ENTREVISTA

Antonio de Lucas, doctor en Hidrología: “Es un error condicionar la gestión del Tajo a lo que quieran hacer en el Segura”

“Me están avergonzando los incomprensibles rechazos de la Administración central para aprobarlas”. Con esas palabras, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, manifestaba su sorpresa este verano porque todavía no se hayan aprobado unas nuevas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura. Y hace solo un mes, Page incrementaba la presión, asegurando que, si estas Navidades no están aprobadas dichas normas, iría a los tribunales para exigir el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Supremo que ratifican la implantación de caudales ecológicos en el tramo medio del río Tajo. La ministra del ramo, Sara Aagesen, respondía que no será necesario.

Con ese contexto de presión para crear unas nuevas normas que regulen el funcionamiento del acueducto, la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss ha presentado este miércoles una propuesta de modificación de esas reglas. Un planteamiento que, aseguran, cuenta con el apoyo de la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha y que busca hacer frente a una situación de “sobreexplotación” de los embalses de Entrepeñas y Buendía - la cabecera del río desde donde sale el agua- y asentar un sistema “resiliente”. Siempre desde un enfoque técnico, aseguran.

El encargado de presentar de forma pública esta propuesta ha sido Antonio de Lucas Sepúlveda, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid y doctor en Hidrología y Gestión de los Recursos Hídricos por las Universidades de Alcalá y Rey Juan Carlos.

elDiario.es Castilla-La Mancha ha hablado con él para conocer su idea de regulación y saber qué es lo que consideran que ha fallado en el actual sistema.

¿Cómo funciona actualmente el trasvase Tajo-Segura?

El trasvase es una gran infraestructura que funciona muy por debajo de las expectativas. No se puede trasvasar toda el agua que estaba pensada derivar y uno de los problemas es determinar cuánta agua se puede traspasar. Y para eso está, en última instancia, la figura de las reglas de explotación.

Las reglas de explotación se limitan única y exclusivamente a hacer una programación mensual de un agua que está declarada excedentaria en otra ley. Entonces, ¿qué es lo que se puede traspasar cada mes? Pues lo que sale del resultado de aplicar esas reglas de explotación que están pensadas única y exclusivamente con el objetivo de mantener unos envíos uniformes y evitar situaciones de excepcionalidad hidrológica de Entrepeñas y Buendía. No están pensadas para mejorar la situación del Tajo desde el punto de vista del concepto legal de las mismas.

Bajo el paradigma de estas normas, ¿todo lo que exceda de determinada cantidad en los embalses de Entrepeñas y de Buendía es agua excedente que debe derivarse hacia el trasvase?

Es agua excedente que puede derivarse al trasvase. Y uno de los problemas es que si intentamos llevar todo lo que requiere el trasvase, pues vaciaríamos Entrepeñas y Buendía rápido. Entonces, para evitar ese problema, se inventaron las reglas de explotación.

Las reglas de explotación del trasvase son un parche a una mala definición de excedentes, pero sean buenas o malas, es la ley y hay que cumplirla. Y con ellas se intenta poner un freno a la caída de reservas y poder mantener un mínimo de estabilidad, algo que no se está consiguiendo plenamente hasta ahora. De ahí la idea de cambiarlas o de modificarlas, además de adaptarse a los valores ecológicos del Tajo, del plan de Tajo, que es otro requerimiento que hay que hacer ahora.

Las reglas de explotación del trasvase son un parche a una mala definición de excedentes, pero sean buenas o malas, es la ley y hay que cumplirla

¿Qué problemas generan las actuales reglas de explotación?

La sobreexplotación del sistema. Se está intentando sacar más de lo que el sistema puede atender de manera sostenible. Entonces se produce una situación contradictoria, en la que la excepcionalidad hidrológica es lo normal. Si vemos los últimos años, hemos estado mucho tiempo en el nivel 3 (zona de resguardo), con tensiones y con problemas.

Ese es realmente el problema. Hay una expectativa de trasvasar más agua de la que realmente se puede y el sistema no lo soporta. Es como una cuenta de ahorros: si intentamos sacar más dinero del que nos entra, pues la vamos a vaciar. Lo mismo ocurre con cualquier embalse, en este caso, con Entrepeñas y Buendía. Y lo que ocurre con las reglas de explotación es que están dimensionadas para intentar sacar más de lo que se puede.

¿Y cuáles son las consecuencias de ese exceso de trasvase?

