Ha pasado exactamente un año desde que el fiscal anticorrupción de Canarias, Luis del Río, se dirigiera por escrito al presidente de la Audiencia de Cuentas de Canarias pidiéndole la última documentación necesaria para aclarar el llamado caso Amorós, ¿recuerdan?, aquel por el que se investigaban presuntas irregularidades de un director general del Tesoro que lo fue en tiempos del consejero de Economía y Hacienda Adán Martín. Ni jumo ni pajas, oiga. Y eso que lo que pedía Luis del Río parece cosa seria: cinco facturas de 28.897, 20.218, 28.582, 358.758 y 103.225 euros, esto es, 539.680 euros en total (casi cien kilillos de los del marqués). Eran facturas giradas por una agencia de publicidad de Las Palmas de Gran Canaria que fueron pagadas por el Tesoro canario con esa alegría que nadie todavía ha sido capaz de explicar con tino. El requerimiento de Fiscalía tiene fecha 26 de diciembre de 2006, y que si quieres arroz, Catalina.