El presunto parricida de Telde dice que cogió el cuchillo ''por miedo'' a su padre
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas inició este lunes el juicio contra Beneharo Jonay S.N., un joven que en la actualidad tiene 29 años y que está acusado de matar a su padre en Telde el 23 de julio de 2006. La Fiscalía le acusa de un delito de homicidio y pide para él 12 años de cárcel y 90.000 euros de indemnización, mientras que la defensa considera que se produjo un homicidio imprudente ya que estima que el padre del acusado se clavó el cuchillo durante un forcejeo entre ambos.
El acusado, que no paró de llorar en toda la mañana hasta el punto de tener que suspenderse durante diez minutos el juicio, recordó que él llegó sobre las once de la noche a la casa y se encontró a su padre, sin camisa y junto a dos amigos, hablando muy alto y con la música a todo volumen. Además, en la vivienda estaba su novia y una amiga, a la que acompañó hasta su domicilio. Tras regresar, bajó la música y le dijo a su padre que dejasen de hablar tan alto. Según Beneharo, el padre le respondió de mala manera que estaba en su casa y que hacía lo que quería, además de amenazarlo diciéndole que “me iba a quitar la vida y luego se la quitaba él”.
“Se puso un pullover y dijo que se iba. Salió con sus amigos pero volvió a los diez minutos y me empezó a amenazar delante de mi mujer. Yo estaba tranquilo, pero luego me insultaba y me amenazaba, me decía que por mi culpa mi madre se había ido de casa, aunque yo le dije que fue culpa suya por pegarle. Yo le dije que era un abusador, que me dejara en paz, pero él seguía y entonces, como tenía miedo y temía por mi vida, fui a la cocina y cogí un cuchillo para intimidarlo. Mi mujer siempre estaba entre ambos, pero en un momento él la apartó y me cogió la mano, la hizo hacia delante y en ese forcejeo debe ser cuando se clavó el cuchillo, pero yo no lo vi. Fue cuando estábamos junto al sillón. Después se hizo hacia atrás y tiró unas cajas de agua al suelo”, relató el acusado, padre de cuatro hijos y que, al parecer, tiene un pequeño retraso mental.
Beneharo Jonay, que en todo momento aseguró que “nunca” quiso matar a su padre, también señaló que había vivido muchos episodios violentos, aunque nadie de la familia había denunciado los hechos “por miedo”. En este sentido, recordó dos incidentes con su padre: “Uno fue tras una discusión con mi madre y en la que quiso echar a un amigo de casa. Mi madre y mi amigo salieron y entonces me cogió por el cuello y me tiró al suelo. Me estaba asfixiando y fue un vecino el que me lo quitó de encima. Luego me quiso tirar por la ventana. El segundo fue cuando hubo una discusión entre mis padres y cuando le pregunté a mi madre se tapaba la cara y decía que no había pasado nada. Al quitarse las manos le vi la cara inflada porque le había pegado una piña”.
Dentro de su relato, el acusado recordó que su padre no solía vivir con ellos y que como mucho convivían periodos de dos o tres meses. “Muchas veces venía a pedirle dinero a mi madre y luego se iba. Cuando venía quería ser el padre perfecto, nos regalaba de todo, un coche, una moto, una camisa, lo que fuera”.
Durante el acto también testificó uno de los policías que actuó la noche de autos. El agente señaló que al llegar a la vivienda se encontró el cuerpo del hombre en medio de un gran charco de sangre y al acusado y su novia en un gran estado de agitación, “sin parar de moverse”: “Ellos y las vecinas que estaban atendiendo al hombre nos dijeron que se había suicidado tras una gran discusión, pero al ver la escena nos parecía extraño porque el cuchillo estaba roto en varios trozos, uno en el rellano y el resto en una zapatera, y parecía que lo habían intentado limpiar. Toda la cocina estaba limpia, menos unas huellas que iban al fregadero, pero en la casa había evidentes signos de pelea”.
Por su parte, los tres policías que hicieron la inspección ocular resaltaron lo desordenada que estaba la vivienda: “Había pisadas de sangre, botellas rotas, sangre en las paredes, un gran charco junto al cuerpo... Creemos que la puñalada fue junto al sofá del salón y que luego se fue hacia atrás”. Además, confirmaron que Raimundo, la víctima, tiró las cajas de agua al suelo después de haber recibido la puñalada y que tenía pequeñas heridas en su mano derecha.
El escrito de calificaciones del fiscal recoge que el 23 de julio de 2006, sobre las 00.30 horas, el acusado regresó al domicilio familiar que compartía en Telde con su compañera sentimental y con la hija de la pareja, y desde hacía unos días con su padre, Raimundo Sosa González.
“Una vez en el domicilio, el acusado exigió a su padre, que se encontraba en compañía de dos amigos que bajase la voz, iniciándose una discusión entre ambos ante la cual los amigos de Raimundo optaron por abandonar el domicilio. La discusión prosiguió y fue elevándose de tono, mediando insultos y empujones mutuos, hasta que en un momento dado el acusado, con el evidente propósito de acabar con la vida de su padre, se dirigió a la cocina de la vivienda, dondecogió un cuchillo de 18 centímetros de hoja situado en lo alto de un armario. Con el arma en su poder, el acusado fue en busca de su padre para acabar con su vida”, señala la Fiscalía en su relato.
El escrito concluye: “Raimundo, que permanecía aún en el salón de la vivienda, al advertir que su hijo iba armado con un cuchillo siguió recriminándole su actitud, a lo que el acusado respondió asestando a su padre una puñalada en el cuello, provocándole una herida de 18 centímetros de longitud con desgarro de los vasos principales que le causó una hemorragia aguda crítica a consecuencia de la cual falleció inevitablemente en unos minutos. En el momento de los hechos Beneharo tenía ligeramente disminuidas sus facultades cognitivas y volitivas”.
El fiscal considera que los hechos constituyen un delito de homicidio y pide por ello 12 años de prisión, además de indemnizar a los familiares de su padre con 90.000 euros.