Niveles de agua embalsada en Entrepeñas y Buendía bajos. Indirectamente, eso afecta a la cuenca del Tajo. Tiene una afección muy grande en los municipios ribereños, que no pueden desarrollar el potencial turístico y recreativo que tienen estos embalses. Y toda la industria alrededor de turismo, de ocio, de alimentación... que pueda haber.

Hay una expectativa de trasvasar más agua de la que realmente se puede y el sistema no lo soporta. Es como una cuenta de ahorros: si intentamos sacar más dinero de lo que nos entra, pues la vamos a vaciar

Y, mientras, los usuarios del trasvase lo que tienen es una expectativa de agua que no ven cumplida. Hay problemas en situaciones de excepcionalidad hidrológica en las que se producen tensiones, incluso muchas veces más subvenciones, reales decretos de sequía o cualquier otra serie de medidas. En el fondo es una mala gestión. Al final, si el sistema está inestable y los problemas están por todos los sitios.

Hace un par de meses, desde el Gobierno de Murcia criticaron una mala gestión del agua de los embalses de cabecera en base a un informe de la Universidad de Alicante, algo que fue respondido desde el Gobierno de Castilla-La Mancha argumentando que, en realidad, lo que hay es una gestión inadecuada del agua del trasvase. ¿Quién tiene razón?

No he podido acceder al informe de la Universidad de Alicante, pero sí a sus reseñas en la prensa. Y, por lo que he visto, lo que realmente argumentan es que por Aranjuez pasa mayor caudal que el caudal mínimo que hay ahora fijado. Eso no es mala gestión. Un caudal mínimo es un mínimo, pero no significa que no pueda ir más agua por ese río.

Puede ser por un mayor desembalse, porque ha habido lluvias intermedias, porque la Confederación Hidrográfica del Tajo ha considerado adecuado desembalsar más para atender los usos de aguas abajo, porque los usos previstos no hayan cogido el agua o por cualquier motivo. Pero que en Aranjuez haya un caudal superior al caudal ecológico no es achacable a una mala gestión.

Con respecto a la respuesta del Gobierno de Castilla-La Mancha acerca del uso que se hace en el sureste de España del agua, pues creo que son temas diferentes. El uso que se haga en el agua en la cuenca del Segura, se tiene que regular dentro del Plan Hidrológico del Segura, haciéndolo de acuerdo con la Confederación Hidrográfica del Segura.

Y es ahí donde se tienen que plantear las soluciones o cómo se tienen que gestionar. Es un error condicionar la gestión del Tajo a lo que puedan pensar o quieran hacer en el Segura. La necesidad del Tajo es la que es y su realidad no puede depender de que en el Segura quieran usar más o menos agua.

Y en ese contexto, desde la Cátedra del Tajo se propone una modificación de las reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura. ¿Cuál es la propuesta?

Se trata de modificar el Real Decreto que lo regula, que es una competencia que tiene el Gobierno de España. Y la modificación se basa en una propuesta que ya hicimos hace dos años, y que presentamos para la Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía. Consiste, básicamente en evitar lo que ha pasado este año cuando se ha llegado a nivel 1.

El nivel 1 es donde se puede traspasar más agua y eso se asocia a abundancia. Puedes pensar: “Oye, qué bien que están bien los embalses”, pero es que se ha entrado en nivel 1 cuando Entrepeñas y Buendía estaban a poco más del 50% de capacidad. Es decir, hemos dicho que estaba muy bien cuando estaban en un proceso de recuperación.

Así que, al entrar en nivel 1, se ha aumentado el trasvase y eso ha hecho que baje el agua embalsada. Una de las cosas que hay que hacer es elevar el umbral de agua embalsada con el que se llegue al nivel 1: proponemos que ese umbral sea el 80% de la capacidad de llenado de Entrepeñas y Buendía. O sea, que se llegue a este nivel 1 cuando las reservas estén adecuadamente recuperadas.

Luego, la otra parte importante de la propuesta es la cantidad de agua que se derive cuando haya nivel 2, que es el que asociamos a situación de normalidad y que es en el que se debería estar de manera habitual. Hay que adaptarlo a lo que realmente se pueda sacar. O sea, si en nivel 2 intentamos sacar más agua de la que se puede, tenemos lo que hay ahora: no va a haber agua y van a caer las reservas. Esa cantidad de agua a trasvasar en el nivel 2 está ahora mismo está fijada en 27 hectómetros cúbicos, y habría que bajarla para implementar caudales ecológicos en el río Tajo y para adaptarla a las necesidades. La propuesta que hacemos es dejar el trasvase en nivel 2 en 10 hectómetros cúbicos.

