Ya habrán visto que empiezan los recortes en el famoso tren que quieren que tenga Gran Canaria, haga o no haga falta. Primero, que si iba a parar en todas partes: en Telde, en el aeropuerto, en Ingenio y en Vecindario. Luego que si un supertúnel de la leche iba a atravesar la ciudad para que el chisme llegara hasta el parque de Santa Catalina, o istmo, según se desee. Ahora ya no. Ahora sólo habrá una estación en el aeropuerto y el que viva en Las Palmas y quiera coger el tren, ha de llegarse hasta Hoya de la Plata, no sabemos si en guagua, en taxi o en tranvía ligero. Mientras estos recortes son contados sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza, Alstom, la empresa amiga de Soria y Mauricio, la que tiene los boletos para colocarnos un tren, pasa sus apuros en Valencia.