Hoces del Júcar: trinchera verde y pueblos blancos al oeste de Albacete

Alcalá del Júcar, uno de los pueblos más bonitos de España.

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Albacete no está entre los destinos más demandados del turismo interior en España. La Nueva York de La Mancha suele quedar fuera de las grandes rutas viajeras por la Península pese a ser cabeza de una provincia con bastantes atractivos naturales e históricos. Albacete es una ciudad que, lamentablemente, queda lejos de las grandes rutas peninsulares. Y eso se nota. Y, sin embargo, hay rincones con una potencia para el viajero brutal (otro día hablaremos de Chinchilla de Monte Aragón, por ejemplo). Y para nosotros, lo mejor de toda la provincia es el curso encajonado del Río Júcar, que se escurre camino del Mediterráneo metido en una verdadera trinchera verde que contrasta con la austeridad de los campos albaceteños. Un corredor que también sirvió para ir i venir entre las dos realidades antagónicas de la Península: costa e interior. Y por eso hay un rosario de pueblos que guardan el río. Pueblos que se ajustan a las paredes verticales excavadas por el propio río en formas pintorescas y atractivas.

Aquí disfrutamos de algunas de las vistas más especiales de toda España. Nos gustan mucho los tránsitos por carreteras secundarias y caminos vecinales. Y adentrarse por las curvas de la AB-200 es toda una experiencia. Primero porque meterse en la ribera del Júcar es como cambiar de mundo. Los campos de cereales (entre los que sobreviven algunas manchas de encinar como la que se puede ver desde la N-322) dan paso a un denso bosque de galería y a un sinfín de huertas verdísimas que contrasta con las planicies que están apenas ochenta metros más arriba. Pero las Hoces del Júcar son más que un lugar de gran interés natural y paisajístico. También es un espacio humano desde hace muchísimos siglos. No es de extrañar que buena parte del legado monumental y arqueológico de Albacete se concentre en esta parte de la provincia.

Un corredor hacia el Levante.- El primero de los grandes pueblos históricos de las Hoces del Júcar es Jorquera. Aquí se sintetiza a la perfección la importancia de la rivera del Júcar en tiempos históricos. Aquí vas a encontrar restos de una calzada romana; una necrópolis de tiempos de los visigodos y un castillo almohade. Las murallas árabes datan del siglo XII y son el testigo en piedra y barro pisado de los tiempos en los que estas tierras eran la frontera entre los cristianos y los musulmanes. Jorquera es una gozada. Un pueblo blanco de casitas cúbicas apelmazadas aprovechando un domo calcáreo prácticamente aislado de la meseta por el propio Júcar y el arroyo Abengibre. Aquí vas a encontrar torres medievales, una iglesia monumental del siglo XVI (Nuestra Señora de la Asunción) y un laberinto de callejuelas que suben desde el río hasta el pie de las murallas.  No dejes de subir hasta el mirador de la AB-204 desde donde vas a poder ver el pueblo desde las alturas.

El camino sigue aguas abajo pasando por pequeñas aldeas como La Recueja antes de acercarnos a la joya de la corona. Pero antes hay dos lugares para ver. La Ermita de San Lorenzo (AB-209), una sencilla construcción neoclásica de finales del XVIII que guarda un retablo barroco digno de verse. Y el otro hito es la Cueva Fortificada de Garadén (el acceso se hace desde la otra orilla pero puede verse muy bien desde la propia AB-209). Esta cueva artificial de época islámica (servía para controlar el tránsito de personas por los caminos) nos adelanta lo que nos vamos a encontrar un poquito más adelante en Alcalá de Júcar, un pueblo que se sale de bonito y que cuenta con muchísimas de estas antiguas cuevas que sirvieron de residencia, almacenes y hasta fortalezas durante la época de dominación islámica.

Alcalá del Júcar; uno de los pueblos más impresionantes de España.- Llegar a los pies del Castillo de Alcalá del Júcar es una de las experiencias viajeras más intensas que tuvimos en nuestros viajes por España. Aquí el río forma una garganta que supera los 100 metros de profundidad que. En el lado del pueblo se crea un verdadero espolón que surge vertical desde la vegetación y culmina en una elegante fortaleza de origen islámico (siglo XII) que es de las más completas y mejor conservadas de toda la Península Ibérica. En Alcalá del Júcar nos encontramos con una población con verdaderos monumentos de entidad. Más allá del castillo, que es el más vistoso y valioso desde el punto de vista arquitectónico e histórico, aquí tenemos un puente medieval del siglo XV (aunque aquí lo llaman puente romano) y la Iglesia de San Andrés (Plaza de la Iglesia, 11) un templo que tiene orígenes góticos y un acabado neoclásico.

Pero lo mejor de Alcalá del Júcar es Alcalá del Júcar. El pueblo es una pasada de bonito y esconde muchísimos secretos. Muchos de ellos bajo el suelo. Las casas cueva fueron la norma durante la época de presencia islámica. Cuando la zona se cristianizó (después de la derrota almohade de 1212 en Las Navas de Tolosa) las casas se superpusieron a las antiguas cuevas quedando muchas de ellas como depósitos, almacenes o palomares. Hoy pueden verse algunas de estas cuevas reconvertidas en pequeños museos y hasta restaurantes (Cuevas de Masagó –Libertad, 45- y Cuevas del Diablo -San Lorenzo, 7-). El otro punto de interés del pueblo es el río. Alcalá del Júcar está en uno de los tramos más lindos de esta parte del cauce. Tiene una rivera cubierta de vegetación en la que hay hasta una playa… Un auténtico playazo. Se podría decir que aquí está la mejor playa de Albacete.

Fotos bajo Licencia CC: marc alcazar; Natalia Moreno; santiago lopez-pastor

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