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Terapia física y emocional para aliviar el impacto de la erupción en los niños con necesidades especiales de La Palma

Un grupo de fisioterapeutas atiende a niños con necesidades especiales en El Paso tras la erupción del volcán de La Palma

Natalia G. Vargas

El Paso (La Palma) —
2 de octubre de 2021 21:29 h

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La escuela de Educación Infantil Doña Carmela, en el municipio de El Paso, se ha convertido en un centro de fisioterapia para niños y profesionales que están en primera línea del volcán de La Palma. Colchonetas de colores y camillas decoran una de las aulas. Allí está Nancy Arrocha con su hijo. El niño tiene diez años y una parálisis cerebral. Cada pocos meses deben desplazarse al Hospital Universitario de Canarias (HUC) de Tenerife para que el menor reciba tratamiento, pero la erupción ha paralizado sus vidas. Son vecinos del barrio de Tajuya y durante cuatro días tuvieron que estar desalojados de su casa. “Él tenía su rutina de ir al fisioterapeuta, a la piscina… y con el paso de los días se ha ido estresando y se ha puesto muy rígido. Cuando hay rugidos muy fuertes del volcán, intento hablarle para que no se asuste tanto”, cuenta Nancy.

Con el fin de paliar los efectos que ha generado la erupción en los niños con necesidades especiales, un equipo multidisciplinar integrado por fisioterapeutas, auxiliares y una trabajadora social se ha desplazado a la isla desde Las Palmas de Gran Canaria. Los profesionales del Instituto de Reeducación Neurológica y Traumatológica (Irenet) aterrizaron este viernes en La Palma. Allí trabajarán hasta este domingo de forma voluntaria con al menos una quincena de menores con enfermedades raras, neurológicas, Síndrome de Down o Trastorno del Espectro Autista. Los niños pertenecen a la Asociación Niños Especiales de La Palma (NEP), localizada en el barrio de Jedey y aislada por las coladas de lava. Por ello, llevan casi 15 días sin recibir sus sesiones.

“Como no podemos hacer nada contra la naturaleza, decidimos iniciar una campaña de recogida de ropa y artículos de aseo personal”, explica el responsable de Irenet, Víctor Santana. Dos semanas después, junto a Asociación NEP, han decidido ir más allá y ofrecer rehabilitación a los niños que han visto su tratamiento suspendido. Sin sus sesiones habituales de fisioterapia, los niños están “más tensos y más rígidos”. “Les ha cambiado la rutina. No van al colegio, no van a la piscina, y a diario escuchan a su familia hablar del volcán”, subraya Santana. 

Algunos de los métodos para tratar a los menores en el contexto de la erupción son movilizar los músculos, relajar la postura y trabajar el sistema respiratorio ante la lluvia de ceniza y los problemas de secreciones que presentan algunos de los niños. Otro de los retos que ha presentado esta emergencia es el de ofrecer apoyo emocional a las familias. “Dentro de la desgracia, les reconforta ver a sus hijos recibiendo el tratamiento. Queremos echar una mano en lo que podamos”, apunta Víctor Santana. 

Los niños con Trastorno del Espectro Autista necesitan un entorno ''estructurado y predecible'', explica la psicóloga Begoña Domínguez. Los ruidos, los sonidos y los cambios imprevistos impactan ''enormemente'' en su estado de salud. ''No todos sufren las mismas consecuencias, pero la reacción de muchos de los niños con TEA es gritar, intentar alejarse del sitio que les causa inseguridad o cerrar los ojos como si ese gesto pudiera alejarles del ruido“, detalla Domínguez.

''Durante la erupción todo es imprevisible, todo es nuevo. Hay mucho movimiento de personas, los vecinos gritan, el volcán ruge, y todo esto les afecta emocionalmente'', añade. Vivir en este contexto puede dejar también secuelas en la salud física y emocional de los familiares.

Sobreponerse a la catástrofe para ayudar a tus vecinos

En otros pueblos próximos a la erupción, los sanitarios palmeros han intentado sobreponerse a la catástrofe para atender a sus vecinos. Al menos 17 centros de fisioterapia de diferentes puntos de la isla, como Los Llanos de Aridane, Santa Cruz de La Palma, El Paso y Breña Alta, han formado una red de clínicas colaboradoras que asisten de forma gratuita a personas que han perdido sus viviendas, así como a agentes de la Policía Nacional, de la Guardia Civil o voluntarios que permanecen desde el primer minuto en primera línea de fuego. 

“Tenemos pacientes que han confiado en nosotros antes. Ahora están en una mala situación y los tenemos que ayudar'', insiste Cecilia Acosta Pérez, la delegada insular del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias (COFC). Ella trabaja en un centro que sobrevive a tres kilómetros del cono principal de la erupción. Desde la ventana de la clínica puede ver cómo el nuevo volcán de La Palma no deja de escupir lava y suma cada vez más bocas. ”Estamos escuchando continuamente el estruendo del volcán, pero tenemos que intentar concentrarnos en ayudar a la persona que está en la camilla'', cuenta.

Según Acosta, la psicología y la fisioterapia deben ir de la mano en este lento y difícil proceso de recuperación. “Es una cadena. Tu mente siempre está pensando en lo mismo. No descansas bien y al no descansar, tu cuerpo no rinde igual y comienzan a crearse tensiones. No es un trabajo que deba hacerse de forma individual, sino a través de un equipo multidisciplinar”.

En el caso de las personas que fueron desalojadas e instaladas de forma temporal en el acuartelamiento militar de El Fuerte, se sumó la incomodidad de dormir en camastros militares. ''No es lo mismo dormir en tu colchón que en una cama plegable o en el suelo del piso de algún familiar'', matiza Cecilia Acosta.

Muchos de estos profesionales tienen cultivos, ganado e inmuebles propios o de familiares que se han visto amenazados por la lava. Algunos incluso han cerrado sus centros de rehabilitación durante días para barrer ceniza de la casa de sus seres queridos o ayudarlos a salvar enseres. Pero ahora su prioridad es mejorar el estado de salud físico y mental de los palmeros. ''Tenemos la necesidad de hacer algo. Podemos incluso desplazarnos a domicilio si alguien lo necesita, pero no queremos molestar. Esto es algo que hemos sufrido todos y que nos afecta en conjunto. Si lo necesitan, nosotros estamos aquí“.

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