La cabeza de José Manuel Arnáiz, el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, vuelve a estar sobre la mesa de negociaciones. Los socialistas consideran innegociable que sea fulminantemente destituido antes de proceder siquiera a la segunda parte de cualquier acuerdo sobre el istmo, que ha de pasar por suspender el concurso y convocar otro más amplio que abarque la totalidad del frente marítimo. No se puede limpiar Sicilia, dicen en el PSC, negociando con la mafia. No se puede recomponer la legalidad con quien ha presumido de sus continuas transgresiones. Pero Germán Suárez protege a Arnáiz, lo considera un buen chico, un ingeniero muy preparado y un gestor eficaz. Pero tanto en Fomento como en el PSC hay unanimidad: Arnáiz, a la calle. Y quien tiene que firmar el decreto de destitución, Adán Martín, está en Bruselas, en unos juegos florales. O algo así. Ya nos caerá algún acta en las manos.