La paradoja de Tenerife: es la isla más poblada y su capital pierde habitantes

Gente paseando por la calle Teobaldo Power, en Santa Cruz de Tenerife

Efe

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La isla de Tenerife no para de crecer demográficamente, adelantó hace años a Gran Canaria en aumento de población y es la que más inmigrantes recibe pero, sin embargo, su capital, Santa Cruz de Tenerife, está perdiendo habitantes, algo posiblemente relacionado con la dificultad para acceder a una vivienda.

Son datos expuestos este jueves por el profesor de Geografía de la Universidad de La Laguna Luis Jerez ante la comisión parlamentaria sobre el reto demográfico y el equilibrio poblacional en Canarias, en la que ha indicado que en el archipiélago más que hablar de despoblamiento se debe aludir a “estancamiento” de población.

La dinámica demográfica en Canarias es similar a la de las sociedades desarrolladas, esto es, envejecimiento y un acusado fenómeno de “desnatalidad” que compensa la aportación de población inmigrante, ha añadido Jerez.

Pero en el archipiélago hay que tener en cuenta su compleja realidad geográfica, lo que lleva a que el 82% de la población se concentre en las islas capitalinas, Tenerife y Gran Canaria, y luego en estas, en las periferias de las capitales, las zonas turísticas, y en las medianías bajas.

Si a las capitalinas se suman las islas turísticas (Lanzarote y Fuerteventura), concentran entre todas al 95% de la población del archipiélago, lo que contrarresta con el estancamiento de la población en La Palma, La Gomera y El Hierro desde la década de los 70 del siglo pasado.

De hecho se da la contradicción de que los espacios que concentran mayor número de población, las capitales canarias, a la vez tienen un índice de pérdida demográfica que es palpable en el caso de Santa Cruz de Tenerife.

Luis Jerez ha considerado al respecto que se necesitan estudios más precisos para entender este fenómeno, pero la hipótesis apunta a que la principal causa tiene que ver con el mercado de la vivienda y de ahí el crecimiento de las periferias de ambas ciudades.

En Canarias continúa el fenómeno de la burbuja inmobiliaria, que provoca que también núcleos turísticos como Arona pierdan población porque “la gente se va afuera en busca de un mercado de vivienda más asequible”, como ocurre por ejemplo en San Isidro (Granadilla de Abona), ha precisado el geógrafo.

Por ello ha apuntado que la despoblación de las dos capitales y de los centros turísticos no es problemática, pero sí lo es la de las medianías y el interior de las islas.

Las consecuencias son un grado de envejecimiento elevado en las “islas verdes” (La Gomera, La Palma y El Hierro), en las que todos los municipios tienen una media de población de más de 44 años, lo que también ocurre en las zonas rurales de las islas capitalinas.

Y a mayor grado de envejecimiento, más población dependiente, lo que es perceptible en los municipios rurales frente a los urbanos, ha continuado Luis Jerez.

Asimismo, ha explicado que la población inmigrante se concentra en las capitales, centros turísticos y sus periferias, salvo la inmigración europea de edad avanzada, que ocupa las zonas turísticas con segundas residencias o viviendas permanentes.

Jerez ha apuntado que no cree que se llegue al extremo de hablar de “islas-ciudad” en cuanto a poblamiento porque buena parte del territorio es protegido pero, ha admitido, la carga demográfica “sí nos hace ir hacia este concepto, sobre todo en Tenerife”.

“¿Cómo revertir esta situación?”, se ha preguntado el profesor de Geografía, quien se ha contestado a sí mismo que este es el reto de Canarias, que “pide a gritos” y necesita urgentemente revisar su modelo económico y diversificar, de manera que habrá que incentivar el sector primario en espacios rurales, algo que requiere de “política con palabras mayúsculas”.

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