La Mezquita del Cristo de la Luz: la joya califal de la ciudad de Toledo

VIrtuosismo en el uso del ladrillo. Detalle de una de las fachadas de la Mezquita del Cristo de la Luz.

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Las mezquitas medievales originales en España se pueden contar con los dedos de la mano. Abundan los rastros de los antiguos templos islámicos en forma de arquerías, alminares célebres (como La Giralda) o elementos que quedaron integrados en otros edificios posteriores (normalmente iglesias católicas). Pero las mezquitas bien conservadas son una rareza (al igual que sucede con las sinagogas). Excepciones como la fastuosa Mezquita de Córdoba fueron, generalmente, el resultado de su uso posterior como iglesias. También subsisten pequeños templos que forman parte de grandes monumentos como La Alhambra de Granada o la Alcazaba de Málaga. En Toledo se conservan hasta tres de estas mezquitas llamadas menores, pero nos vamos a detener en una de ellas; quizás una de las joyas arquitectónicas e históricas más importantes de España. No es grande, ni mucho menos. Pero es una maravilla. Se la conoce como Ermita del Cristo de la Luz, su denominación católica tras la conquista castellana de la ciudad en 1084, pero su nombre original es Mezquita de Bab-al-Mardum, por su cercanía a la puerta del mismo nombre del poderoso sistema de murallas de la ciudad. Y ¿por qué es tan importante pese a ser tan pequeña? Porque es uno de los edificios mejor conservados de la época califal (siglos X y XI) y también una de sus más bellas obras (junto a la propia Mezquita de Córdova y la ciudad palaciega de Medina Azahara).

El nombre de Ermita del Cristo de la Luz le viene de una de las numerosas leyendas que tienen por escenario las calles toledanas. Se dice que cuando el rey castellano Alfonso VI entró a la ciudad por la cercana Puerta de la Bisagra su caballo se dirigió de inmediato hacia este lugar y se arrodilló a la puerta de la mezquita negándose a seguir. Viendo el hecho como una señal, el rey entró y pudo ver como se podía ver una luz por las grietas de una pared. Los cristianos excavaron y vieron un crucifijo visigodo iluminado por una lamparilla de aceite que permanecía encendida tras más de cuatro siglos de dominio musulmán. Como podrán imaginar, la leyenda tiene pocos visos de credibilidad. La realidad nos dice que el edificio se abrió al culto en el año 999, según reza en la inscripción que aún puede leerse en su portada. Otro dato que pone en cuestión esta leyenda es su propia estructura, que se levantó usando como modelo la ampliación de la Mezquita de Córdoba de Al Hakam II. Hasta el punto que muchos la llaman la pequeña cordobesa. Pero aquí, la piedra se sustituyó por el uso virtuoso del ladrillo que alcanza cotas de calidad decorativa excepcionales y adelanta la edad de oro mudéjar.

Las similitudes con la joya andaluza son muchas: la disposición en dos pisos de la fachada y las arcadas del interior; el diseño de las nueve cúpulas de su interior; el uso de arcos lobulados y la arcada ciega (formada por arcos de herradura entrecruzados) de la fachada suroccidental. Por eso se la considera una reproducción en miniatura (en su estado original tenía ocho metros por lado) de su hermana mayor califal. Posteriormente, tras la conversión del espacio en ermita cristiana, se añadió un fantástico ábside (ya de estilo románico aunque con las primeras influencias del gótico temprano) que también tiene una importancia capital en la historia del arte español, ya que fue una de las obras fundacionales de esa fusión de estilos europeos y orientales tan español y que dio origen al Mudéjar. Por todo esto, este pequeño edificio es una de las obras maestras de la arquitectura monumental española. Pero es que aún hay más. En el interior del templo pueden verse pinturas murales románicas en un aceptable estado de conservación, algo que eleva de manera considerable el valor patrimonial del edificio. En ellas puede verse una representación clásica del Cristo Pantocrator –todo poderoso- con representaciones de los apóstoles San Marcos –el león- y San Juan Evangelista –el águila-.

DATOS PARA LA VISITA

Mezquita del Cristo de la Luz: Calle Cristo de la Luz, 22 –Toledo-; Tel: (+34) 925 254 191; E-mail: mezquitaermitacristodelaluz@gmail.com; Web oficial; Instagram Oficial.

Cómo llegar: La Mezquita del Cristo de la Luz se encuentra en el centro histórico de la ciudad de Toledo.

Horario del monumento: De Miércoles a Viernes de 10.00 a 14.00 y de 15.00 a 18.45. Sábados y Domingos de 10.00 a 18.45.

Precio de la Entrada: Entrada General, 3 euros; Grupos docentes acreditados, 2,5; Niños menores de 10 años gratis. Entrada habilitada con Pulsera de Toledo (10 euros).

Patrimonio Mundial de la UNESCO: Sí (dentro del conjunto monumental de Toledo).

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