Psicólogas canarias diseñan una terapia para las mujeres maltratadas
Psicólogas canarias han diseñado una terapia para los problemas psicológicos que sufren más de la mitad de las mujeres maltratadas, pues aunque los síntomas son comunes a otros traumas, las implicaciones emocionales en este tipo de violencia exigen un tratamiento diferente al que se realizaría con las víctimas de un terremoto.
Así lo manifiesta la profesora de Psicología de la Universidad de La Laguna Pilar Matud, quien ha dirigido un equipo de investigadoras encargado de estudiar el impacto que ocasiona el maltrato en la salud de más de 400 mujeres y de sus hijos.
Los estudios realizados en Canarias muestran que al menos la mitad de las mujeres presentan trastorno por estrés postraumático, un síndrome que también afecta a personas que han sido víctimas o testigos de sucesos traumáticos y que se caracteriza por la reexperimentación persistente de dicha vivencia en forma de recuerdos o pesadillas que generan un intenso malestar psicológico.
Otros síntomas son la evitación persistente de los estímulos asociados con el suceso traumático y en algunos casos se es incapaz de recordar lo que sucedió.
Un tercer grupo de síntomas son el aumento de la “activación” con dificultades para dormir o concentrarse y sobresaltos, explica Pilar Matud.
Otras de las consecuencias del maltrato son la sintomatología depresiva, pues la mujer se siente triste y con la sensación de que la vida no vale la pena y no hay futuro, además de ansiedad -ya que se siente nerviosa, agobiada y en tensión- y de tipo somático, con dolores de espalda, cabeza y sensación de cansancio.
Además, muchas se sienten culpables, ya que la culpabilización de la mujer es una de las estrategias más comunes que usa el maltratador para manipular y controlarla.
Algunas tienen poco apoyo social, ya que otra de la estrategia de muchos agresores es el aislamiento y control de la mujer y todo ello hace que muchas mujeres tengan también baja autoestima y se sientan muy inseguras, precisa la profesora.
Aunque existe variabilidad en la presencia de tal sintomatología en las mujeres maltratadas por su pareja, muchas de ellas requieren ayuda psicológica para eliminar estos síntomas y poder volver a llevar una vida feliz y libre de violencia.
Sin embargo, la intervención psicológica con las víctimas de violencia de género supone una especialidad dentro de la psicología ya que, aunque el maltrato a la mujer por parte de su pareja tiene un alto impacto en su salud mental, para el tratamiento psicológico de tales secuelas no basta con la mera aplicación de técnicas para aliviar los síntomas.
Añade Pilar Matud que aunque la mayoría de los síntomas citados se dan también en personas que han sufrido otros tipos de traumas, las implicaciones emocionales que existen con la persona que ha generado el daño -la pareja que se ha elegido y a la que la mujer ha amado- hace que el tratamiento no pueda ser el mismo que el que reciba la víctima de una catástrofe.
Además, dado que la violencia de género es un problema social, un tratamiento psicológico que pretenda ser eficaz “no puede realizarse centrándose exclusivamente en la psicología del individuo”.
El grupo de investigación de la Universidad de La Laguna ha diseñado y validado un programa de intervención psicológica con mujeres maltratadas por su pareja tras las investigaciones realizadas durante más de cinco años, y ha elaborado una guía de tratamiento psicológico en este ámbito.
El tratamiento se centra en desarrollar las potencialidades de la mujer y tiene como objetivo ayudarle a que recupere el control de su vida, aumentar su seguridad y remediar el impacto psicológico del abuso.
Los objetivos específicos del programa de intervención son también los de reducir y eliminar los síntomas que tiene cada mujer, mejorar la forma de hacer frente al estrés, solucionar problemas y tomar decisiones, fomentar la comunicación y habilidades sociales y modificar las creencias tradicionales acerca de los roles de género y las actitudes sexistas.
Todo este trabajo, junto con la evaluación individualizada de cada mujer se hace a lo largo de al menos 15 sesiones y pueden ser realizadas de forma individual o en grupo.
Tras finalizar la intervención se realiza una nueva evaluación a cada mujer para ver la medida en que se han logrado los objetivos y se realizan seguimientos a los 3, 6 y 12 meses tras la terapia, para ver si se han mantenido los cambios.
El análisis de los resultados de las intervenciones realizadas han mostrado que las mujeres que han participado en dicha terapia muestran una disminución importante y estadísticamente significativa del estrés postraumático, asegura Pilar Matud.
Además, se ha encontrado que dicha reducción proseguía a lo largo del tiempo y a los 12 meses de finalizada la intervención psicológica los síntomas de estrés postraumático se habían reducido a la tercera parte.
También se ha encontrado una reducción muy importante de la sintomatología depresiva y somática de la ansiedad, de la sensación de indefensión y de la inseguridad en sí misma, mejoría que se mantenía al menos a los 12 meses de finalizado el tratamiento.
Además, las mujeres experimentaron un aumento de su autoestima y del apoyo social, aumentando tanto su percepción de apoyo como el número de personas que eran fuentes de tal apoyo.
