El 93% de la población canaria respiró aire contaminado durante 2019, según Ben Magec
Ben Magec-Ecologistas en Acción ha afirmado este martes que durante el pasado año el 93% de la población del Archipiélago canario, unos dos millones de personas, estuvo expuesta a niveles de contaminación que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los datos sobre la contaminación se han obtenido de las estaciones oficiales de medición que hay en España, 805, de las que 61 están ubicadas en Canarias, indica la organización ecologista en un comunicado.
Como conclusiones, Ben Magec Ecologistas en Acción señala que durante 2019 la contaminación atmosférica se mantuvo en conjunto estable, con una reducción general de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) pero ascensos de los de partículas (PM10 y PM2,5) y dióxido de azufre (SO2), y las concentraciones de ozono troposférico descendieron de forma “notable”.
La contaminación generada desde las principales ciudades, aeropuertos y puertos, las autovías y autopistas y las centrales térmicas de cada isla se extiende por el territorio afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico, explica la organización ecologista.
El informe toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la OMS y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2019 al 93% de la población de Canarias, pero no a la vegetación, agrega.
Precisa el colectivo que si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, no habría población que respira aire contaminado por encima de los límites legales.
No obstante, añade que éstos se han superado en las estaciones Arinaga, Playa del Inglés y San Agustín, en el sur de Gran Canaria, y en Casa Cuna y Tena Artigas, y Caletillas, en el sur de Tenerife, en relación a las partículas PM10. Las bajas precipitaciones y la estabilidad atmosférica de los primeros meses del año han activado los episodios de contaminación, con especial relevancia del de la segunda quincena de febrero.
La primavera y el otoño en cambio han resultado inestables y húmedos, con predominio de tipos de tiempo ciclónicos que han favorecido la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales (NO2 y partículas). El moderado calor estival ha reducido las concentraciones de ozono troposférico, por debajo de las registradas en los últimos años.
Señala que las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de azufre (SO2) son los contaminantes que presentan una mayor extensión y afección a la población, con especial incidencia en el sur de Gran Canaria y de Tenerife, en el entorno de las centrales térmicas de Barranco de Tirajana y Candelaria, respectivamente. Siguen siendo una “seria amenaza” para la salud, a pesar de que el año pasado se mantuvo la tendencia global a la baja de estos contaminantes que se inició en 2008, con la crisis económica.
Según la organización ecologista, un problema específico de Canarias es la proximidad al continente africano, que explica los elevados niveles de partículas PM10 por polvo sahariano, también perjudiciales para la salud. Apunta que la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, e indica que cada año se registran alrededor de 30.000 muertes prematuras en España por afecciones derivadas de la contaminación atmosférica, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
De acuerdo con el Instituto de Salud Carlos III, 10.000 personas fallecen anualmente en episodios de alta contaminación como los registrados a finales de febrero y junio y a mediados de julio de 2019, 100 de ellas en Canarias.
Consideran que la información a la ciudadanía no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema. El eurobarómetro sobre la calidad del aire de septiembre de 2019, apuntan los ecologistas, revela que el 60% de los españoles encuestados se consideran mal informados y el 74% piensa que la calidad del aire se ha deteriorado en la última década.
Se refiere también esta organización a los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica y subraya que representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales. Hace hincapié en que la única forma de mejorar la calidad del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando el transporte público, la bicicleta y el tránsito peatonal.
Cree que es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar progresivamente las centrales térmicas de fuel, penalizar el diésel y reducir el transporte marítimo y el uso del avión.
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