Una ruta en coche por la Bretaña Francesa I: Rennes y sus alrededores

El Mont Saint Michel es una de las excursiones imperdibles desde Rennes.

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La Bretaña Francesa es una de esas regiones que enamoran al primer vistazo. El país galo es prodigo en maravillas (uno de los mejores destinos viajeros del mundo sin duda alguna) y esta esquina que marca el extremo occidental de su costa atlántica no es una excepción: más bien es uno de los muchos puntos culminantes de una geografía cargada de historia y maravillas naturales. Junto con Normandía, esta parte del país atesora los sustratos más auténticos de la cultura ancestral gala. Por aquí se situó, sin ir más lejos, la famosa aldea de irreductibles que allá por el año 50 antes de Cristo resistía al invasor romano gracias a una poción mágica e ingentes dosis de mala uva. Otros rasgos distintivos de la región son su música tradicional, que ponen de manifiesto la relación cultural bretona con el mundo céltico, su lengua bretona y sus famosos monumentos megalíticos (con Carnac y Locmariaquer como buques insignia). No hay que olvidar que Obelix era tallador y repartidor de menhires. Pero hay muchísimo más. Mucho.

COMO LLEGAR.- Si quieres dedicar un viaje en exclusiva a la región lo mejor es usar como puerta de entrada al Aeropuerto de Rennes, ciudad que ejerce de capital y cabeza política y administrativa bretona. Este aeropuerto cuenta con bastantes conexiones con el resto de Francia y Europa, incluyendo vuelos a Alicante, Barcelona, Bilbao, Fuerteventura, Ibiza, Madrid, Málaga, Menorca, Mallorca y Sevilla.  Si quieres compaginar la ruta por La Bretaña con el impresionante Valle del Loira (que desemboca poco después de Nantes -a 107 kilómetros-) una buena opción es compaginar Rennes o el propio Nantes (Ver lista de destinos) con Lyon.

¿CUANTOS DÍAS SON NECESARIOS? Es la pregunta del millón. Una ruta medianamente completa va a demandar, al menos, cuatro días sin contar la fecha de llegada y salida. Con seis días te da para ver todo lo importante y un poco más y si quieres recorrer el Valle del Loira y La Bretaña calcula entre diez y quince días como mínimo. Como te decíamos antes, hay muchísimo que ver y las distancias, aunque no son muy grandes, si te van a obligar a hacer noche en varios lugares (olvídate de hacer base en algún lugar e ir y volver el mismo día) porque te van a faltar horas para verlo todo. Otra sugerencia es aprovechar la ruta para hacer escala en algún pueblo pequeño y disfrutar, por ejemplo, de la fantástica música tradicional bretona en un ambiente que nos recuerda al de los pubs irlandeses. Un ejemplo es el Cafe Ar Vag (58 Hent Sant Gonéry, 58; Tel: (+33) 2 96 92 61 19) de Plougrescant, un lugar en el que se come bien –y por poco dinero- se bebe aún mejor y la música en directo suele amenizar largas veladas nocturnas.

RENNES Y SUS ALREDEDORES.- Lo más normal es empezar o terminar el recorrido por Rennes, la capital de la región o por la vecina Nantes (como te decíamos antes, las dos ciudades están muy cerca). Dejar de lado las ciudades francesas, por más pequeñas o grandes que sean, es un problema porque el 90% de ellas son preciosas. Rennes, por ejemplo, puede presumir, y mucho, de lo que guarda entre sus calles pese a que no es muy grande cuenta con casi un centenar de edificios catalogados como patrimonio histórico artístico. Aunque gran parte del casco histórico se quemó en el siglo XVIII, en las inmediaciones de la Plaza del Champ-Jacquet podrás ver viejas medievales casas con entramado de madera y palacetes con más de seis siglos encima (solo sobrevivieron unas 200 casas de más de 1.500 en lugares como Rue Chapitre, Champ Jacquet, Saint-Georges, Saint-Guillaume, Monnaie, Saint-Michel, Place Sainte-Anne o la animada Rue du Soif –calle de la sed- repleta de bares). También hay restos de las viejas murallas (incluso tramos romanos) como las Puertas Mordelaises, a dos pasos de la Catedral de San Pedro o el fastuoso Parlamento, construido por artesanos que trabajaron en Versalles. La ciudad tiene mucho que ver pero todo está cerca y se puede cubrir sin problema en una jornada de paseo. No dejes de pasar por el Parque de Thabor, uno de los más bonitos de Francia y, si eres de museos, visita el Museo de Bellas Artes (Quai Emile Zola, 20; Tel: (+33) 223 621 745), con una nómina de ilustres que incluyen a Picasso.