Y también se observó una mejoría en la forma de hacer frente al estrés al disminuir la reacción emocional y mejorar su forma de afrontar el problema, según la psicóloga.Psicólogas canarias han diseñado una terapia para los problemas psicológicos que sufren más de la mitad de las mujeres maltratadas, pues aunque los síntomas son comunes a otros traumas, las implicaciones emocionales en este tipo de violencia exigen un tratamiento diferente al que se realizaría con las víctimas de un terremoto.
Así lo manifiesta en una entrevista a Efe la profesora de Psicología de la Universidad de La Laguna Pilar Matud, quien ha dirigido un equipo de investigadoras encargado de estudiar el impacto que ocasiona el maltrato en la salud de más de 400 mujeres y de sus hijos.
Los estudios realizados en Canarias muestran que al menos la mitad de las mujeres presentan trastorno por estrés postraumático, un síndrome que también afecta a personas que han sido víctimas o testigos de sucesos traumáticos y que se caracteriza por la reexperimentación persistente de dicha vivencia en forma de recuerdos o pesadillas que generan un intenso malestar psicológico.
Otros síntomas son la evitación persistente de los estímulos asociados con el suceso traumático y en algunos casos se es incapaz de recordar lo que sucedió.
Un tercer grupo de síntomas son el aumento de la “activación” con dificultades para dormir o concentrarse y sobresaltos, explica Pilar Matud.
Sintomatología depresiva
Otras de las consecuencias del maltrato son la sintomatología depresiva, pues la mujer se siente triste y con la sensación de que la vida no vale la pena y no hay futuro, además de ansiedad -ya que se siente nerviosa, agobiada y en tensión- y de tipo somático, con dolores de espalda, cabeza y sensación de cansancio.
Además, muchas se sienten culpables, ya que la culpabilización de la mujer es una de las estrategias más comunes que usa el maltratador para manipular y controlarla.
Algunas tienen poco apoyo social, ya que otra de la estrategia de muchos agresores es el aislamiento y control de la mujer y todo ello hace que muchas mujeres tengan también baja autoestima y se sientan muy inseguras, precisa la profesora.
Aunque existe variabilidad en la presencia de tal sintomatología en las mujeres maltratadas por su pareja, muchas de ellas requieren ayuda psicológica para eliminar estos síntomas y poder volver a llevar una vida feliz y libre de violencia.
Sin embargo, la intervención psicológica con las víctimas de violencia de género supone una especialidad dentro de la psicología ya que, aunque el maltrato a la mujer por parte de su pareja tiene un alto impacto en su salud mental, para el tratamiento psicológico de tales secuelas no basta con la mera aplicación de técnicas para aliviar los síntomas.
Añade Pilar Matud que aunque la mayoría de los síntomas citados se dan también en personas que han sufrido otros tipos de traumas, las implicaciones emocionales que existen con la persona que ha generado el daño -la pareja que se ha elegido y a la que la mujer ha amado- hace que el tratamiento no pueda ser el mismo que el que reciba la víctima de una catástrofe.
Además, dado que la violencia de género es un problema social, un tratamiento psicológico que pretenda ser eficaz “no puede realizarse centrándose exclusivamente en la psicología del individuo”.
El grupo de investigación de la Universidad de La Laguna ha diseñado y validado un programa de intervención psicológica con mujeres maltratadas por su pareja tras las investigaciones realizadas durante más de cinco años, y ha elaborado una guía de tratamiento psicológico en este ámbito.
El tratamiento se centra en desarrollar las potencialidades de la mujer y tiene como objetivo ayudarle a que recupere el control de su vida, aumentar su seguridad y remediar el impacto psicológico del abuso.
Los objetivos específicos del programa de intervención son también los de reducir y eliminar los síntomas que tiene cada mujer, mejorar la forma de hacer frente al estrés, solucionar problemas y tomar decisiones, fomentar la comunicación y habilidades sociales y modificar las creencias tradicionales acerca de los roles de género y las actitudes sexistas.
Todo este trabajo, junto con la evaluación individualizada de cada mujer se hace a lo largo de al menos 15 sesiones y pueden ser realizadas de forma individual o en grupo.
Tras finalizar la intervención se realiza una nueva evaluación a cada mujer para ver la medida en que se han logrado los objetivos y se realizan seguimientos a los 3, 6 y 12 meses tras la terapia, para ver si se han mantenido los cambios.
El análisis de los resultados de las intervenciones realizadas han mostrado que las mujeres que han participado en dicha terapia muestran una disminución importante y estadísticamente significativa del estrés postraumático, asegura Pilar Matud.
Además, se ha encontrado que dicha reducción proseguía a lo largo del tiempo y a los 12 meses de finalizada la intervención psicológica los síntomas de estrés postraumático se habían reducido a la tercera parte.
También se ha encontrado una reducción muy importante de la sintomatología depresiva y somática de la ansiedad, de la sensación de indefensión y de la inseguridad en sí misma, mejoría que se mantenía al menos a los 12 meses de finalizado el tratamiento.
Además, las mujeres experimentaron un aumento de su autoestima y del apoyo social, aumentando tanto su percepción de apoyo como el número de personas que eran fuentes de tal apoyo.
Y también se observó una mejoría en la forma de hacer frente al estrés al disminuir la reacción emocional y mejorar su forma de afrontar el problema, según la psicóloga.