Sabe el consejero de Economía y Hacienda -ahí es nada- que Arnáiz está fuera de la ley, y por eso no vuelve a hacer frase con los grilletes porque se los tendría que colocar a su protegido. Pero Mauricio ya no engaña a nadie, y sin embargo pierde extraordinarias ocasiones de reconciliarse, aunque sea un poco, con la gente crítica pero no sectaria, ésa que espera un gesto magnánimo de un servidor público, de un otrora luchador por las libertades, antes de su jubilación política. No se puede marchar dejando ese sabor al más puro estilo trapisondista. Porque hasta este jueves, los cómplices de Arnáiz eran Mauricio, Soria y Luzardo, pero ahora, muerto el trío, el dúo lo conforman Mauricio y Arnáiz.