No deja de ser noticia el Honorable Cuerpo Consular acreditado en Las Palmas como habrán visto los últimos días. El honorable honorífico y el honorable de carrera, permítasenos la diferenciación, porque ésta existe. En esta última calificación -de carrera- se incluyen los cónsules que son diplomáticos y se dedican profesionalmente al asunto. Pues bien, un cónsul-cónsul acaba de escapar de una denuncia en la Policía de tres pares de narices sencillamente por su condición de diplomático y por un asunto de concepción cultural. En determinados países, incluso del entorno, propinar una soberana paliza a la parienta que alcance también a la hija de ambos no se considera delito, sino incluso un derecho. Ocurrió aquí, en Las Palmas de Gran Canaria, y no parece que se pueda hacer nada más que esto que hacemos nosotros en estos instantes. Contarlo.