Un truco para ir al Monte Saint Michel.- Aunque de manera estricta la famosa abadía se encuentra en La Normandía, es una de las excursiones recurrentes en las rutas por la Bretaña (está a 66 kilómetros de la capital bretona) y, también, uno de los puntos más visitados de todo el país: el resultado es un aluvión gigantesco de turistas que convierten el aparcamiento en una verdadera odisea. Este lugar se merece, al menos, una jornada completa de visita y si puedes hacer noche aquí, no te vas a arrepentir en la vida (ver la abadía iluminada y su reflejo en el mar es algo único). Tener el coche un día parado y pagar 12 euros puede que salga más caro que venir desde Rennes por la tarde, hacer noche aquí, dedicar el día siguiente a visitar la abadía y volver a Rennes para iniciar desde ahí la ruta.

Dos excursiones que puedes hacer desde Rennes.- El Bosque de Brocelianda es otra de las visitas paradigmáticas de la Bretaña Francesa. Esta pequeña mancha de bosque nativo se encuentra a 43,6 kilómetros del centro de la capital bretona y es uno de los lugares más importantes para los mitos artúricos que, como ves, también tienen escenarios a este lado del Canal de La Mancha. Brocelianda está íntimamente ligado a dos figuras centrales de la historia artúrica: el Mago Merlín y la Dama del Lago (Viviane). Según la tradición local, dos de los numerosos monumentos megalíticos de la zona son las tumbas de estos dos personajes. El Castillo de Comper tiene muchísima historia pero ahora es famoso por ser un centro de estudios artúricos. Si te interesan estos mitos, la visita merece la pena y te ayuda a comprender mejor el significado mítico de Brocelianda y sus lugares mágicos (ver mapa): la Fuente de la Eterna Juventud; el Árbol de Oro; el Estanque de las hadas o el Lago de Trémelin, dónde la tradición local sitúa la piedra dónde estaba clavada la mismísima Excálibur. Aquí te vas a pegar un buen rato. Otros lugares cercanos de interés, con los que puedes completar la excursión, son la Abadía de Paimpont y sus alrededores –con rastros medievales interesantes como la Cruz de Judicaël- y el imponente Castillo de Trécesson, uno de los más bonitos de la comarca. ¿Se puede visitar Brocelianda en transporte público? Es difícil. Los diferentes hitos artúricos, por ejemplo, se encuentran en los dos extremos del bosque y si quieres ver los alrededores (que merece mucho la pena) se te va a complicar el plan. Por eso lo normal es ir en coche de alquiler (la mejor opción) o contratar una excursión en Rennes.

Otra ruta con salida y llegada en la capital bretona que te recomendamos hacer es la visita a las ciudades de Vitré, Fougéres y Combourg. La primera parada se encuentra a 47,1 kilómetros de Rennes (E-50 y D-777). El punto fuerte de este pequeño pueblo es su precioso castillo del siglo XI. Esta fortaleza no sólo es una de las más grandes de la región sino que también es una de las que más fielmente ha mantenido su fisionomía original. Los alrededores del castillo son, también, uno de los mejores ejemplos de urbanismo medieval bretón con muchas casas anteriores al siglo XV con sus vistosas tramas de madera. En Fougères (a 28, 5 kilómetros de Vitré por la D-178 y la D-798) también puedes visitar su castillo del siglo XI, otra de las joyas históricas de la zona construido como consecuencia de las tensiones eterna entre Inglaterra y Francia. La ciudad tiene mucho más que ver: sus jardines públicos, las iglesias del Santo Suplicio y San Leonardo (de puro estilo gótico) y su pequeño casco histórico dónde se mezclan antiguas casas medievales y algunos edificios notables como el Teatro Víctor Hugo. Terminamos la excursión en la pequeña Combourg (60, kilómetros si incluyes en la ruta el Castillo de Bonnefontaine –D-155 y D-796-), otra villa medieval con un precioso castillo. Desde aquí puedes volver fácilmente a Rennes (37,9 kilómetros por la D-795 y la D-137)

Fotos bajo Licencia CC: Noj Han; Dmitry Djouce; Kakha Kolkhi; Daniel Jolivet; Mauricio Lima

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