Las Galerías de las Colecciones Reales; el nuevo museo de Madrid que reúne todos los caprichos de los reyes de España

La armadura de Carlos V, una de las joyas históricas de la Galería de Colecciones Reales de Madrid.

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El pasado verano abría sus puertas el nuevo museo de referencia de Madrid. En un rinconcito discreto de la explanada de la Plaza de la Armería (ese espacio impresionante que separa la fachada de la Catedral de La Almudena y el Palacio Real) unas puertas conducen a un nuevo espacio ganado al Campo del Moro (ese jardín divino que suele pasar inadvertido a los turistas) que guarda uno de los tesoros más importantes del patrimonio nacional. Cuadros de Rubens, Tiziano o Goya; tapices de los mejores talleres de Europa; armaduras vinculadas a batallas míticas como la de Mühlberg; fastuosos carruajes… Las Galerías de las Colecciones Reales reúnen en un solo espacio las colecciones de arte que los reyes y reinas de España acumularon durante siglos. Desde la austeridad religiosa de Isabel La católica hasta las excentricidades lujosas de Isabel II, capaz de mandar a hacer un sillón que parece un palco de un teatro rococó de más de cinco metros de altura (el desmesurado Sofá de Borne obra del francés Pierre-François Ladvocat –siglo XIX-).

El nuevo museo hace un recorrido artístico por la historia de España poniendo de manifiesto la evolución de los gustos y estilos artísticos y, también, la personalidad y templanza de cada soberano del país. De la sobriedad austera de los Austrias a los oropeles afrancesados de los Borbones. Un espacio que, incluso, permite echar un vistazo a los primeros siglos de existencia de Madrid a través de los vestigio arqueológicos que se descubrieron durante las obras de este pabellón de arquitectura vanguardistas (restos de la muralla árabe y de algunas casas de los primeros tiempos de ocupación cristiana). La visita tranquila y sosegada demanda unas tres horas aunque si vas a por las piezas maestras uno puede irse satisfecho en una hora y media. Pero la verdad es que merece la pena detenerse en cada una de las obras de arte y descubrir su relación con el monarca de turno. Porque estos objetos suntuosos dicen mucho más que lo que representan.

Lo que más nos gustó.- El orden lógico de las piezas situadas en sentido cronológico. No sólo te permite hacer un recorrido por la historia del arte a través de las piezas sino, también, ver la evolución de los gustos y la actitud ante la opulencia de las dinastías. La sobriedad y la espiritualidad de los primeros Austrias y el progresivo afrancesamiento de la corte española a través de reinas de origen Borbón y, finalmente, con la propia monarquía borbónica.

Piezas maestras.- Hay piezas verdaderamente sorprendentes en un catálogo que alcanza las 650 obras de arte, armas, libros, ropajes y documentos. La exposición permanente te recibe con una pieza icónica: el retrato de Isabel la Católica de Juan de Flandes, una imagen que hemos visto mil veces en los libros de historia y que sirve para introducir la transición desde la unión de los dos reinos (hay un yelmo que perteneció a Fernando el Católico) hasta el nacimiento del primer Austria (Carlos V) tras la unión de Juana de Castilla y Felipe de Borgoña –El Hermoso-. El nacimiento de una dinastía de guerreros (se pueden ver la silla de montar de Felipe El Hermoso, la armadura que Carlos V llevó en Mülhberg y la armadura de Felipe II) y ‘ascetas’ que cubrieron el antiguo Alcázar de Madrid de tapices de temática religiosa y mitológica, cuadros de grandes de la pintura (Velázquez, Tiziano, Caravaggio –con la célebre Salomé y la cabeza de Juan Bautista-…), libros y documentos de gran importancia histórica como el testamento de Felipe II. Impresionantes también, un tabernáculo del siglo XVII que el sienés Doménico Montini hizo para Felipe IV –ocupaba un lugar de privilegio en la Capilla del antiguo Alcázar- o el llamado Carruaje Negro, una fantástica carroza que perteneció a la madre de Carlos II, el último de los Austrias.

Con los Borbones llega el oro, las colecciones exóticas (porcelanas y biombos orientales) y las extravagancias como relojes astronómicos de oro o vajillas lujosas. La Galería de las Colecciones Reales ha dividido la colección en dos partes para poder ver las diferencias que hay entre las dos dinastías. Lo que más nos llamó la atención de esta parte de la exposición fueron los espacios dedicados a Carlos III y Carlos IV. Destacamos el Dessert de las glorias de España, un adorno de mesa de mármol, oro y maderas preciosas que necesita una tabla de más de seis metros y los tapices y pinturas del inmortal Goya (aquí puedes ver los retratos de Carlos IV y María Luisa de Parma y ‘cartones’ míticos como ‘La Gallinita Ciega’. La exposición culmina con Isabel II y su hijo Alfonso XII. Es increíble ver como la monarquía de un país arruinado es capaz de atesorar piezas como el Coche de la Corona Real (mandado a hacer por Fernando VII y utilizado por Isabel II o el Sofá del Borne.

Otras visitas ‘reales’ muy cerca de la Galería.- A parte del propio Palacio Real o la Catedral de La Almudena, una visita a las Galerías puede completarse con un par de visitas que completan la jornada. La más cercana al ‘museo’ es el Parque del Emir Mohamed I donde puedes ver los únicos restos visibles de la primera muralla de Madrid, aquella que construyeron los musulmanes en el año 865 para defender la frontera con los reinos cristianos. Aprovecha para pasear por los jardines que rodean el palacio: el austero Campo del Moro y los fastuosos Jardines de Sabatini. Y si tienes tiempo y ganas de caminar da un paseo por el renaturalizado Manzanares (vas a alucinar con la cantidad de vida salvaje que ha vuelto al río) hasta la Ermita de San Antonio de la Florida (Glorieta de San Antonio de la Florida, 2) para ver una de las obras maestras de la pintura universal: los frescos que pintó Goya para Carlos IV y que son un adelanto del arte expresionista que aún tardaría más de medio siglo en llegar.

Comer en los alrededores de las Galerías.- Aquí te vamos a hablar de puras filias ya que los locales que te vamos a recomendar son habituales en nuestras visitas a la capital. Aprovecha la mañana para desayunar como un rey en el Café de Oriente (Plaza de Oriente, 2). El mejor mollete de tomate e ibérico de la capital… Pero también hay opciones más castizas (buenos churros) y desayunos continentales contundentes. Café como hay que servirlo. De tapas en el Anciano Rey de los Vinos (Bailén, 19). Vermut de grifo y un surtido de tapas y raciones donde mandan, según nuestros gustos, los ibéricos, los boquerones en vinagre y unas de las mejores croquetas de la ciudad. Y si vas a ver la Ermita de San Antonio de La Florida no puedes dejar de pasar por Casa Mingo (P.º de la Florida, 34), donde sirven el mejor pollo asado de Madrid junto a una carta de especialidades asturianas.

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