Ayudas e indemnizaciones
Respecto a las ayudas que el Gobierno regional ha comprometido para las producciones e instalaciones agropecuarias dañadas por el fuego, Rafael Hernández aseguró que “no se las cree”.
El presidente de COAG Canarias afirmó que el anterior Ejecutivo regional también anunció ayudas para el campo tras la tormenta tropical Delta que afectó a las Islas en 2005 y añadió que, sin embargo, “dejó fuera a 11.000 agricultores” a los que, a día de hoy, no se les ha concedido indemnización alguna.
Por ello, Hernández criticó que el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, “lance mensajes de este tipo” ya que luego no se concretan en “realidades”.
“Le pido a Rivero que cumpla con los afectados por el Delta y que lo que promete ahora sea verdad, entonces tendrá crédito”, apostilló.
El responsable de la organización agrícola recordó que el campo canario también ha sufrido en los últimos días las consecuencias de la ola de calor registrada en el archipiélago, que ha dañado a semilleros, flores y cultivos de hoja, aunque no supo cuantificar aún la repercusión económica que ha supuesto este fenómeno meteorológico adverso.