La crisis a veces tiene efectos balsámicos innegables. Marco Aurelio Pérez, director insular de gobierno del Cabildo de Gran Canaria por obra y gracia de ese funesto pacto de San Bartolomé de Tirajana (Nueva Canarias-PSOE-Agrupación de Vecinos) abandonará ese puesto en medio de una próxima remodelación de altos cargos que se prepara para hacer frente a la segunda drástica reducción de gastos que se avecina. Marco Aurelio Pérez es considerado por todos el muñidor de la fatal escaramuza que ha acabado con el sueño del Consorcio para la Rehabilitación Turística del Sur de Gran Canaria, y pagará su precio por la parte socialista, que fue la que lo nombró cuando decidió sumar sus votos a los de NC y el PSOE en el peor Ayuntamiento de la historia de Canarias, el actual de San Bartolomé que preside Mari Pino Torres. Aún le queda a este político sureño, heredero de los modos y maneras de Paco Araña del Toro, la posibilidad de que lo proteja Román Rodríguez adjudicándole algún carguillo de los de su cuota, de modo que Agrupación de Vecinos le de al ex presidente del Gobierno un puñado de votos al Parlamento de Canarias. Pero sus días y su credibilidad están contados.