La falta de sueño puede derivar en obesidad, diabetes, envejecimiento prematuro o trastornos psicológicos

MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

Las personas que no duermen lo suficiente, unas ocho horas diarias, y además tienen horarios de comida irregular tienen más riesgo de padecer numerosas patologías como obesidad, diabetes, envejecimiento prematuro e, incluso, algunos trastornos psicológicos.

Así lo asegura la catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia Marta Garaulet, que ha participado recientemente en el 53 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) celebrado en Santiago de Compostela.

Según explica esta experta, la existencia de un reloj central “capaz de poner en hora nuestro organismo” al regular las hormonas relacionadas con el metabolismo y el gasto energético, también se puede “sincronizar” con el medio externo.

El problema, añade, es cuando el ritmo de vida actual hace que nuestro cuerpo sea incapaz de sincronizar los factores externos con nuestro reloj interno, provocando un desajuste cuya “consecuencia inmediata” es la obesidad.

“El incremento en el número de personas obesas que se está dando en la población española se debe a que, al no dormir las horas de sueño suficientes, nos encontramos más cansados y, debido a esto, nos movemos menos. A esto debemos sumar que las hormonas de control de la ingesta aumentan cuando no alcanzamos las horas de sueño debidas, con lo que se sobreestimula el apetito y comemos más”, explica la doctora.

De hecho, recientemente un estudio publicado en el 'International Journal of Obestity' ha corroborado cómo aquellos niños que duermen menos de 7 horas diarias muestran un incremento en el peso, superior al de aquellos que duermen un mínimo de 8 horas diarias.

El estudio de los ritmos biológicos externos y la influencia que éstos tienen sobre las diversas funciones corporales recibe el nombre de Cronobiología, y su relación con la Neuroendocrinología viene motivada por la relación entre las diversas hormonas y los ritmos que éstas manifiestan a través del sistema nervioso y del sistema endocrino.

“Los sistemas neuroendocrinos participan en la regulación de aspectos tan variados como el crecimiento, la pubertad, la función reproductora, el control metabólico, el balance energético y la homeostasis del peso corporal, además de la regulación del balance hidrosalino, entre otras”, ha apuntado el doctor Manuel Tena-Sempere, catedrático de Fisiología de la Universidad de Córdoba.

Dentro de los avances producidos en este campo, dicho experto ha destacado aquellos relacionados con el conocimiento de las señales y mecanismos moleculares por los cuales se regulan la ingesta de alimentos, el peso corporal y el metabolismo periférico.

“Se han obtenido evidencias de que muchas de las hormonas que regulan el metabolismo actúan primariamente a nivel central para llevar a cabo algunas de sus principales acciones reguladoras”, explica Tena-Sempere.

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