Nada es imposible, ni siquiera que seamos capaces desde esta sección tan picajosa de echar un riqui-raca a José Manuel Soria, presidente del PP canario, alcalde de Las Palmas y candidato presente y futuro a la presidencia del Gobierno y al Cabildo de Gran Canaria, respectivamente. Hechas las oportunas presentaciones, nos adentramos en la cuestión. Y la cuestión no es otra que el delicado debate sobre la población, que amenaza con atentar contra la inteligencia del canario. Por un puñado de votos, Adán Martín, vicepresidente y en apariencia también candidato, ciñóse el otro día su gorrito de Papa Noel y presentóse, contra toda tradición personal de frecuentar auditorios, en el concierto de Navidad celebrado en Santa Cruz de Tenerife. Con esa misma ligereza y humor se ha apuntado el hombre al debate poblacional, contribuyendo además con otro informe paralelo, como es menester, de modo que el debate, ya de por sí obtuso, se tornara también falso. Basta con recordar el relato de Hanna Arendt cuando el juicio al nazi Eichman: “Creías tú y tus jefes que podías decidir quién habitaría en el mundo”. Y en esto, como sobrevolando la irrealidad, va y aparece José Manuel Soria en su recurrente y dominical encíclica en un periódico de papel (II). Valiéndose del hilo argumental malthusiano, el todavía alcalde ha comentado con lucidez y valentía lo que le parece de bochornoso este modo de plantear el asunto. Les contamos.