En las nubes
¿Café?
¿Té?
¿Más pan?
Imagino que si un día pierdo la memoria esas serán las únicas palabras que podría recordar, por las miles de veces que las habré repetido.
Pero a estas alturas de mi vida los aviones han pasado a un segundo plano.
Los cuatro meses de baja se me pasaron volando. Los del embarazo algo menos. Nos dio tiempo en ese tiempo de empezar a conocernos y sabernos conectados para siempre.
Vivo en una dimensión en la que convierto la ausencia de mi hijo en la mecedora de mi alcoba. En cualquier circunstancia. En cualquier lugar. En todas las maniobras de despegue.
Da igual el tiempo que no estoy con él porque, aún estando en las nubes, él siempre está en mi regazo.
No veo la hora de volver a casa para aterrizar, de nuevo, en su abrazo.
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