Parece una reducción fuerte, pero realmente es la adaptación necesaria que hay que hacer, teniendo en cuenta tanto los mandatos legales que hay y la adaptación al plan hidrológico y a la realidad hidrológica.

Proponemos dejar el trasvase de nivel 2 en 10 hectómetros cúbicos. Parece una reducción fuerte, pero realmente es la adaptación necesaria teniendo en cuenta tanto los mandatos legales como la adaptación al plan hidrológico y a la realidad hidrológica

Luego hay un retoque menor del nivel 3, pero lo fundamental es subir las reservas en nivel 1 y bajar lo que queremos sacar en nivel 2, que es lo que marca la sostenibilidad para poder realmente tener un sistema resiliente.

¿Qué se conseguiría de implantarse esta propuesta?

Con estas medidas lo que queremos conseguir es que la gestión de Entrepeñas y Buendía sea estable y sostenible. Intentar mantener el nivel 2 continuamente y que no baje al nivel 3. Ojalá estuviera siempre el nivel 1, pero no tenemos las aportaciones de agua necesarias para ello. Entonces, hay que ser realistas y plantear que, en normalidad, vamos a poder hacer algo que realmente podamos mantener. Ese es el objetivo. ¿Qué consecuencias tendría? Pues que el nivel de llenado de Entrepeñas y Buendía, que ahora mismo está de media en 30%, subiría a un 65%.

De cara al trasvase, habría un trasvase garantizado. O no garantizado, pero con una cierta estabilidad, una uniformidad a consecuencia de estar siempre el nivel 2. ¿Que es menos cantidad de lo que les gustaría a los receptores? Pues sí, pero es que el agua es la que es. Y no es una decisión política. Es una cuestión técnica, que es aplicar la lógica hidrológica a la realidad.

¿Entonces esta modificación no sería bien acogida por parte de los receptores del agua del trasvase?

No puedo asegurar directamente su respuesta, pero por experiencias anteriores y las declaraciones que hacen ahora, entiendo que no les gustará. Pero para mí es un error conceptual. No es que no les guste que les hagamos la propuesta, es que no les gusta que les digan cuál es la realidad. Realmente, más que una confrontación, es saber aceptar la realidad. En el caso de las reglas de explotación es un tema técnico y sale lo que sale.

A los receptores de agua del trasvase no es que no les guste que le hagamos la propuesta, es que no les gusta que les digan cuál es la realidad. Realmente, más que una confrontación es saber aceptar la realidad. En el caso de las reglas de explotación es un tema técnico y sale lo que sale

¿Se ha presentado este proyecto ya ante alguna administración?

La hemos presentado a la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha y este organismo la ha llevado a la Dirección General del Agua regional.

Me imagino que lo estarán valorando, estarán evaluando los cálculos que han hecho ellos, los cálculos que ha hecho el Centro de Estudios Hidrográficos y no sé si ellos realizarán alguna valoración o lo tendrán en cuenta o no. Pero realmente es una propuesta basada en criterios técnicos, documentada y escrita y razonada.

Hace unas semanas, Page realizaba unas declaraciones en las que afirmaba que la desalación es “el único futuro para el Mediterráneo”. ¿Las comparte?

El tema de la desalación es un tema de planificación del sureste de la península. La atención de las demandas de regadío en el sureste es un problema serio y debe estudiarse con seriedad, pero en el ámbito que corresponde.

Tienen que ser conscientes que el agua del trasvase no es que se quiera dar más o menos, sino que es la que es. Y además, otra cosa que aparece apuntada también en el Esquema de Temas Importantes de la planificación hidrológica en la propuesta que ha salido la semana pasada, es que la presión que tiene el Tajo de usos propios es elevada y se prevé que va a ser más elevada.

Y ahora mismo, el único pulmón que tiene para atenderlas, son los embalses de cabecera Entrepeñas y Buendía. Es decir, que es previsible que se requiera más agua, hacer una presión mayor de extracción en Entrepeñas y Buendía para necesidades del Tajo, que va a implicar menor disponibilidad de excedentes para trasvasar. Y la prioridad es para la cuenca cedente. No es hachazo político ni decisión política, sino la realidad.

Entonces, ¿es la desalación el único futuro? El futuro realmente consiste en ser conscientes de lo que hay, que lo planifiquen bien, que lo hagan bien. Y la desalación es una alternativa que tienen para conseguir agua. También –esto ya es opinión personal– la desalación no consiste en pedir al Ministerio que haga desaladoras. Las desaladoras también pueden surgir de iniciativa propia. Y, que yo sepa, no hay ningún proyecto de hacer una desaladora importante financiada directamente por los regantes del trasvase Tajo-Segura.