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La ULL plantea restringir el parking gratis y modular los horarios de entrada y de salida

Entrada a los aparcamientos del campus central de la ULL

Tenerife Ahora

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La Universidad de La Laguna (ULL) ha dado a conocer este martes las conclusiones de la encuesta sobre movilidad que realizó a comienzos de este año entre alumnos, profesores y resto de personal de la institución. Rosa Marina González, directora de la Cátedra de Economía y Movilidad CajaCanarias-Universidad de La Laguna ha presentado los resultados del estudio, calificados por la experta como “poco alentadores”.

La encuesta puso de relieve que el coche individual sigue siendo el modo de transporte mayoritario para quienes acuden a la ULL, concretamente para el 45% de los consultados. Sin embargo, el 66% de la comunidad universitaria se concentra en el área metropolitana, en la cual hay disponibles alternativas de transporte público “muy convenientes”, pero siguen decantándose por el vehículo privado.

Por ello, la ULL podría incluir en su futuro plan de movilidad sostenible algunas medidas para contribuir a la descongestión viaria de Tenerife, como la restricción del acceso a las plazas de aparcamiento gratuitas en sus instalaciones o la modulación de los horarios de entrada y de salida.

La encuesta estuvo dirigida a todos los colectivos que conforman la comunidad de la Universidad de La Laguna, que ascendía en el momento de su elaboración a unas 25.414 personas, de las cuales respondieron al cuestionario un 10,6% de la misma.

El estudio también reveló que las horas de los mayores desplazamientos de entrada y de salida coinciden con las horas punta del tráfico.

Así, en el alumnado, el pico de personas desplazadas en la hora de entrada se da entre las 8:00 y las 8:30 en el turno de mañana, y entre las 15:00 y 15:30 en el de tarde.

En cuanto a la hora de salida, entre los estudiantes se concentra en el intervalo 14:00-14:30 horas, mientras que en el personal se da una hora más tarde.

Preguntados por los motivos para utilizar el coche individual como conductor sin pasajero como preferencia, la mayoría adujo la duración del desplazamiento.

En ese punto, la catedrática se refirió a una investigación realizada por su grupo que revelaba que los individuos tienden a sobrestimar la duración del tiempo de viaje en transporte público, es decir, a creer que se tarda más de lo que dura realmente, mientras que con el coche privado sucede lo contrario: existe la percepción de que el trayecto dura menos que en realidad.

Otro dato que destacó González fue el referido a los motivos para utilizar el transporte público: entre el alumnado, la razón mayoritaria (52%) fue por motivos económicos. Y el siguiente motivo (41%) fue la carencia de permiso de conducir o coche propio.

Es decir, que se trata de una población “cautiva”, que no utiliza esta modalidad de transporte con convicción y que, probablemente, cambiará hacia el vehículo privado si mejora su situación económica.

Sin embargo, en el personal de la universidad, el principal motivo para seleccionar esta opción fue la conciencia ecológica (58%).

Otros datos del estudio revelan que hay una muy baja concurrencia del uso de vehículo privado compartido y, en los pocos casos que se dan, se produce preferentemente con sólo el conductor y otro pasajero.

También hay una escasa intermodalidad, entendida esta como el uso de varios tipos de transporte público para realizar el trayecto en etapas, lo cual es una tendencia que a juicio de la ponente se debe cambiar porque “el viaje ‘de puerta a puerta’ es totalmente insostenible”.

Tras exponer los resultados de la encuesta, Rosa Marina González lanzó algunas reflexiones e ideas que se podrían poner sobre la mesa cuando se desarrolle el plan de movilidad institucional.

Así, señaló que la abundancia de aparcamientos libres y gratuitos en los campus y alrededores supone un reclamo para utilizar el coche privado.

“Hay que gestionar los aparcamientos discriminando por procedencia y nivel de ocupación del vehículo: no es lo mismo alguien que venga de Los Realejos, donde las alternativas de transporte público no son adecuadas, que alguien del área metropolitana”, expuso.

Incluso se podría considerar la tarificación de esos estacionamientos y dedicar esa recaudación a subvencionar modos de transporte más sostenibles, defiende la experta.

Dado que la concentración de horarios de entrada y salida coincide con las horas punta de tráfico, la experta consideró que se podría debatir la flexibilización de la hora de acceso y fomentar la docencia y las tutorías en línea “cuando se pueda y donde se pueda” para contribuir a la descongestión viaria.

Para incentivar el coche compartido, en el pasado se utilizaron aplicaciones para poner en contacto a pasajeros y conductores que no llegaron a funcionar del todo porque, a juicio de González, esa tecnología por sí sola no basta, también es necesario crear alicientes para su uso, como aparcamientos reservados para vehículos de alta ocupación.

Y para aumentar la intermodalidad de los desplazamientos, sugirió la creación de más intercambiadores en zonas estratégicas y aparcamientos para bicicletas y patinetes, de modo que los usuarios puedan utilizar esos medios al inicio o final de su trayecto.

También se refirió al aumento de plazas y puntos de carga para vehículos eléctricos e híbridos. 

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