Lo sentimos mucho, pero ya no podemos más. Decenas de lectores se han dirigido a nosotros desde hace tiempo para hacernos notar el vacío y nosotros hemos comprobado que el vacío existe. Le hemos dado vueltas, analizado cada perspectiva, y efectivamente, hemos llegado a la conclusión de que los noventa perros publicitarios distribuidos por la ciudad de Las Palmas con la bendición del Ayuntamiento carecen de sexo. O en el mejor de los casos, son todos perras. Lejos de interrogar a la máxima autoridad municipal, que quizá pudiera considerar capciosa o malintencionada nuestra pregunta, hemos optado por la libre interpretación, lo que nos lleva a concluir lo siguiente: 1) De haber pretendido aplicar la paridad, la mitad de los canes habrían de llevar testículos, lo que obligaría a hacer dos moldes y a encarecer la promoción. 2) Los testículos colgantes en plena calle se prestarían a la maledicencia e incluso al vandalismo. 3) Una ciudad conservadora como ésta no puede permitirse ciertos desenfrenos, y 4) Donde esté una ambigüedad, que se quite la certeza.