Ya tenemos polémica para empezar el año y casi hasta llegar a las elecciones. La ha propiciado, como no podía ser de otro modo, Luis Hernández y su frente marítimo. Dicho en lenguaje no cateto, waterfront. Debemos rogarles un esfuerzo de memoria: semanas antes del fulgor plateado, cuando la clase empresarial aupaba a Suárez Gil a la cúspide de la Cámara de Comercio, nos permitimos contarles aquí una sabrosa reunión celebrada en casa del presidente plateado en Tafira. A ella acudieron, además del anfitrión y de Luis Hernández, un representante de cada una de las tres principales fuerzas políticas canarias. El único asunto en el orden del día fue, precisamente, el frente marítimo, y el objetivo, recabar la unanimidad de los presentes para poder actuar con el máximo de autonomía. Luego vinieron los desmentidos a raíz de nuestro empeño: llegaron a afirmar que “de frente marítimo nada”, que “eso está aparcado desde hace tiempo” y que “a nadie se le va a ocurrir ahora sacar ese asunto”. Les recordamos también que uno de los desmentidos más rotundos salió de la boca de Luis Hernández. Tiempo al tiempo, nos dijimos.