El parricida de Telde alega que estaba borracho cuando mató a su padre
El hombre que mató a su padre de 61 puñaladas aseveró este lunes en la vista oral con jurado que el día que sucedieron los hechos “sintió odio” por su progenitor ya que “lo incitó a beber desde primera hora de la mañana y acabó borracho” tras ingerir “20 vodkas con Redbull”.
El acusado Emilio T.B. asumió los hechos que se le imputan pero manifestó “estar inconsciente por la bebida” que le perjudicó con la medicación que tomaba para su enfermedad mental, una esquizofrenia psicótica que reconoció no tratarse diariamente.
El acusado relató detalladamente cómo ocurrieron los hechos: explicó que el día 2 de diciembre de 2006 salió con su padre “que lo incitó a beber”. Posteriormente llegaron a su casa, durmió la siesta, se levantó a comer y cogió un cuchillo de cocina que guardó en su bolsillo para matar a su padre, según aseguró a la Sala.
“Me puse nervioso por la medicación y desde por la mañana decidí que lo iba a matar. Tuve una discusión con él, le dije que era un mal padre, que no me quería. Él estaba sentado en la cama, le di un puñetazo y se cayó al suelo. Se levantó y empecé a apuñalarlo en el cuello, en el corazón, en el tórax y en la espalda. Pensé que no estaba muerto por eso cada vez que lo veía moverse lo apuñalaba más”, dijo textualmente el acusado.
Emilio T.B. prosiguió su relato de los hechos detallando cómo una vez que mató a su padre se fue de la habitación hacia el salón a dormir la siesta porque “estaba arrepentido”. Fue a la mañana siguiente cuando limpió la sangre de la casa con productos de limpieza que encontró en la cocina y arrastró el cuerpo de su padre debajo de la cama poniéndole las manos dentro de los calzoncillos para que no se le vieran por los lados.
El acusado no le contó a nadie lo que había sucedido a pesar de que habló con su psicólogo, con su madre y con su hermana a las que les dijo que la víctima se había emborrachado y se había marchado.
Emilio T.B. cogió la tarjeta de crédito de su padre, sacó 150 euros del cajero y dejó una nota en la cocina junto al cuchillo diciéndole donde estaba el cadáver. Posteriormente, fue al cementerio de San Lázaro en Las Palmas de Gran Canaria porque vio en los periódicos que habían encontrado el cuerpo de Emilio T.S. y pensó que allí no lo encontraría la policía.
La defensa argumenta que su cliente, para quien pide la libre absolución de su cliente o en su caso 7 años y seis meses de prisión, padece una esquizofrenia psicótica que le afectó a su capacidad para decidir sobre sus actos. De hecho, el acusado relató que cuando mató a su padre le hizo un “coágulo sobre su alma”. Explicó que es un conjuro para evitar que el alma del fallecido le hiciera daño. Además, relató que solía irse frecuentemente al cementerio de San Lázaro para hacer “la güija y contactar con el diablo para protegerse de su padre”, aunque sólo lo hacía para “jugar”.
El Ministerio Fiscal pide una condena de 20 años de prisión por el delito de asesinato y uno por el de robo con fuerza, así como 120.000 euros de indemnización para los herederos de la víctima. La acusación particular, que explicó al jurado que su misión era la de “buscar la verdad y no la del odio y la venganza”, solicita 25 años de cárcel por el asesinato..
La vista continuará mañana, a partir de las 9.30 horas, en la sala del jurado de la Audiencia Provincial de Las Palmas, con la prueba pericial y testifical.