Inesperado encuentro con una ballena azul en Tenerife tras cuatro años sin detectarse ninguna
Una ballena azul fue grabada en aguas de Tenerife el pasado lunes después de cuatro años sin haberse registrado ningún encuentro de este tipo. El inusual avistamiento fue captado en vídeo por el dueño de la empresa Bonadea II, dedicada a realizar excursiones para la observación de delfines, ballenas y otra fauna marina en su hábitat natural. Las imágenes fueron compartidas en su cuenta de Facebook y rápidamente se hicieron virales.
La empresa ha relatado a este periódico que es muy poco frecuente ver ballenas azules, aunque “hace una semana se vio otra en La Gomera”. La reconocieron porque al levantarse y salir a la superficie se ve “un color turquesa” perceptible en el vídeo. “Este es el aspecto más característico para reconocerlas”, explica. De hecho, la claridad que reflejan estos ejemplares en el agua es lo que da origen a su nombre. También supieron reconocerla por “la aleta o las motas que tiene en el cuerpo” y porque la persona que la vio es un experto en cetáceos, que reconoció en seguida que se trataba de una ballena azul. “Si la persona que la ve no la identifica, pasa como si fuera una ballena rorcual. Creemos que se suelen ver más, a lo mejor no todos los años, pero sí más, lo que pasa es que no se identifican”, explica la empresa.
Las ballenas azules son los animales más grandes que existen en la Tierra. Son de un color azulado con tonos grises, miden entre 25 y 30 metros de largo y pesan alrededor de 100 toneladas. Están presentes en todos los océanos, pero donde más se encuentran es en los océanos Pacífico norte y Antártico norte, donde se han registrado las mayores concentraciones de esta especie.
El sorprendente encuentro tuvo lugar en aguas de la costa oeste de Tenerife, una zona rica en algunos tipos de cetáceos, con incluso poblaciones residentes de ballenas piloto o calderones, y presencia de cachalotes, tortugas e incluso ballenas jorobadas o yubartas, que también han protagonizado encuentros virales. Esas aguas son, desde hace apenas tres años, el único Santuario de Ballenas de la Unión Europea, y el tercero del mundo.
Tenerife, un santuario para las ballenas
Esas aguas comprenden la franja marina Teno-Rasca, que abarca una superficie al oeste de la isla tinerfeña de 69.000 hectáreas, y baña el litoral de los municipios de Buenavista del Norte, Santiago del Teide, Guía de Isora, Adeje y Arona. En ella se concentran unos 600 ejemplares de cetáceos, tortugas bobas, delfines y cachalotes .
Sin embargo, hay una pequeña parcela que no está incluida dentro de la franja, precisamente en donde el Gobierno de Canarias, cuando era liderado por Coalición Canaria, preveía construir un nuevo puerto comerical: Fonsalía, una infraestructura marítima que ocuparía más de 222.000 metros cuadrados con una plataforma con cinco líneas de atraque para grandes buques, una dársena pesquera, 200 plazas de dique seco y 467 de pantalán en la zona deportiva.
En octubre de 2021, el pleno del Parlamento canario acordó “el abandono definitivo” de la construcción del macropuerto de Fonsalía, en una votación promovida por Sí Podemos, así como de cualquier inversión presupuestaria relacionada con el mismo. Esta construcción se ideó a finales del siglo XX, cuando en 1998 la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife recogía en su memoria anual la construcción del puerto de Fonsalía para descongestionar el trafico que se producía a la entrada y salida del muelle de Los Cristianos.
En esa zona el tráfico marítimo es intenso, con numerosas rutas de pasajeros entre islas, además de la existencia de varios puertos deportivos e infinidad de embarcaciones de recreo, lo que ha desembocado en algunas ocasiones en accidentes entre humanos y animales, como el triste caso de la ballena Hope.
Existe una normativa para la correcta aproximación a los cetáceos, pero no siempre se cumple, especialmente por las lanchas y motos de agua que se pueden alquilar sin ningún tipo de licencia marítima.
Una investigación de varias universidades europeas, entre ellas la Universidad de La Laguna, publicada en 2021 determinó que el ruido más intenso del motor de gasolina de un barco híbrido de observación de cetáceos afecta a la disminución del descanso y la lactancia en los calderones de aleta. Los hallazgos demostraban que, incluso si los barcos de observación de cetáceos cumplen con las pautas actuales, los motores más ruidosos pueden tener un impacto negativo en el comportamiento de los cetáceos.
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