Se aplaza el juicio del presunto maltratador que obligaba a su pareja a mendigar
El juicio contra el hombre que presuntamente maltrató a su esposa obligándola a ejercer la mendicidad y abrasándole el pie con agua hirviendo ha sido aplazado hasta el próximo 28 de enero, a las 9.00 horas, por la ausencia de un testigo que presenció como el acusado, Evaristo P. A., pegaba una “una bofetada” a la víctima.
A pesar de que el abogado de la defensa no consideró suficientemente relevante este episodio para aplazar el juicio pues “una bofetada sólo es un delito de falta”, la presidenta de la Sala, Pilar Parejo, decidió suspender la videoconferencia con Pontevedra, donde se encontraba el acusado.
El imputado de un delito de malos tratos habituales y lesiones a su esposa, Rosa L. S., negó los hechos de los que se le acusa pues “ni delante de personas ni detrás le he pegado a esa mujer ni he abusado de ella porque tengo una educación que me impide hacerlo por moral”. Evaristo justificó los gritos que se oían en el domicilio porque él “obligaba a comer a su esposa que se negaba y se metía la comida en los bolsillos, por eso pesaba 40 kilos”.
Del mismo modo, negó que le metiese el pie en agua hirviendo para hacerle daño sino que fue un accidente: “Rosa se cayó en la calle y el médico me dijo que le diera baños en el pie de agua caliente y sal. Fue una imprudencia porque calenté demasiado el agua y no metí la mano para ver cómo estaba. Ella decía que tenía miedo y yo la obligué a hacerlo, entonces le salió la piel”.
Una vecina de la pareja manifestó que oyó a Evaristo decirle a Rosa: “Aguanta Rosa, aguanta que esto tiene que ser así. Y ella gritaba mucho”. “Para mi, eso es maltrato”, dijo la mujer que testificó.
Todos los testigos que han declarado este miércoles han coincidido en el carácter agresivo del acusado y en cómo se oían las discusiones que mantenía la pareja en el domicilio y la adicción de ambos al alcohol. Así mismo, el acusado se defendió diciendo que no obligaba a su pareja a ejercer la mendicidad. sino que ella lo hacía voluntariamente, en contra de su voluntad.
La policía que instruyó las diligencias expresó que Rosa nunca denunció a su pareja ni admitió que fuese él quien le ocasionase las heridas visibles que tenía pues “tenía una gran dependencia de él”.
El escrito del Ministerio Fiscal expone que “con cualquier excusa y siempre en el domicilio familiar, le propinaba puñetazos y patadas a Rosa (...) gritándole que era una borracha, una hija de puta, una vaga y una sucia, así como amenazarla con propinarle una puñalada”.
La mayoría de las veces, la víctima no acudía a ningún centro médico para tratar sus lesiones, si bien en su historia clínica aparecen lesiones en miembros superiores e inferiores que achacaba a caídas fortuitas, aunque las personas cercanas sospechaban de que las causaba el acusado.
Rosa L. S. Falleció en 2004 por una parada cardiorrespiratoria a causa de una enfermedad pulmonar. El Ministerio Fiscal solicita siete años y medio de prisión por los delitos de lesiones y maltrato continuado.