Pero si lo de José Miguel Pintado ha llamado la atención para la empresa recurrente y el público en general, más llamativas deberían ser las carreras que se han dado en la Autoridad Portuaria para sacar adelante este proyecto. Han de saber que esta obra figura en el Plan de Servicios del Puerto, que viene a ser como el plan urbanístico y de necesidades del recinto, pero no aparece como una cuestión de emergencia sino como un asunto a plantear en un plazo no inferior a los diez o quince años. La mosca no es gratuita sino respuesta a las necesidades del puerto, donde se preguntan dónde están los contratos de graneles líquidos o de reparaciones a flote para tanto nervio ahora. Y ya que hablamos de tempo, por qué no preguntarse a qué viene que ahora Cardona y Soria se fijen en el paredón de 12,40 metros que va a representar el nuevo dique. ¿Es que estaban de viaje en Marruecos, o en Belén con los pastores, cuando se adjudicó el concurso? ¿Por qué nadie se fijó en la cuestión ambiental y en la escollera necesaria para el calado del dique? Esto va a dar mucho juego, ya verán.