La reunión de este sábado del Consejo de Administración de La Caja fue un auténtico esperpento. Los que habían votado favorablemente al recurso de alzada ante la Consejería de Economía y Hacienda lo hicieron en su día avalados por los informes internos de la entidad, que habían estudiado todos los riesgos que pudiera presentar el peticionario, incluido ese crédito que ha servido ahora para tumbarle la operación. Además, contaban con un informe comentado de viva voz por el jefe de los servicios jurídicos de la entidad, Teodoro Rosales, que hasta este sábado era ferviente partidario de recurrir lo que a todas luces era una arbitrariedad soriana y un antecedente gravísimo. Pero llegado este sábado, aquel informe in voce desapareció misteriosamente, y lo que eran argumentos incontestables para afear a la consejería un comportamiento tan singular se tornó de repente “un esbozo” que Rosales ya no encuentra suficiente para el recurso de alzada. El Consejo de Administración, por lo tanto, decidió poner a La Caja de rodillas para que José Manuel Soria pudiera ver satisfechas sus ansias de venganza contra una persona que un día tuvo que ver con CANARIAS AHORA.