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Planificación docente para el curso 2020-2021 en la UCLM: cambio de criterio por el Rectorado

José Julian Garde López-Brea. Catedrático de Universidad. ETSIAM. Universidad de Castilla-La Mancha

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Como ya comenté en una entrevista publicada en este medio el domingo pasado, la UCLM es una universidad presencial, y además con una relación muy cercana entre profesorado y estudiantes.

Esta ha sido, es, y debería seguir siendo, una de nuestras señas de identidad y de nuestras ventajas competitivas con otros sistemas universitarios limítrofes, en los que los grupos de estudiantes son mucho más numerosos y esa relación tan directa y personal entre estudiantes, profesores y personal de administración y servicios no puede darse. No debemos renunciar nunca a perder esta importante peculiaridad, y menos aún autolimitarnos de salida, en el desarrollo y ejecución de la misma; porque podríamos estar poniendo en peligro nuestra esencia y por tanto nuestro futuro. 

Durante toda esta semana, y como consecuencia de la publicación por parte del Rectorado del documento con los criterios generales para la planificación del curso 2020/21, se ha generado confusión, dudas e incertidumbre, tanto en la sociedad, como en la comunidad universitaria. Todo ello, porque el referido documento promovía “preferentemente la docencia on line, entendida ésta, como la docencia a distancia o no presencial”.  

Como ya manifesté hace unos días, este modelo de docencia se aleja mucho de nuestra esencia, pero es que además proponer esta estrategia de partida es auto someterse a una limitación excesiva que podría tener consecuencias muy negativas para nuestro, aún, joven sistema universitario regional.

Proponía un modelo de máxima presencialidad segura y responsable, elaborado desde el Rectorado con las aportaciones fundamentales de centros, y profesorado especializado de cada área, que son los que conocen bien las diferentes peculiaridades; junto a la elaboración de planes de contingencia a los que se pudiera pasar, en caso de que la situación sanitaria lo indicase, de manera rápida y ordenada. 

Conviene recordar aquí y reconocer el esfuerzo que han realizado los equipos decanales y directivos, así como el profesorado y personal de administración, no solo para la adaptación, en un tiempo récord a la docencia virtual para que el curso que ahora acaba pudiera cerrarse con éxito, sino también para el diseño del nuevo curso académico en un contexto de incertidumbre y sin recomendaciones o directrices generales al respecto.

Ayer por la noche, el rector comunicó a la comunidad universitaria que el documento que generó toda esta confusión e incertidumbre, era retirado y que se reelaborará de acuerdo con el nuevo contexto y la estrategia de la Universidad.

Como no puede ser de otra manera, y como ya había manifestado con anterioridad, esta decisión me parece oportuna, porque la otra era claramente inoportuna y además precipitada. También es verdad que pienso que nunca se debería haber llegado a esta situación. Este es un tema vital y transcendental para el próximo curso, un tema estratégico que golpea de lleno en lo que debe ser el centro de nuestra universidad, los chicos y chicas que estudian y que van a estudiar en ella y al que habría que estar dedicando más recursos y esfuerzos.

Pienso que siempre se debe priorizar lo estratégico sobre lo urgente y lo superfluo, y aún más cuando afecta a nuestra esencia: el estudiantado y sus familias. Lamentablemente creo que esta ocasión no se ha hecho, y además no se ha liderado bien ni con anticipación desde el Rectorado. 

Nos encontramos desde ayer en un nuevo escenario de rectificación, que comparto, pero en el que debemos ponernos a trabajar pronto, ya que como decía hace unos días, no solo hay que elaborar los posibles escenarios y planes de contingencia con pasarelas fáciles y directas, sino que también hay que comunicarlos pronto a estudiantes y familias, para intentar revertir pronto el estado de confusión e incertidumbre que la situación, que nunca debió darse, ha generado.

Estoy seguro que estamos preparados y cualificados para hacerlo, porque como refería antes, el profesorado de esta universidad ha demostrado estar más que preparado y comprometido para ello, pero necesitamos antes ese nuevo documento de planificación, con las directrices necesarias y oportunas que sean capaces de dar confianza y liderar este gran reto. Esperemos tenerlo pronto, porque si hace una semana íbamos tarde, hoy vamos, aún, más.

Como ya comenté en una entrevista publicada en este medio el domingo pasado, la UCLM es una universidad presencial, y además con una relación muy cercana entre profesorado y estudiantes.

Esta ha sido, es, y debería seguir siendo, una de nuestras señas de identidad y de nuestras ventajas competitivas con otros sistemas universitarios limítrofes, en los que los grupos de estudiantes son mucho más numerosos y esa relación tan directa y personal entre estudiantes, profesores y personal de administración y servicios no puede darse. No debemos renunciar nunca a perder esta importante peculiaridad, y menos aún autolimitarnos de salida, en el desarrollo y ejecución de la misma; porque podríamos estar poniendo en peligro nuestra esencia y por tanto nuestro futuro.